Resurgen días de la guerra fría
en Cuba
Entre rumores de apertura fronteriza, EU conmemora en
la isla su independencia
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 5 de julio. Una jornada tensa, con símbolos
y mensajes cifrados, rumores callejeros y ánimos a flor de piel,
como un pasaje crispado de la guerra fría, marcó aquí
el día de la independencia de Estados Unidos, celebrada oficialmente
por primera vez en la Cuba socialista.
Los escenarios fueron desde las aguas de la costa norcentral
cubana hasta barrios de La Habana; de los plácidos jardines de una
residencia diplomática al acalorado lunetario del teatro Karl Marx.
Más que un guión para John Le Carré,
estos días han sido una plástica expresión de que
el conflicto de cuatro décadas entre Cuba y Estados Unidos ha tomado
presión y temperatura de nuevo, y se entrelaza con el impulso de
algunos cubanos de salir hacia el espejismo del norte.
Martes 2. Quince personas, incluso dos niñas
de tres y cinco años, son sorprendidas en Punta Higuera, zona costera
al norte del municipio de Encrucijada, provincia central de Villa Clara,
esperando una lancha que las sacaría clandestinamente del país
el 4 de julio.
Miércoles
3. Un comunicado oficial difundido por la radio y la televisión
precisa que no hay cambio alguno en el orden legal vigente. Contra lo que
dice el rumor, no se abrirán las fronteras, no se permitirán
salidas ilegales.
Miércoles 3. Tarde. Malecón de La
Habana. Dos lanchas guardafronteras navegan a escasos metros de tierra
firme, lejos de su zona de patrullaje habitual, mar adentro. Es un fuerte
mensaje disuasivo para quienes creen la versión que recorre la ciudad:
que el 4 de julio "una flotilla" rondará por aguas cubanas para
llevarse a quien esté dispuesto.
Miércoles 3, 22 horas. En el área
de Villa Clara, donde aguardaban los potenciales emigrantes, tropas guardafronteras
descubren e interceptan una lancha rápida de 24 pies de eslora,
con dos motores fuera de borda. Los dos tripulantes se lanzan al agua.
Jueves 4, 3:20 horas. En tierra firme, por la misma
zona, es detenido uno de los tripulantes, César Rufino Díaz
Aparicio. Dice que su colega prófugo se llama José Ga-briel
Cruz Rodríguez. La nave tiene alimentos y salvavidas para varias
personas. "Indica una operación de tráfico de personas",
dirá horas después un informe oficial. Díaz Aparicio,
original de Villa Clara, salió ilegalmente del país hace
dos años. Reside en New Jersey, donde lava carros. Cruz Rodríguez,
del mismo origen, viajó a Rusia el 20 de septiembre de 2001. Bajó
del avión en la escala en Madrid y ya no siguió el vuelo.
Desde hace dos meses vive en Estados Unidos.
Jueves 4. El Malecón de La Habana amanece
tomado. El muro que serpentea, marcando el litoral norte de la capital,
es vigilado por civiles, que piden firmemente a los transeúntes
que no caminen por la acera. "No se puede". Los hombres no despistan. Caminan
cinco, seis metros y regresan sobre sus pasos. Hay grupos de tres o cuatro
que conversan, con los brazos cruzados, bajo un sol de justicia. En las
calles que desembocan a la vía de alta velocidad, la policía
uniformada tiende un primer cordón. Pide identificación a
manos llenas.
Hoy no hay muchachos bañándose en el mar
ni jugando por la banqueta circundante. En Cojímar, un pueblo pesquero
del extremo oeste de la ciudad, para las embarcaciones particulares "hoy
no se puede" salir a faenar. En algunos barrios de la ciudad el rumor persiste.
Como en 1994, el balserismo ha salido del clandestinaje. Se vuelven
a contar abiertamente las historias del que pudo o del que quiere echarse
a la mar en una embarcación rústica.
Jueves 4. El diario oficial Granma publica
una reseña histórica sobre la independencia de Estados Unidos.
Hace un amplio elogio de Abraham Lincoln y su programa libertario y antiesclavista.
Al final pinta su raya: "Hoy, como un verdadero estigma pa-ra la historia
de Estados Unidos, el presidente George W. Bush y sus seguidores, a fuerza
de retórica y mentiras, de amenazas y agresiones de todo tipo, incluyendo
la guerra, hacen causa común con la ideología del nazifascismo".
Jueves 4. Mediodía. A pesar de la interferencia,
un sonido como de burbujas en el agua, con el oído pegado a la bocina
se escuchan algunos tramos del diario noticiero de Radio Martí.
Habla en la onda corta, desde Washington, James Carragher, el jefe de la
Oficina de Asuntos Cubanos del De-partamento de Estado. Repite el mensaje:
"Apoyamos los acuerdos (migratorios). Los acuerdos están funcionando
lo mejor posible. Lo mejor que se puede hacer es seguir trabajando en esa
línea".
Jueves 4, 18:30 horas. La televisión transmite
una "Mesa Redonda Instructiva". El tema: "Significación histórica
del Día de la Independencia de Estados Unidos". Tres historiadores
y un periodista desarrollan la tesis de Granma.
Recepción con disidentes
Jueves 4, 19 horas. Vicky Huddleston, jefa de la
Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba, con un vestido de
coctel beige, recibe en la puerta de la antigua residencia de los embajadores
estadunidenses en La Habana, en las profundidades del exclusivo barrio
de Siboney. Por primera vez son invitados a una recepción en esta
fecha especial los principales activistas de la oposición tolerada.
Llegan, entre otros, Elizardo Sánchez Santacruz, Vladimiro Roca
y Oswaldo Payá. Los marines, en traje de gala, escoltan la
bandera estadunidense. Se canta el himno de Estados Unidos y la diplomática,
que termina su misión en la isla caribeña para irse de embajadora
a Mali, hace un breve discurso. Cita a Lincoln y al héroe nacional
cubano José Martí. Son frases alusivas a la libertad. Dice
que espera que a esta "isla mágica... Dios la bendiga hasta llegar
a un futuro de amor, pesetas y libertad". Que con sus "invitados especiales"
de esta noche "se está iluminando el futuro de Cuba".
Ningún funcionario cubano de ningún ni-vel
asiste a la recepción diplomática. Tampoco personajes de
la cultura, que suelen acudir año con año. En respuestas
a reporteros, Huddleston elogia la celebración oficial cubana que
se realiza simultáneamente, en otro extremo de la capital, pero
dice que también deberían celebrarse los principios a los
que remite la fecha, incluso el derecho a escoger gobierno.
Jueves 4, 21 horas. Los invitados a la casona de
la calle 150 empiezan a retirarse. Al salir reciben un recuerdo. En una
bolsa de plástico está un radio de onda corta, ba-terías
recargables, un cargador de baterías, artículos sobre el
sistema político estadunidense y un folleto con citas de Martí.
Exactamente el mismo paquete denunciado se-manas atrás por Cuba
como prueba de injerencismo de los diplomáticos estadunidenses,
que habían hecho llegar el paquete a la oposición. Se trata
de facilitar a los disidentes la recepción de Radio Martí.
Quizás el paquete y su reparto previo son el origen
de una parte del discurso del presidente Fidel Castro, ante la Asamblea
Na-cional, el pasado miércoles 26, en el que denuncia violaciones
a normas diplomáticas y posible contrabando en la valija, y anuncia
que podrían cancelarse los acuerdos migratorios y hasta llegar al
cierre de la Sección de Intereses estadunidense.
Jueves 4, 21 horas. Teatro Karl Marx. Castro, con
el uniforme militar de gala que reserva para muy contadas ocasiones, encabeza
la velada cultural "en homenaje al pueblo norteamericano, a su auténtica
cultura, a sus raíces, a sus tradiciones y valores humanistas".
Elián González, el balserito cuya suerte puso a prueba
hace tres años la cuerda de la que pende el conflicto bilateral,
asiste al espectáculo.
Es la primera vez, desde la revolución de 1959,
que Cuba realiza un festejo oficial para la efeméride. Música
de Jerome Kern y Chuck Berry. Rock y jazz. Poesía de Ezra Pound,
Walt Whitman y Allen Ginsberg. Una versión dancística de
Tennessee Wi-lliams. Las efigies de Lincoln y Martí como telón
de fondo. Los pesos pesados de la cultura cubana, de Alicia Alonso en adelante,
presencian o participan con lecturas. Finalmente se anuncia que esta celebración
será permanente, anual.
Jueves 4, 22:30. Termina la velada. Habla Omar
González, presidente del Instituto Cubano de Artes y Ciencias Cinematográficas:
"No hay en nuestro país un solo atisbo de odio hacia el pueblo estadunidense...
Cuba es el único país del mundo en que no se ha quemado una
bandera norteamericana, en que no se ha lanzado ni la más mínima
piedra contra la embajada de ese país... nuestra celebración
del 4 de julio de 1776 la asociamos a la lucha anticolonial, a la libertad
y a las ideas de soberanía".
Jueves 4. Medianoche. El Malecón en su extremo
cercano al casco antiguo de la ca-pital, está rebosante de gente.
Parece haber vuelto la normalidad.
Viernes 5, 7 horas. Radio Reloj reproduce
el comunicado oficial sobre la lancha interceptada: "Una vez más
las emisoras contrarrevolucionarias de Miami y la ley de ajuste cubano
incitaron a la violación de las leyes de nuestro país, poniendo
en peligro la vida de seres humanos, incluidos niños".