Dirigida por Fabrizio Prada, Tiempo real fue exhibida en el Agora
de Jalapa
Presentan película de 86 minutos en una sola
toma, aspirante al Guinness
Fue cerrado un perímetro de 20 cuadras de esa ciudad veracruzana
y se retiraron los topes para el rodaje
A los actores, sin experiencia en cine, lo díficil fue quitarles
lo teatral, dice el cinerrealizador
JUAN JOSE OLIVARES ENVIADO
Jalapa, Ver. Fabrizio Prada nunca imaginó,
luego de tomar un taller de cine a los 8 años y hacer un video de
marcianos en el teatro El Agora (del Centro Cultural de Jalapa), que años
después, en ese mismo recinto, presentaría en una función
especial su ópera prima: Tiempo real, largometraje rodado
en video digital en 86 minutos, cuya peculiaridad es que no tiene cortes,
por lo que pretende el récord Guinness como el primer largometraje
hecho en una sola toma con una cámara. El director de este suceso
fílmico, cuya producción corrió a cargo del actor-director-productor
Hugo Stieglitz, espera auspicio para su transferencia a 35 milímetros,
lo que conllevaría su proyección en salas comerciales del
Distrito Federal.
De
producción similar, el antecedente a esa cinta es La soga (1948),
de Alfred Hitchcock; largometraje que aparentemente no tiene cortes, pero
que fue filmado en varios segmentos, dadas las limitaciones de la cámara
convencional, que sólo filma rollos de ocho minutos; en cada cambio
se tuvieron que editar los cortes.
Ambición, traición y muerte
Tiempo real tardó cuatro años en
concretarse debido a que fue difícil encontrar un productor aventurado
en propuestas novedosas, hasta que Stieglitz se interesó e hizo
de este trabajo, estéticamente de artesanía, una propuesta
profesional. La historia se centra en el dinero, objeto de ambición,
traición y muerte, al que llegan unos ladrones que se disfrazan
de guardias para perpetrar sus crímenes. La acción es continua,
por lo que en tiempo de filmación y gracias a las facilidades del
gobierno estatal, municipal y a los vecinos de Jalapa, un perímetro
de 20 manzanas fue cerrado y se retiraron todos los topes para darle continuidad
al manejo de la cámara.
El director Fabrizio Prada nació en Bélgica,
creció en México y estudió en Cuba en la Escuela Internacional
de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, en La Habana.
A los 8 años realizó un documental en un taller de cine para
niños en Jalapa. A los 15 fue reportero de espectáculos y
cultura de El Sol Veracruzano; luego fue columnista de El Diario
de Xalapa. Fue rechazado del Centro de Ccapacitación Cinematográfica,
pero siguió escribiendo guiones.
"En casa me gustaba seguir a mamá con mi cámara,
de la cocina al comedor, y hacer cambios de locación jugando", comenta
en una entrevista. "Al escribir mi tesis de la escuela, un western,
imaginé hacerla sin cortes, pero las locaciones estaban a media
hora de distancia una de otra y no pasó de ser un chiste. Una vez
platicando con una amiga me dijo que hiciera una película en tiempo
real. Supe que la tecnología me lo permite y fue como un destello."
Más voluntad que dinero
Todo en Tiempo real estuvo hecho con más
voluntad que dinero. El guión fue obra del propio Fabrizio y de
su padre, el escritor boliviano Renato Prada Oropeza. Los actores, sin
experiencia en cine, son profesionales de la Compañía Titular
de Teatro de la Universidad Veracruzana; destacan: Jorge Castillo, Raúl
Santamaría, Leticia Valenzuela, Mónica Lavalle, Waldo Facco
Hernández, Félix Lozano y Carlos Ortega.
"Trabajar
con actores de teatro tuvo sus pros y sus contras. Estaban acostumbrados
a una obra, que va de inicio a fin de corrido, eso era lo importante, pero
lo difícil fue quitarles lo teatral, como la cuestión de
exagerar o gesticular de más. En cuanto a la disciplina, quizá
hubiera sido difícil hacerlo con actores famosos por el tiempo que
estuve trabajando. Lo más difícil en Tiempo real era
no cortar."
Prada dice que hacer por su cuenta el filme fue una estrategia
porque tenía varios proyectos, como el de El padre Pro, la
historia de un jesuita al cual mandó fusilar Calles; lo presenté
a Imcine, pero me batearon porque según ellos había directores
que tenían 20 años haciendo cine y nada más habían
hecho una película y no era justo que uno chavo llegara con un buen
proyecto. "Había que pagar derecho de piso. Eso me deprimió,
pero me mantuvo en la estrategia de hacer cosas independientes como Tiempo
real, relizada con dos millones de pesos, con cosas prestadas y amigos
actores, para no depender de decisiones institucionales."
La
cinta es ambiciosa y bien lograda, aunque tiene algunas pifias técnicas
corregibles en el color, luz y sonido. Otra de las dificultades será
seducir a la audiencia mexicana, subestimada y acostumbrada a películas
hollywoodenses de poco atrevimiento creativo. Cabe mencionar el acierto
en la música, original de Eliseo Hernández; la dirección
de arte, de Ixchel Prada, y la dirección de foto de Everardo González.
El cineasta defiende su trabajo: "Mucha gente no se atreve
a producir y mostrar cintas como ésta en el cine mexicano, porque
quieren repetir e imitar la fórmula de Hollywood, pero de un modo
chafa. La gente que toma decisiones no tiene criterio ni conocimiento
y cultura cinematográficos, y piensan que su criterio es el del
público".
Ser un espía invisible, la experiencia
Agrega: "Tiempo real busca captar cualquier tipo
de audiencia. Hacerlo en una sola toma hace que las personas sientan que
están atrapadas en la película. Es como vivir una experiencia
desde adentro... ser un espía invisible. Además creo que
tiene los ingredientes de una cinta comercial como el crimen, el asesinato,
la intriga, el sexo".
El contacto Stieglitz-Prada se dio en la Muestra de Cine
Mexicano de Guadalajara, en la que el director mostró el guión
al productor. Antes ya lo había mostrado a las productoras Argos
y Titán, sin resultados positivos. "El contacto con Hugo fue determinante,
ya que me dio muchos consejos, aunque la esencia era mía. Tenía
un guión escrito riguroso, pero era imposible que el fotógrafo
se aprendiera los movimientos."
Lo que es cierto es que Tiempo real es una aventura
envolvente en la que el espectador no puede abstraerse de la historia...
no hay tiempo para ir por las palomitas.