Iván Restrepo
Oaxaca: llamado a la tolerancia y al diálogo
Cuando la intolerancia parece ser el signo que marca algunos aspectos de la vida de México, se realiza la semana pasada en la ciudad de Oaxaca una importante muestra en sentido contrario: el noveno Encuentro Mundial por la Fraternidad Humana. Coplanet 2002, llamado así por sus organizadores, demostró que el diálogo y el respeto hacia opiniones y creencias de los demás son posibles cuando se quiere el bien común por un mundo más justo.
La doctora Lucía Cordero, responsable del encuentro, supo equilibrar corrientes disímiles de pensamiento y acción, pero identificadas con la búsqueda de caminos comunes. Así, logró la asistencia de personalidades como Samuel Ruiz, Carlos Monsiváis, Rigoberta Menchú, Laura Esquivel, Gustavo Esteva, el brasileño Sebastián Pinheiro (iniciador del Movimiento de los Sin Tierra), representantes de la Gran Fraternidad Universal y tres decenas más de especialistas. Paralelamente hubo actos culturales, destacando una muestra gráfica del pintor Francisco Toledo, de nuevo en su tierra, donde es referencia obligada cuando se habla de impulso a la cultura y la defensa del patrimonio natural de Oaxaca.
Si fue gratificante escuchar a las personalidades invitadas no lo fue menos la contribución del numeroso público que asistió a las conferencias, mesas redondas y talleres. En un estado como Oaxaca, donde convergen al lado de su inigualable cultura problemas ancestrales, estos últimos salieron a relucir junto con propuestas de solución. El común denominador de las intervenciones fue la necesidad de cambiar el modelo económico vigente, que ha demostrado ser el menos propicio para obtener desarrollo, porque es un depredador de la base material de la sociedad y origen de injusticias de todo tipo.
Afloraron también las denuncias y las inconformidades, los llamados a formar un frente común que evite el deterioro del planeta.
Resalto algunos de los añejos problemas expuestos: el daño que causan los plaguicidas y afectan la vida de las comunidades rurales. "Los camiones llenos de esos productos traen a nuestros pueblos la muerte y la enfermedad", dijo una zapoteca, mientras un indígena de Sonora narró la forma criminal en que se aplican miles de toneladas de agroquímicos en los valles agrícolas del Yaqui y Mayo. Las autoridades ambientales de salud y los encargados de garantizar los derechos humanos, se dijo, poco o nada hacen por evitar que se afecte la salud pública y el medio en general.
El mal uso y contaminación del agua ocupó igualmente la atención. Un caso cercano salió a colación: el río Atoyac, que cruza la ciudad de Oaxaca, y recibe en su trayecto las aguas negras de industrias, asentamientos humanos y campos agrícolas. Es un problema antiguo que tiene solución, si se aplica la legislación vigente en la materia. Mención especial se hizo de la necesidad de garantizar el ciclo del agua, vinculado indisolublemente con la conservación de la cubierta forestal, que disminuye año con año debido a la acción de los talamontes y al corte de árboles que hacen las comunidades pobres. Precisamente el Consejo Estatal Forestal de Oaxaca acaba de informar que 2 millones de hectáreas de suelos forestales están degradadas por el cambio de uso del suelo y las prácticas agropecuarias inadecuadas.
En el aspecto urbano se puso de relieve la lucha emprendida por los habitantes del barrio de Jalatlaco, uno de los más tradicionales de Oaxaca, por que se respete su entorno urbano, su arquitectura y su ambiente, hoy agredido por poderosos intereses económicos de empresas vinculadas con el transporte, la industria mueblera y de plásticos, asunto al cual nos referiremos próximamente.
Pero también en Coplanet 2002 se dieron a conocer proyectos exitosos no solamente porque con ellos se conservan los recursos naturales y se logra su uso racional, sino porque refuerzan los lazos comunales, sirven de contención a los intereses caciquiles y permiten un uso más efectivo de los apoyos oficiales y privados hacia el campo. Es lo que sucede en algunas áreas forestales y en la producción de café, rubros muy importantes en Oaxaca.
Alienta comprobar la claridad que existe entre los especialistas y entre un número cada vez mayor de la población sobre los orígenes de los problemas que aquejan al país y el planeta. Alarma, en cambio, que los responsables de la política pública, los encargados de las diversas instancias gubernamentales vivan en otro mundo, sufran ceguera y sordera a la hora de escuchar lo que la gente piensa y quiere. En un gobierno que dice gobernar con y para la gente, las cosas van en sentido contrario de lo que dictan la sensatez y el sentido común.