Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 8 de julio de 2002
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Contra

Juan Diego y el marketing

Boom de imágenes para todo bolsillo; ninguna de las figuras es oficial, dice Rivera Carrera

SUSANA GONZALEZ Y ANGELICA ENCISO

juandiego_tshirt_ka8La imagen del indio Juan Diego, próximo a ser convertido en santo, entra a la competencia del mercado y se vende al gusto y capacidad de compra de cada feligrés.

De barba tupida y piel apiñonada o con un ralo bigote encanecido y tez morena; arrodillado o de pie; solo o acompañado por la Virgen de Guadalupe, o de plano bendecido por Juan Pablo II; con el fondo de un verde monte iluminado por la luz del día o el cielo rojizo del atardecer, el beato se reproduce en souvenirs de todo tipo que venden las tiendas de artículos religiosos y los puestos ambulantes aledaños a la basílica de Guadalupe.

De las dos representaciones de Juan Diego que ha difundido este año la Iglesia católica -la última presentada apenas el sábado, pero que desde hace una semana se comercializa casi en exclusiva en playeras y carteles de la librería del Secretariado de Evangelización y Catequesis de la arquidiócesis de México (Secam)- se suman tantos iconos como productos y proveedores existen.

El cardenal Norberto Rivera Carrera declaró ayer que no existe una imagen oficial de Juan Diego, mientras el obispo auxiliar José de Jesús Martínez expresó que la imagen que se utilizará en la basílica de Guadalupe es del pintor Cabrera y "cuenta con mayores rasgos indígenas".

Rivera Carrera explicó que cada autor tiene su inspiración: ''si es una imagen digna, se presenta para la veneración de los fieles. Conocemos diferentes figuras de Juan Diego: la que está en onix, la de Cabrera. Hay libertad para los artistas. Así como la imagen de Cristo se expresa de distintas maneras, la de Juan Diego también".

Entrevistado al término de su homilía dominical, en la que destacó que los indígenas todavía están marginados por las leyes, el prelado dijo que esta semana se comenzarán a repartir los 8 mil boletos para la entrada a la ceremonia en la basílica de Guadalupe y se negó a dar a explicar de dónde provienen los recursos económicos para la realización del acto donde el Papa canonizará al beato. "No estoy encargado del comité de finanzas", dijo.

Al preguntársele si asistirá el presidente Vicente Fox Quesada, respondió: ''no creo'' e indicó que no hay invitados especiales, "los que quieran asistir pueden manifestar su deseo y los incluimos".

De acuerdo con la publicación Desde la fe, de la arquidiócesis primada de México, "la imagen oficial de Juan Diego -la de Cabrera- lo muestra hincado, mirando hacia la derecha, cubierto con su tilma. Nuevamente vemos el rostro ligeramente alargado, la nariz recta, las cejas espesas, la barba espesa y alargada y el cabello peinado sin raya".

El obispo Martínez explicó que esta imagen es del siglo 17 y es un símbolo que "ayuda a entrar en contacto con el señor; el que cambie no modifica la relación". La pintura, dijo, pertenece a la basílica de Guadalupe y no hay problema de regalías.

Durante su homilía, Rivera Carrera se refirió a los indígenas. Juan Diego indígena, a quien "todavía muchos negaban el rango de persona, ha sido elegido para ser emisario personal de la madre de Dios. Juan Diego y, con él, una profunda religiosidad que hará de América Latina el continente de la esperanza".

Aunque las leyes cambien, los indígenas todavía están marginados en sus derechos políticos y económicos, sirviendo de pretexto para enarbolar otras banderas que no son las de su progreso y desarrollo.

"Otro elemento importante en el acontecimiento guadalupano es la trágica situación de la mujer india, humillada y oprimida, durante y después de la conquista de México", manifestó el cardenal.

Marketing y ambulantaje

virgen_imagen_k88 El Juan Diego barbado y maduro, que algunos consideraron "españolizado", el cual difundió la arquidiócesis de México desde principios de año, no ha desplazado las imágenes tradicionales del indio que muestra en su ayate el milagro del Tepeyac o aquel que arrodillado rinde pleitesía a la Virgen de Guadalupe, pero ni estos modelos han superado las ventas de crucifijos y reproducciones de la virgen, aun cuando faltan tres semanas para la canonización.

"La gente prefiere llevarse un recuerdo de la virgen y pocos piden cosas de Juan Diego... los proveedores tampoco han traído mercancía diferente", explican vendedores en vía pública que descartan invertir su capital en la compra de nuevos productos ante la llegada del Papa, porque "ni siquiera nos van a dejar vender esos días", pero en cambio en la tienda del episcopado ya se exhiben las novedades sobre la nueva figura del indio.

Quizá más adelante, una vez que éste sea santo, se vendan mejor sus cosas -dice Ester Saldívar, quien comercializa figuras y esculturas-, pero también depende en mucho de "cómo jalen las nuevas imágenes que hagan de él, del gusto que le agarre la gente, de que se acostumbre a verlo, por ejemplo, parado, porque siempre han preferido las figuras arrodilladas para ponerlas junto a la virgen".

El precio de cada mercancía varía según el tamaño, la calidad, el material, el ingenio del productor y del comerciante y la ingenuidad de quien compra. Entre lo más barato, los creyentes pueden llevarse una estampa de 1.50 pesos, un pin de 2 pesos o una medalla con bordes dorados de 5 pesos (o tres por diez pesos, si se anima), aunque en estos dos últimos objetos la reproducción del indio es tan diminuta que el interesado debe dedicar un par de minutos a buscar entre varios santos, vírgenes y Jesucristos si hay algún Juan Diego o escoger cuál de los que existen es de su preferencia.

El virtual santo también está plasmado en escapularios bordados que cuestan siete pesos, discos compactos de 25 pesos que sirven de llaveros, destapadores del mismo precio o de fondo para la foto del recuerdo en el atrio de la basílica a 30 pesos. Hay estampas de menos de cuatro centímetros cuadrados, cuyo precio es de cinco pesos y carteles de 70 por 50 centímetros que se venden a 30 pesos si es sólo mica o el doble cuando se trata de "tercera dimensión"; relojes de pared hechos con vidrio horneado a 140 pesos o figuras de fibra de vidrio desde diez centímetros hasta un metro de altura, que cuestan entre 25 pesos y 3 mil 200, según el puesto o tienda donde se venda.

Pero por encima de estos objetos, la figura de Juan Diego, cualquiera que sea, predomina en las playeras unitalla de algodón distribuida por proveedores de Ciudad Nezahualcóyotl, que se comercian a 30 y 40 pesos en los puestos.

Sólo en el negocio que atiende Armando Arriaga sobre el Corredor del Peregrino se exhibe el nuevo modelo presentado hace dos días, el anciano moreno y delgado que tendrá que competir con el Juan Diego más joven y blanco que aparece junto al Papa sobre un círculo amarillo.

El contraste entre ambas figuras se extiende hasta en el precio que ofrece la librería de Secam: un cartel con la nueva imagen cuesta nueve y 18 pesos, según el tipo del papel, pero el "españolizado" se vende en 35 y 45 pesos. La playera vale 60 y 80 pesos, según el color.

Algo similar ocurre con dos de los varios libros más difundidos sobre la historia del indígena, pues mientras Juan Diego. El águila que habla, escrito por Norberto Cardenal (sic) Rivera Carrera, cuya portada exhibe el Juan Diego barbado al lado de Juan Pablo II, cuesta 99 pesos, el libro Juan Diego. Escalerilla de Tablas, de Xavier Escalada, que retoma la imagen del indígena viejo, vale 60.

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