La muerte del ex dirigente de la UAP, una terrible afrenta para
el país: Pablo Gómez
Exigen castigo para los asesinos de Joel Arriaga
Con la fiscalía especial no hay garantía de que se investigue
a fondo, dice Francisco Gallardo
LA JORNADA DE ORIENTE
Puebla, Pue., 20 de julio. Durante el 30 aniversario
luctuoso de Joel Arriaga Navarro, ex dirigente de la Universidad Autónoma
de Puebla (UAP) y víctima de la guerra sucia de los años
setenta, sus familiares, organizaciones civiles y autoridades universitarias,
así como los perredistas Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano
y Pablo Gómez, lo mismo que el general Francisco Gallardo Rodríguez
y Raúl Alvarez Garín, ex líder del movimiento del
68, exigieron el esclarecimiento de este crimen.
Añadieron que el castigo a los culpables, entre
ellos el ex gobernador poblano Gonzalo Bautista O'Farrill, significará
el combate frontal a la impunidad que se vive en el país, y la construcción
de un "estado democrático de derecho", además de permitir
que la justicia, por fin, se convierta en una institución en México.
Pablo Gómez, quien estuvo acompañado por
Judith García viuda de Arriaga, el rector Enrique Doger Guerrero
y decenas de personas que abarrotaron el paraninfo del edificio Carolino
de la UAP, sostuvo que el asesinato del también ex director de la
preparatoria nocturna Benito Juárez continúa siendo una "terrible
afrenta" para el país y es uno de los "crímenes más
odiosos", porque han pasado 30 años de impunidad para los responsables.
"No se trata de un hecho histórico (el asesinato
de Joel Arriaga) que haya que estudiar como a la Revolución Mexicana;
es algo que nos alcanza porque los criminales están vivos, ahí,
en la impunidad, protegidos por el poder, gracias a una justicia inexistente.
Tenemos que seguir luchando por exigir justicia. No se trata sólo
de exigir satisfacción de los deudos y amigos de Joel, sino de ser
consecuentes con la bandera, programa y objetivos por los que murió",
indicó.
Además, hizo una amplia exposición sobre
la vida de Arriaga Navarro, quien estuvo preso en la cárcel de Lecumberri
por su participación en el movimiento estudiantil de esa época.
Refirió que fue uno de los impulsores de la reforma universitaria
de Puebla, caracterizada por ser uno de los conflictos más difíciles
del país debido a su alto grado de confrontación, violencia
y la "actitud agresiva de las fuerzas de la derecha y del gobierno (estatal)".
Pablo Gómez añadió que "esa generación
creada en la UAP es lo que llamo la vanguardia estudiantil de los años
sesenta. En nuestro país en ese época se creó una
corriente, de la que Joel Arriaga fue uno de sus exponentes, que conformó
un programa de transformaciones de la educación en el marco de un
programa de cambios democráticos y políticos del país.
Esa vanguardia fue la que hizo el movimiento del 68", puntualizó.
Liberación de responsabilidades
Cuauhtémoc
Cárdenas, por su parte, convocó a los asistentes al auditorio
a "alzar las voces y demandar justicia" para esclarecer no sólo
el asesinato de Joel Arriaga, sino la matanza del 2 de octubre de 1968,
del 10 de junio de 1971 y la guerra sucia de los años setenta
y ochenta. Agregó que el esclarecimiento de tales crímenes
permitirá liberar de responsabilidades a aquellas instituciones
a las que se fincan o imputan los delitos.
"No se puede decir que todo el aparato de gobierno del
estado de Puebla sea el responsable del crimen de Arriaga; los autores
materiales e intelectuales tienen nombres y apellidos, ellos son los directamente
responsables. Esclarecer este crimen debería estar en el interés
principal y prioritario de las autoridades; permitiría liberar de
responsabilidades a instituciones.
"Me parece de gran importancia -agregó-, para restablecer
el estado de derecho en nuestro país, que los crímenes puedan
ser aclarados".
En tanto, Judith García aseveró que la muerte
de Joel Arriaga, al igual que la de muchos luchadores sociales en México,
es una forma de reacción de aquellos que detentan el poder político
y económico cuando ven amenazados sus intereses. A 30 años
de su muerte, continuó, hemos constatado el imperio de la impunidad
que priva en el país, además de que no se trató de
un asesinato común, sino que fue sacrificado porque luchaba por
una sociedad más justa, por llevar a la práctica el apoyo
a los oprimidos.
Hizo un llamado a que este homenaje no sea sólo
"un escaparate de retórica de condolencias", sino que se transforme
en un punto de partida para que todos los presentes tengamos el compromiso
de exigir el esclarecimiento y castigo de los autores materiales e intelectuales
del caso Arriaga.
Posteriormente, en la develación de una placa en
memoria de Arriaga Navarro, colocada en el primer patio del edificio Carolino,
Raúl Alvarez Garín hizo una amplia reflexión sobre
los problemas y los mecanismos para lograr el castigo de los responsables
de los sucesos trágicos del 2 de octubre de 1968, 10 de junio de
1971 y la guerra sucia. Sostuvo que se encuentran en una lucha cultural,
internacional y política debido a las autolimitaciones que el mismo
gobierno federal ha puesto para no afectar a las instituciones, y abundó
que no estamos tan lejos de lograr que se castigue a la brigada blanca
y el batallón Olimpia.
Hay muchos elementos políticos, jurídicos
y técnicos que se han podido recabar para conocer lo que pasó.
Lo más importante, indicó, es que identificamos una política
represiva que tiene un punto claro en 1968, continúa el 10 de junio
de 1971 y sigue con la integración de la brigada blanca hasta
1982.
"Técnicamente estamos ante un problema: ¿vamos
a juzgar el genocidio del 68, del 71, la brigada blanca o se trata
de una misma política? Estamos ante una situación que es
una misma política; estamos acumulando todos los procesos. Lo que
pasó en Puebla es parte de lo que sucedió en todo el país.
Estamos construyendo un gran movimiento por la justicia, y nuestro propósito
final tiene que ser una transformación cultural en el país.
No queremos que vuelva a suceder en México una política criminal",
manifestó.
El general Francisco Gallardo advirtió, en una
entrevista por separado, que tal y como se encuentra conformada la Fiscalía
Especial para los Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, "no
existe garantía" de que se llegue al fondo de las investigaciones
y se castigue a los culpables. Ante ello, se pronunció por la creación
de comisiones de la verdad, integradas por miembros de la sociedad civil,
apartidistas, con autonomía para investigar, ajenos al Poder Ejecutivo.
"No ha habido voluntad política para el esclarecimiento
de estos hechos. La fiscalía especial está viciada de origen
porque la nombra un militar, el titular de la Procuraduría General
de la República, dependencia que también es investigada",
aseguró Gallardo.