Pemex pagó 25% más del presupuesto que estaba autorizado para las obras en la planta
Anomalías en la modernización de la refinería de Ciudad Madero
Los trabajos implicaron para la paraestatal un desembolso adicional de 238.4 millones de dólares Farell ignoró señalamientos de la contraloría interna sobre irregularidades en Tula y Salamanca
ENRIQUE MENDEZ Y GUSTAVO CASTILLO
En la modernización de la refinería de Ciudad Madero, Petróleos Mexicanos (Pemex) pagó 25 por ciento más del presupuesto autorizado para esa obra, lo que implicó el desembolso adicional de 238.4 millones de dólares para un proyecto que sin la planta coquizadora -donde se realiza el último proceso de refinación y que no está en construcción-- no funcionará para produir gasolinas, diesel y otros combustibles .
En 1999, la Comisión Intersecretarial de Gasto y Financiamiento determinó que Pemex sólo podía asumir una deuda vía Proyectos de Impacto Diferido en el Registro de Gasto (Pidiregas) por 956.6 millones de dólares, pero la asignación del contrato al consorcio Pe-mopro -integrado por Sunkyong Engineering (SK, Triturados Basálticos (Tribasa) y Siemens-- fue por mil 198 millones de dólares, una variación de 238.4 millones de dólares.
En el oficio 18/576/154/99 -del cual La Jornada obtuvo una copia- que la Contraloría Interna de Pemex Refinación envió al entonces director de esta subsidiaria, Jaime Mario Willars Andrade, se señala que el monto aprobado en Pidiregas para esas plantas no correspondía al del contrato final.
En los casos de Salamanca, Guanajuato, y de Tula, Hidalgo, también hubo irregularidades que en su momento fueron reportadas por la Contraloría Interna de Pemex Refinación al entonces secretario de la Contraloría y Desarrollo Administrativo (Secodam), Arsenio Farell Cubillas, pero nunca fueron tomadas en cuenta.
De acuerdo con los documentos obtenidos, ilegalmente se declararon desiertos los concursos para esas obras. A diferencia de Cadereyta y de Madero, esta vez Pemopro había ganado el concurso, porque cumplió con todos los requisitos de la licitación, pero se decidió que políticamente no era recomendable que se quedara con los cuatro proyectos.
El anexo único al oficio 18/576/154/99, del 1Ɔ de marzo de 1999, establece que Sunkyong, Tribasa y Siemens presentaron la mejor oferta para adjudicarse el proyecto y ofrecieron la mejor rentabilidad (20 por ciento para Salamanca y 17.9 para Tula), pero el acuerdo de Pemex Refinación fue que no era suficiente para satisfacer los requerimientos.
Sin embargo, en el caso de Madero la rentabilidad ofrecida por SK fue sólo de 16 puntos y aun así sí se le asignó el contrato de la licitación pública 18576042-022-98.
El 10 de marzo de 1999, la misma fecha en que la Contraloría Interna de Pemex Refinación advirtió de las irregularidades en la asignación del proyecto Madero, Pemex emitió el boletín 44/99, en el que informó: "luego de declarar desierto el concurso para la reconfiguración y modernización de las refinerías de Tula y Salamanca, se anuncia que se convocará nuevamente a licitación pública internacional para estos proyectos.
El comunicado reseñó una conferencia de prensa de Willars Andrade en la que presentó los análisis de las propuestas económicas que presentaron los participantes, "en los cuales se concluye que las ofertas recibidas en ambos proyectos no resultan rentables para Pemex."
Además, en ese reporte se precisa que "Willars consideró que en el caso de la refinería de Salamanca, aun cuando el proyecto en su conjunto presenta una rentabilidad positiva, queda de manifiesto que el grupo conformado por las ofertas para el conjunto de plantas de metil terbutil éter (MTBE), alquilación e isomerización de butanos y los trabajos correspondientes a la modernización de desintegración catalítica y de los trenes de destilación primaria y de vacío a los precios ofertados resultan en una pérdida de 44 millones de dólares.
"Con la oferta presentada (por SK), Pemex Refinación no podría recuperar el valor de las inversiones, que no justifican ni su valor ni su beneficio."
También detalló que el ex funcionario de la paraestatal explicó que para la evaluación económica de los proyectos presentados para ambas refinerías se consideraron los si-guientes puntos:
Que los concursantes aseguraran "que cada planta o conjunto de unidades contribuya positivamente al valor total del proyecto, de manera que las inversiones obtengan un valor presente positivo; que los proyectos generen flujos económicos suficientes para hacer frente a los pagos derivados de la construcción y del financiamiento, y utilizar eficientemente los recursos disponibles para todo el programa de reconfiguración de refinerías".
Dijo que la nueva licitación tenía el propósito de "fomentar la rentabilidad de cada uno de los proyectos y eliminar aquellos componentes que resultaran no-civos" para el corporativo.
Así, Pemex convocó a un nuevo concurso el 25 de mayo de 1999 y el 11 de noviembre formalizó los acuerdos para el inicio de los proyectos en las refinerías de Tula y Salamanca.
De acuerdo con el comunicado 196/99, la compañía Samsung resultó ganadora en ambos concursos internacionales para realizar la ingeniería, "procura" y construcción de Tula -con una inversión de 109.5 millones de dólares- y de Salamanca -donde se destinarían 153.5 millones de dólares--con periodos de ejecución de 25 y 24 meses, respectivamente, contados a partir de la adjudicación.
Las ofertas "más bajas"
En esa fecha Pemex informó que los contratos fueron adjudicados a Samsung "por haber presentado las ofertas solventes y económicas más bajas". Al igual que en las licitaciones de Cadereyta y de Madero, Pemex confirmó un grupo multidisciplinario, integrado por la consultora Foster Wheeler y el Centro de Investigación en Ciencia Aplicada y Tecnología Avanzada (CICATA) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), que actuó como auditor técnico de la Secodam. La tarea asignada a Foster Wheeler y el CICATA fue "garantizar la transparencia del proceso y su apego a la normatividad".
En el oficio 18/576/154/99 se indica que en ese segundo concurso el precio pactado con Samsung para realizar las obras fue de 164 millones de dólares menos en el caso de Salamanca, mientras en el de Tula fue de 210 millones de dólares menos respecto del presupuesto original de 317.8 y 320.4 millones de dólares, respectivamente.
El número de obras a realizarse en ambas refinerías también fue menor. De las plantas catalítica, de metil terbutil éter, de alquilación e isomerización de butanos y de los trabajos de modernización de los trenes de destilación primaria y de vacío, el proyecto se redujo a la construcción de una planta reformadora de naftas, una hidrodesulfuradora de esos compuestos, así como la instalación de dos turbogeneradores y la construcción y ampliación de servicios auxiliares e infraestructura.
Estas diferencias también se pueden encontrar en los comunicados 44/99 y 186/99 del 10 de marzo y del 18 de octubre de 1999 difundidos por Pemex.