lunes 22 de julio de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
n Conmemoran 30 años del asesinato; el crimen continúa siendo una afrenta para el país: Gómez
Exigen esclarecer la ejecución de Arriaga; vital para construir el estado democrático de Derecho, afirman

Ignacio Juárez Galindo n

A tres décadas de ocurrida la "ejecución extrajudicial" de Joel Arriaga Navarro, ex dirigente de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), familiares, amigos, así como líderes históricos de la izquierda mexicana y autoridades universitarias alzaron la voz para exigier el esclarecimiento del crimen y castigo para los autores materiales e intelectuales. Investigar y castigar a los culpables, sostuvo Pablo Gómez durante el 30 aniversario luctuoso del ex director de la preparatoria Benito Juárez, significará el combate frontal a la impunidad que se vive en el país, la construcción de un "estado democrático de Derecho", y permitirá que la justicia por fin se convierta en una institución en México.
Rodeado por decenas de personas, quienes el sábado pasado abarrotaron el salón Paraninfo, ubicado en el edificio Carolino, así como Judith García viuda de Arriaga, hijos y nietos de Arriaga Navarro, el líder moral del Partido de la Revolución Democrática, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, el ex líder del movimiento de 1968, el general Francisco Gallardo Rodríguez, y el rector Enrique Doger, Pablo Gómez sostuvo que dicho homicidio continúa siendo una "terrible afrenta" para el país, y es uno de los "crímenes más odiosos", porque han pasado 30 años de impunidad para los responsables.
Conciso y en tono reflexivo, el también ex líder del movimiento de 1968 hizo una apología de Joel Arriaga, y puso el dedo en la llaga: "(El asesinato de Arriaga) no se trata de un hecho histórico que haya que estudiarse como a la Revolución Mexicana; es algo que nos alcanza, porque los criminales están vivos, ahí, en la impunidad, protegidos por el poder, gracias a una justicia inexistente. Tenemos que seguir luchando por exigir justicia; no se trata sólo de exigir satisfacción de los deudos y amigos de Joel, sino de ser consecuentes con la bandera, programa y objetivos por los que murió. Joel murió por la causa de nosotros, y nosotros queremos seguir siendo parte de la causa de Joel", indicó.

El aniversario

"A lo largo de estas tres décadas, la batalla ha sido porque la memoria permanezca sobre el olvido, porque el olvido es la verdadera muerte". Así comenzó la conmemoración por el trigésimo aniversario luctuoso de Joel Arriaga Navarro, realizada en el salón Paraninfo, el mismo lugar en donde 30 años atrás salió el ataúd con el cuerpo del ex dirigente universitario rumbo al panteón Jardín.
"Este lugar me causa mucha impresión; no lo había vuelto a pisar desde aquella vez que velamos a Joel Arriaga", señaló Judith García, con la voz entrecortada y los ojos llorosos. "El mismo día que lo iban a matar se encontró a un compañero, Donato Marín, quien le pedía 'cuídate Joel, no te vaya a pasar algoÕ; en ese momento, Joel le dijo que lo peor que le podía pasar era que lo enterraran en el panteón Francés. 'Yo quiero que me entierren en el (panteón) JardínÕ, nos decía, y así fue", agregó.
Pausada y tratando de controlar el llanto, la vuida de Joel Arriaga lo mismo expuso su indignación por la impunidad que ha habido para los asesinos materiales e intelectuales de su esposo como su exigencia por que el crimen se esclarezca. "La muerte de Joel Arriaga, al igual que muchos luchadores sociales en México, es una forma de reacción de aquellos que detentan el poder político y económico cuando ven amenazados sus intereses. A 30 años de su muerte, hemos constatado el imperio de la impunidad que priva en el país... no se trató de un asesinato común, sino que fue sacrificado porque luchaba por una sociedad más justa, por llevar a la práctica el apoyo a los oprimidos", dijo.
Sin embargo, García, en afán crítico, también lanzó un compromiso para el público asistente, conformado por integrantes de la izquierda poblana, funcionarios universitarios, amigos de Joel Arriaga, familiares, periodistas y pseudoperiodistas. "Llamo a que este homenaje no sólo sea un escaparate de retórica de condolencias, sino que se transforme en un punto de partida para que todos los presentes tengamos el compromiso de exigir el esclarecimiento y castigo de los autores materiales e intelectuales".
Luego vino Pablo Gómez. Joel Arriga, apuntó, fue uno de los impulsores de la reforma universitaria de Puebla, caracterizada por ser uno de los conflictos más difíciles del país, debido a sus altos grados de confrontación, violencia y la "actitud agresiva de las fuerzas de la derecha y del gobierno (estatal)". Continuó: "Esa generación creada en la Universidad Autónoma de Puebla es lo que llamo la vanguardia estudiantil de los años 60; en nuestro país en esa época se creó una corriente, de la que Joel Arriaga fue uno de sus exponentes, que conformó un programa de transformaciones de la educación en el marco de un programa de cambios democráticos y políticas del país. Esa vanguardia fue la que hizo el movimiento del 68".
Las intervenciones continuaron. El turno llegó para Cuauhtémoc Cárdenas, quien convocó al auditorio a "alzar las voces y demandar justicia" para esclarecer no sólo el asesinato de Joel Arriaga Navarro sino la matanza del 2 de Octubre de 1968, el 10 de junio de 1971, la "guerra sucia" de los años 70 y 80. Agregó que el esclarecimiento de tales crímenes permitirá liberar de responsabilidades a aquellas instituciones a las que se finca o imputa los delitos.
"No se puede decir que todo el aparato del gobierno del estado de Puebla sea el responsable del crimen de Arriaga; los autoridades materiales e intelectuales tienen nombres y apellidos; ellos son los directamente responsables; esclarecer este crimen debería estar en el interés principal y prioritario de las autoridades; esto permitiría liberar de responsabilidades a instituciones. Me parece de gran importancia para restablecer el estado de Derecho en nuestro país que los crímenes puedan ser aclarados".
A las críticas se sumó el rector Enrique Doger. "No obstante el tiempo transcurrido y el desinterés que en el pasado han mostrado las autoridades responsables de la procuración de justicia para esclarecer su asesinato, los universitarios mantenemos nuestra demanda de justicia, convencidos de que la convivencia social no puede sustentarse en la impunidad, ni el desarrollo encontrará cauces al margen del estado de Derecho. El asesinato de Joel Arriaga no fue un hecho aislado, sino una expresión más de esa guerra sucia que azotó al país en las décadas de los 60 y los 70, y que deberá aclararse para que logremos avanzar hacia la reconciliación nacional".
"Insistimos: el esclarecimiento de los acontecimientos ocurridos en 1968 y 1971, y los sucesos en nuestra ciudad en 1972 y 1973, que culminaron con los asesinatos de Joel Arriaga, Alfonso Calderón Moreno y Enrique Cabrera, son un reclamo irrenunciable para la construcción de una nueva institucionalidad democrática".
La lista de oradores concluyó. Los aplausos inundaron el salón y fueron opacados por la música de la Internacional Socialista. Con los puños arriba, las manos en alto y haciendo la "V" de la victoria, la mayoría de los asistentes entonó las estrofas del himno como una forma de recordatorio para Joel Arriaga Navarro. Pero ese gesto también provocó la risa de algunos funcionarios universitarios, como el secretario general de la Universidad Autónoma de Puebla, Guillermo Nares, quien trató de disimular su carcajada cuando dio inicio el cántico.

El homenaje

Después del acto protocolario, los asistentes se dirigieron al primer patio del edificio Carolino para develar una placa en honor a Joel Arriaga, en donde más de 20 organizaciones sociales reconocen su trabajo, ejemplo y la lucha. Allí, unos cuantos familiares y amigos del dirigente victimado tomaron la palabra para exigir que las autoridades investiguen a fondo el homicidio, recordar alguna anécdota o para explicar la forma en que opera la lucha de los grupos sociales que piden el castigo para los responsables de la "guerra sucia", la matanza del 2 de octubre de 1968 y de 1971.
"Lo tratamos, nos enseñó, le enseñamos y compartió nuestra lucha. Una vez, después de tanto platicar sobre lo podíamos hacer para mejorar nuestra situación, me dijo: tú lucha por el campo, mientras yo lucho por edificios y educación", relató un campesino con quien Joel Arriaga Navarro realizó diferentes actividades y luchas por la defensa de los labriegos de varias partes de la entidad.
Posteriormente, un grupo de personas se dirigió al panteón Jardín para colocar una corona de flores y "visitar" al dirigente universitario, "desaparecido político" y preso en la cárcel de Lecumberri, por haber participado en el movimiento de 1968. "El asesinato más cobarde no ha podido investigarse, ejemplo de lucha y acción, de compromiso y coraje. Si hoy descansa en este lugar, nadie lo olvida, porque su recuerdo sigue vivo", subrayó uno de los asistentes .