Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 15 de julio de 2002
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Cultura

Julio Galán en el Maco

Lluvia y danzón en la apertura de Carne de gallina

MERRY MAC MASTERS ENVIADA

Oaxaca, Oax., 14 de julio. Una pertinaz lluvia, de más de cinco horas, no logró aguar el espíritu lúdico de Julio Galán, la noche del sábado en la apertura de su exposición pictórica Carne de gallina, en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (Maco), que en marzo cumplió una década de vida.

La banda de metales de San Jerónimo había tocado uno que otro danzón y pasodoble a partir de las siete de la noche. A la media ya era posible visitar la muestra de 43 obras, que Galán preparó entre 1982 y 2002, en diferentes técnicas. El oriundo de Múzquiz, Coahuila, hizo su aparición 45 minutos después. Anunció su llegada el arribo, primero, del séquito de amigos que lo acompañan a Oaxaca.

ƑCómo se ataviaría el artista? Guillermo Sepúlveda, su primer galerista y curador de la muestra del Maco, recuerda cómo en 1987, cuando Galán, un jovenzuelo de 28 años, tuvo su primera exposición en el Museo de Arte Moderno, de la ciudad de México, se debió inaugurar sin él. Pero después los ojos agudos de Sepúlveda lo detectaron entre el público, con traje de marinero y un niño en los brazos.

Para su debut en el Maco, el expositor extrajo de las tres maletas con que viajó a Oaxaca un traje negro con una ancha franja aterciopelada de color azul oscuro a la altura de las solapas. La camisa también era negra, así como los zapatos, cuyas largas puntas adornaban dos filas de hoyuelos color metal. Sobre sus hombros llevaba una mascada roja con motivos blancos. En cuanto a su peinado, después de estirar su pelo hacia atrás, le dio volumen mediante extensiones. De su oreja derecha pendía una cadena, que le llegaba hasta el pecho, con piezas de bisutería. Cargaba una bolsa en forma de cabeza de caballo.

Obra fotogénica

En el segundo nivel del Maco, donde se exhibe Carne de gallina, el artista fue saludado por Ida Roquíguez Prampolini, autora del texto del catálogo. Galán demostró un gran afecto hacia la crítica de arte, quien observa en su ensayo El arte como camino de salvación que la pintura del expositor no es fotogénica, porque "pierde esa aura con que este artista recubre cada obra". El lente fotográfico en gran medida "anula la magia de la pintura de Julio". También presentes estuvieron Teresa del Conde, quien fue directora del Museo de Arte Moderno cuando Galán exhibió allí en 1984, y la historiadora del arte Rita Eder.

Julio Galán se sabía mirado y admirado. Ahora sí posó para las cámaras fotográficas. Trató de complacer. Cuando se le pidió posar junto al óleo Aquamarina, donde aparece su imagen, y que tiene sobrepuestos varios ramos de uvas, el artista, de perfil, los introdujo en su boca. Despues, reclamó: "Ƒcon qué los limpiaron?". Jorge Contreras, coodinador de exposiciones del Maco, explicó que se debió tapiar temporalmente algunas puertas de la sala, por ejemplo, para mostrar obras como el gran díptico Roma (1990).

Terminado el recorrido, Galán fue conducido a un patio privado donde degustó bocadillos oaxaqueños. Luego escuchó fascinado a un trovador que alegró la noche lluviosa con su guitarra y su canto.

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