lunes 1 de julio de 2002 |
Del hecho al dicho El futbol, los libros y la vida cotidiana n Manuel de Santiago |
La Copa del Mundo terminó ayer. La
danza brasileña fue nada con respecto a la danza de los
millones. El espectáculo probó una vez más ser el gran
negocio y, además, un poderoso distractor de las masas,
quienes suelen ubicar al orgullo nacional en los
"tacos" de los jugadores profesionales, que
ganan mucho más que usted, fulano, perengano, mengano y
yo juntos. La vida urbana vuelve a su cauce cotidiano. Hay que levantarse temprano para la chamba, lidiar con los aboneros, arañar los "fierros" para darse algún pequeño gusto, consecuentar a la familia, a los cuates, a los jefes. No faltará que se entere uno de algún nuevo fraude de políticos, de alguna declaración atropellada de algún funcionario, de alguna nueva promesa, etcétera. Los libros no cuentan en esta vida cotidiana de la mayoría de los mexicanos. Si suben de precio, pues ni modo, no son artículos de primera necesidad. Si antes no comprábamos libros, ahora menos. Si, parece que con o sin libros la vida sigue, ¿no? Creo que algunos funcionarios comparten estas ideas, pero no porque no tengan la capacidad económica para comprar los libros, sino porque no son una necesidad en su vida. Alcanzaron el éxito político sin el requisito de algunas lecturas, les ha bastado conocer algunos adjetivos con los que adulan a sus padrinos o denostan a sus enemigos, para ellos es suficiente el manejo de un vocabulario mínimo con el cual se comunican entre ellos y cumplen sin chistar algunas instrucciones... y eso es todo. Si reducimos la oportunidad para que la gente compre libros disminuimos la posibilidad de que nuestro país salga adelante. Les quitaríamos a los niños de hoy la posibilidad de cambiar este país, así como limitaríamos sus oportunidades para la vida. ¿Debemos darles a nuestros hijos video juegos y televisión para que se instruyan? Que lástima que se acabó la copa, porque tendremos que esperar cuatro largos años para vivir nuevamente la fiesta del futbol y volver a poner en los 11 jugadores nuestra esperanza como país. |