A raíz de la crisis, los ilícitos aumentaron en Argentina
Crece la industria del secuestro en los principales países de Latinoamérica
DPA
Buenos Aires, 28 de julio. Poco después de comenzado el nuevo milenio, América Latina está comprobando con frustración que las reformas económicas de los 90 no se han traducido en los prometidos beneficios para la población general.
La crisis económica se agudiza por la debacle argentina y los fantasmas que empiezan a cernirse sobre Uruguay, cuyo índice de riesgo país sigue batiendo récords, y Brasil, principal economía de la región. Pero aparte de las cifras macroeconómicas, las calles de los países latinoamericanos son ahora escenario de una floreciente industria, favorecida por distintos factores en cada país: el secuestro, un delito rentable y de fácil ejecución.
Los secuestros son desde hace muchos años práctica habitual en Colombia, Brasil, México y Venezuela. A la lista se ha sumado Argentina, que vive en verdadera sicosis por los denominados secuestros expres, rapto de una persona por un breve tiempo, que los delincuentes intercambian por una moderada suma de dinero.
El corralito financiero de Argentina ha dejado mucha "mano de obra" delictiva ociosa, que se vuelca a esta actividad. La limitación de los retiros en efectivo ha frustrado a los asaltantes de bancos, las salideras, asalto a clientes bancarios después de hacer un retiro de efectivo, o el típico paseo de algún desafortunado por los cajeros automáticos.
Con el sistema bancario convertido en prisión para los ahorros, los delincuentes saben que mucha gente prefiere guardar el dinero en casa, que, coacción mediante, puede ser entregado sin demasiado trámite.
Según datos oficiales, en Buenos Aires hay un secuestro expres cada 36 horas, más de 90 en lo que va del año. Lo escalofriante es que la mayoría de las víctimas son elegidas al azar, por lo que cualquiera está expuesto. En general se trata de bandas inexpertas, sin infraestructura, que liberan al rehén tras el pago de 5 mil pesos, máximo (mil 400 dólares).
Después del secuestro del hermano del futbolista Juan Román Riquelme, en abril, resuelto tras el pago de 160 mil dólares, los argentinos se sienten como posibles blancos, y comenzaron a cambiar algunos hábitos. Los coches importados son remplazados por modelos nacionales y las cenas en restaurantes caros son menos frecuentes.
En Colombia, las cifras son elocuentes; en 1997 hubo mil 636 secuestros denunciados, que subieron a 3 mil 35 en 2000, según las autoridades.
Los secuestros son de tipo económico (47 por ciento), seguidos por los simples o de retención (40 por ciento) y los de tipo político (6 por ciento). En la mayoría de los casos, las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) aparecen como responsables, por delante de la delincuencia común y los grupos paramilitares.