Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 11 de julio de 2002
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Capital

Eduardo R. Huchim

Plebiscito: el ataque y el convenio

El ataque verbal que el jefe de Gobierno del Distrito Federal (GDF), Andrés Manuel López Obrador, ha lanzado contra el Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), aprovechando su ventajosa tribuna diaria, incluyó una serie de inexactitudes que fueron precisadas oportunamente por varios consejeros electorales, pero también un tema razonable: la transparencia en las cuentas del instituto. Sobre este asunto hay que decir tres cosas:

1. Sí a la transparencia. La transparencia debe prevalecer en los actos del IEDF, en particular en su ejercicio presupuestal, del que debe rendir cuentas puntuales.

2. El instituto ya rinde cuentas puntualmente. Informa de su ejercicio presupuestal cada tres meses a la Secretaría de Finanzas del GDF y a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), y a ésta le rinde también un informe anual. Además, el IEDF ha sido sometido a dos amplias auditorías, sobre los ejercicios 1999 y 2000, realizadas por la Contaduría Mayor de Hacienda de la ALDF.

3. Al jefe de Gobierno del Distrito Federal no le corresponde pedir cuentas al instituto. Este es un órgano autónomo y no una dependencia del gobierno capitalino. Por tanto, es natural que el IEDF rechace cualquier intento de intromisión en asuntos que sólo compete decidir a su Consejo General.

Por alguna extraña razón, quizá vinculada a la influencia de su secretario particular y de su procurador fiscal, René Bejarano y Eugenio Robles, respectivamente, López Obrador ha sugerido que el IEDF no quiere organizar el plebiscito -el pleitecito, se le ha llamado humorísticamente-, y por ello el instituto formuló un presupuesto muy alto. Sin embargo, desde fines de 2000 el órgano electoral ya había informado al GDF y a la ALDF que un plebiscito o referendo costaría entre 107 y 150 millones de pesos. Además, en ningún momento, ni individual ni colectivamente, ni pública ni privadamente, ha habido en el IEDF la pretensión de no organizar lo que por ley le corresponde hacer.

El jefe de Gobierno ha llegado a plantear la desaparición del IEDF conforme a su estructura y funcionamiento actuales. Independientemente de que tal despropósito puede promoverlo López Obrador mediante diputados de la ALDF con criterio semejante el suyo, lo cierto es que disminuir al instituto, convertirlo en órgano de temporal, es una propuesta que va a contracorriente de la evolución democrática del país y de la ciudad. Pero no sólo eso. También va a contracorriente del sentir de las fuerzas políticas representadas en la Asamblea, que el año pasado decidieron por unanimidad elevar a rango constitucional al Instituto Electoral del Distrito Federal y así lo propusieron al Congreso de la Unión.

Suponer que la democracia está consolidada y, por tanto, ya no son necesarios órganos electorales permanentes, es un error que puede ser muy costoso para nuestra democracia niña, cuyo nacimiento está estrechamente vinculado a la autonomía de tales órganos y cuyo fortalecimiento es necesario procurar y vigilar.

El ataque del gobierno capitalino, por un lado, y por otro el rechazo de seis partidos -integrantes del Consejo General del IEDF- a la convocatoria al plebiscito por considerarla ilegal, situaron al instituto en el incómodo papel de jamón del sandwich, si bien ni uno ni otros lo hicieron declinar de su decisión de organizar el acto cívico, aun cuando López Obrador dijo y repitió que no aportaría "ni un peso" para financiarlo y sólo ofreció apoyo en especie. En este contexto, el IEDF planteó al GDF la suscripción de un convenio que contenía fundamentalmente lo que sigue:

a) La devolución de 17 millones de pesos que originalmente eran del instituto -procedieron de los remanentes del ejercicio 2001- y que éste reintegró a las arcas del gobierno de la ciudad.

b) No cobrar al IEDF, durante este año, los servicios que la Policía Auxiliar presta en las oficinas centrales y en los 40 órganos desconcentrados del instituto.

c) Eximir al IEDF del impuesto de 2 por ciento sobre nómina de junio a diciembre de este año.

d) No cobrar al órgano electoral las publicaciones en la Gaceta Oficial.

El gobierno capitalino dio la callada por respuesta y, como el tiempo apremiaba, el instituto decidió dar por concluidas las gestiones sobre el convenio, atribuyéndole a López Obrador falta de voluntad política y solicitándole que, como no iba a ayudar, al menos no estorbara en la realización del plebiscito.

Por otro lado, un tema pendiente a cuya dilucidación contribuirá un comité técnico integrado por los encuestadores María de las Heras, Edmundo Berúmen y Roy Campos, es el de la pregunta del plebiscito, la que seis partidos políticos han cuestionado.

Conforme a sus atribuciones, el jefe de Gobierno la formuló del modo siguiente: "ƑEstá a favor o en contra de que se construyan segundos pisos a Viaducto y Periférico?" En espera de las opiniones de los especialistas, me limito a decir que, desde mi óptica, estamos ante una pregunta no feliz. Sólo como ejemplo de esta infelicidad: Ƒcómo podrá votar alguien que está a favor del segundo piso en el Periférico pero no en el Viaducto, o viceversa?

Consejero electoral

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