El sida, con cuerda para varias décadas
Limitados alcances de los fármacos actuales frente
a la memoria del virus
ALEJANDRO BRITO ENVIADO
Barcelona, 8 de julio. Confirmado: el virus del sida no
podrá ser erradicado a pesar del potente arsenal de medicamentos
desarrollados hasta ahora. Roberto Siliciano, profesor de la Escuela de
Medicina de la Universidad Johns Hopkins, lo dijo muy claro en la primera
plenaria de la 14 Conferencia Internacional sobre el Sida: "es algo difícil
de escuchar", pero los reservorios del virus, alojados en las células
de memoria, diseñadas para perdurar por décadas, jamás
podrán ser alcanzados por las actuales terapias.
El
efecto de los famosos inhibidores de proteasa, componente principal de
los tratamientos combinados, parece haber alcanzado su límite. A
pesar de ello, su eficacia para detener la evolución del virus en
el organismo está plenamente comprobada. De acuerdo con Siliciano,
los pacientes pueden mantener la supresión viral por más
de 5 años. Las esperanzas están puestas ahora en el desarrollo
de otro tipo de medicamentos llamados inhibidores de fusión, por
su capacidad de impedir que el virus penetre en las células, y los
inhibidores de la integrasa, que no permiten al virus incluirse en el material
genético.
Pero las esperanzas se desvanecen de inmediato cuando
se contrastan las cifras de los pacientes beneficiados. Los espectaculares
avances científicos y médicos logrados en los últimos
años sólo benefician a 2 por ciento de las personas que los
necesitan en el mundo. De los millones de afectados por la pandemia en
Africa, sólo 30 mil tienen acceso a ellos.
Las curvas de mortalidad por sida en los hemisferios norte
y sur del mundo siguen direcciones opuestas. Mientras en Europa se han
abatido, en Africa siguen una ruta ascendente, casi vertical. Estos contrastes
provocan las airadas protestas de los activistas, que no se cansan de denunciar
de todas las formas posibles esta desigualdad.
Como era de esperarse, la demanda de acceso universal
a los tratamientos contra el sida es de nuevo el centro de la polémica.
Decenas de delegados y activistas realizaron una manifestación en
la Plaza de España y abuchearon a la ministra de Salud española
en la ceremonia inaugural por el escándalo de las decenas de delegados
africanos y asiáticos a quienes se negó la visa a pesar de
contar con beca. Miembros del grupo Act Up hicieron su acto de presencia
en el centro de exposiciones para demandarle a las industrias farmacéuticas
que disminuyeran los costos de medicamentos.
Los panelistas se ganan el aplauso fácil cuando
dedican su intervención a los ausentes por discriminación,
pero cuando se trata de escuchar a una persona con sida se produce la desbandada.
Médicos, científicos y funcionarios no disimulan su falta
de interés al abandonar el auditorio cada vez que habla una persona
con VIH/sida. Es una escena que se repite conferencia tras conferencia.
La danza macabra de las cifras es otra constante en este
tipo de encuentros. En cada conferencia el número de infecciones
se multiplica. Si hace 6 años en la Conferencia de Vancouver eran
7 mil infecciones diarias, hoy esa cifra es del doble: 14 mil, en su mayoría
jóvenes. A esas cifras, el doctor Bernhard Schwartländer, de
la Organización Mundial de Salud, agregó otras: si no se
actúa ahora, advirtió en la plenaria de hoy por la mañana,
"otras 45 millones de personas vivirán con el virus para el año
2010".
Pero si tan sólo los países cumplieran los
compromisos asumidos en la Asamblea Especial sobre VIH/sida de Naciones
Unidas, realizada el año pasado, 29 por ciento de esas infecciones,
más de 60 por ciento, podrían ser evitadas.
El impacto mundial de la pandemia ya no acepta respuestas
parciales. Peter Piot, director del Programa de Sida de la ONU (Onusida),
lo dijo claramente ayer en la inauguración. Las respuestas están
relacionadas con el poder y las prioridades, sostuvo y añadió:
"debemos incorporar el sida firmemente en la agenda política que
configura el orden mundial". Pero la falta de compromiso político
de los gobiernos ha sido señalada como la principal dificultad en
la lucha contra la enfermedad.
A pesar de que se dispone de seis veces más recursos
contra el virus que en 1998, las aportaciones de los países más
ricos integrantes del Grupo de los Ocho están muy por debajo de
las cantidades prometidas para formar el Fondo Global de Lucha contra el
Sida, la Tuberculosis y la Malaria.
La organización Oxfam Internacional denunció
que Japón, Alemania, Estados Unidos, España, Canadá
y el Reino Unido no han aportado siquiera la tercera parte de los recursos
prometidos para alcanzar la cifra de 10 mil millones de dólares
anuales, necesarios para hacer frente a la pandemia. Y advirtió
que de no completarse la suma fijada, dicho fondo podría convertirse
en una falsa esperanza.
A falta de mayores avances en el desarrollo de una vacuna
y de nuevas posibilidades terapéuticas, muchas de las expectativas
puestas en esta maratónica y descomunal conferencia del sida, en
la que participan más de 15 mil personas, están puestas en
el posible anuncio de aportaciones mayores al fondo global y de rebajas
en los medicamentos por parte de las farmacéuticas.
Al respecto, algunas propuestas están sobre la
mesa, como la de proporcionar descuentos de acuerdo con el nivel de desarrollo
de las regiones o países; o establecer la meta de dar 2 millones
de tratamientos en los próximos dos años como mínimo.
De cualquier manera, en los próximos días funcionarios de
agencias internacionales, activistas, autoridades gubernamentales, científicos,
personas con VIH/sida y representantes de los grandes laboratorios realizarán
un trabajo duro de cabildeo y negociación para amarrar compromisos
concretos y hacer realidad el slogan de la conferencia: "Conocimiento y
compromisos para la acción".