Sergio Zermeño
Misterio en el segundo piso
Francamente, visto con la perspectiva de los meses anteriores, a nadie nos quedó claro por qué un gobierno democrático y progresista se lanzará al apoyo del individuo en su automóvil mediante la construcción de segundos pisos, en lugar de sentar las bases para un sistema colectivo y un servicio más racional de transporte. Claro que una concepción estadunidense del asunto tampoco lo vería de otra manera, por algo el AmTrack está desapareciendo. Pero cuesta trabajo ver asociado el perredismo al individualismo de los vecinos del norte.
Los europeos lo pensaron distinto: para salvar en lo posible el entorno natural de las grandes ciudades construyeron una red radial de trenes suburbanos que hace posible dejar el automóvil al lado de alguna estación y acceder a las partes céntricas a menor precio y más rápido, descongestionando la circulación, protegiendo el entorno (estratégico en el escenario que circunda el valle de México) y mejorando la respiración de los capitalinos.
Cuesta trabajo aceptar que tantas cualidades asociadas al proyecto del transporte colectivo hayan sido echadas a la basura por un gobierno de la izquierda democrática. La verdad es que todos nos quedamos un poco paralizados y a la espera de una explicación sólida y detallada del programa, pues no se están invirtiendo unos centavos: se está decidiendo la vocación de nuestra ciudad para los próximos cien años. Mas la explicación no llegó y hoy un grupo de ciudadanos exige un plebiscito, aprovechando lo mucho que a López Obrador le gusta este instrumento de consulta, aunque esta vez lo considere un despilfarro.
Antes de que toda la polémica periodística y política se centre en las cuestiones técnicas del costo de la consulta, de quién deberá pagarla, de cómo deberán hacerse las preguntas, etcétera, es indispensable no perder de vista lo fundamental: Ƒpor qué la opción individualista es mejor que la colectiva? A eso tendrá que responder el gobierno que ha lanzado la iniciativa de los segundos pisos y tendrá que hacerlo antes del 22 de septiembre, fecha fijada para el plebiscito.
Ahora bien, temiendo que no sea así, los ciudadanos estamos obligados, en las tinieblas y a tientas, a construir escenarios posibles hacia una respuesta.
Viendo el mapa del valle de México advertimos que por el nudo en el que se construirán los segundos pisos (Viaducto y Periférico) pasa la mayor parte del transporte que desde el norte se dirige hacia el sur de la República. Pero algo más, por ese nudo se hace la liga "rápida" entre el poniente rico y el oriente del Distrito Federal, y en medio de esa masa de gente se encuentran los viajeros que sólo van o vienen del aeropuerto de la ciudad. Entonces no es cualquier cosa resolver ese nudo vial, pero Ƒpor qué no se nos explica que debiendo ser colectiva la opción a mediano y largo plazos (mostrando un plan claramente orientado en ese sentido) se está paliando el problema con tramos cortos de segundo piso y atajos alternativos de bajo costo? Como ése no es el caso, y más bien se habla de etapas sucesivas de un plan muy ambicioso de segundos pisos, los ciudadanos tenemos derecho a la especulación y a la crítica. ƑNo será que el plan de López Obrador de los segundos pisos pretende mantener muchos años más el aeropuerto Benito Juárez, si, como tantos técnicos han dicho, es viable en ese espacio construir otras pistas?
Una visión integral debería poner ante nuestra mirada las otras piezas del rompecabezas. Recordar que existe el llamado "arco sur": el libramiento La Venta en la salida a Querétaro-Colegio Militar en Tlalpan-Chalco (que involucra al Distrito Federal y al que los gobiernos perredistas se han opuesto por la especulación desatada y los efectos ambientales sobre los bosques del poniente) y el megacircuito que han anunciado el gobierno federal y el del estado de México, ligando en forma de arco por el norte, sin tocar el Distrito Federal, las carreteras de Toluca, Querétaro y Pachuca, luego bajando hacia el sur por Texcoco (el nuevo aeropuerto de Atenco tan criticado por las autoridades de la capital) y conectando con la salida a Puebla: el arco norte tendría 180 kilómetros de red nueva, afectaría 720 hectáreas y costaría 5 mil 500 millones de pesos (los dos arcos constituirían en realidad un nuevo periférico).
Los montos de capital económico y de capital político involucrados en los proyectos de López Obrador, Fox y el feudo priísta del estado de México son faraónicos, pues conllevan masas monumentales de intereses. Quien le entregue a la ciudadanía las cuentas más claras (el proyecto más desglosado y con todas sus implicaciones) podrá convencer.
Qué bueno que se ha convocado a un plebiscito, pero, visto en perspectiva amplia, Ƒno debería ser sobre algo más que un tramito del segundo piso? Por ejemplo, Ƒsobre el nuevo periférico, sobre el nuevo aeropuerto? "Por el bien de todos... proyectos integrales."