Se exhibe en el Faro de Oriente su muestra Orígenes de Nezahualcóyotl
Héctor García testimonia la desolación y la necesidad de vivir en Ciudad Neza
Hace medio siglo el fotógrafo comenzó a registrar las vicisitudes de esa urbe
''Ganar dólares en EU y estudiar para ser ingeniero fueron mis sueños de estudiante''
MERRY MAC MASTERS
Para Héctor García los terregales que con el tiempo se convertirían en Ciudad Nezahualcóyotl eran una extensión de los barrios donde había nacido, Balbuena y en especial la Candelaria de los Patos. Por falta de ''otra cosa que hacer", a esas tierras inhóspitas llegó en 1945, después de pasar dos años de bracero en Estados Unidos, donde fue contratado por una compañía ferroviaria para colocar rieles y durmientes. Eran los comienzos de su carrera en el arte de la fotografía.
Esas imágenes que García empezó a tomar hace más de medio siglo ahora integran la exposición Orígenes de Nezahualcóyotl, que se exhibe en el Faro de Oriente (calzada Ignacio Zaragoza s/n, colonia Fuentes de Zaragoza) hasta el 23 de agosto.
Don Héctor expresa: ''Nezahualcóyotl en esos tiempos no era más que los terregales de Texcoco. Eran un azote para la ciudad de México, porque en época de mucho viento traían las tolvaneras y nos metían en una nube, pues, no tan peor como la que tenemos en este momento, pero estamos condenados a esta situación de todas, todas".
En la exposición se ven ''unas personas que andan como en un desierto porque ese era el panorama. Allí sigue sin poderse sembrar nada porque es una tierra como la de San Salvador Atenco y todas las aledañas: salada. Tiene un porcentaje de sal enorme. En medio hay una especie de caracol que se ve desde los aviones. Allí lo que hacen es sacar las marquetas de sal, es decir, es una salinizadora. No existía la famosa avenida Zaragoza que ahora es terrible para el que se atreva a pasar a pie, pues quedará como piel para los pies. Me paseaba por allí, veía toda esa desolación, pero en medio de eso había unas personas que trataban de poner unas varitas y un cartoncito arriba. Querían vivir allí porque no podían vivir en ningún otro lado".
Caballada y machetes
De acuerdo con Héctor García, la aún joven ciudad de Neza es un ''milagro", como dirían los estadunidenses. Nada más que los ''pragmáticos" vecinos del norte tienen una forma ''chistosa" de emplear la palabra milagro: ''Se refieren a la democracia como una pomada, un maquillaje que puede renovar, no digamos a la humanidad, sino quizá hasta el universo".
El interés de García por la cámara se remonta a sus años estudiantiles. Inscrito en el Instituto Politécnico Nacional con la esperanza de ser ingeniero, recuerda la lucha emprendida por sus compañeros para imponerse ante el estudiantado de la Universidad Nacional Autónoma de México: ''A mí me tocó hacer un periódico mural en el pizarrón de la escuela. Después se hizo en hojas que se repartían en las dependencias del Politécnico de los estados. Allí se hablaba de que los universitarios saboteaban mucho la tarea del Politécnico.
''Salíamos a protestar y siempre nos echaban encima la caballada a cuya cuenta corría la seguridad y la orden de la ciudad, pero con machetes. Entonces los machetes los llevaban los de la caballada. Los bomberos también nos echaban chorros de agua para atemperar nuestro ardor. Veía que en medio corrían personas con unos aparatos en las manos. Al fijarme más, vi que eran fotógrafos. Por allí estaban los hermanos Mayo y los Casasola. Después puse más ojo y vi en los quioscos los periódicos que tenían fotografías de esos acontecimientos. Recorté las fotos y las pegué en el pizarrón, pero después me cayó una camarita. Tomé las fotos, las amplifiqué; así fue como empecé. Más adelante vino la posibilidad de irme a Estados Unidos para trabajar y traer dólares, poder estudiar y ser ingeniero. Bueno, sueños de estudiante."
Su aventura de bracero lo llevó a Maryland y, como Nueva York quedaba cerca y tenía un pase de la compañía, en el tiempo libre que tenía los sábados por la tarde García tomaba el tren a la Gran Manzana, donde estudió en una academia comercial, a raíz de un suceso trágico: ''A un compañero se lo llevó el tren. Tomé fotografías, pero salieron veladas por el resplandor de la nieve, donde habían quedado sus restos. Quedé decepcionado porque no se veía nada de lo que había querido testimoniar".
El poeta Dionisio Morales propuso a los de Neza exhibir las imágenes de sus orígenes: ''Iban a celebrar los 600 años del rey Nezahualcóyotl. Se les ocurrió que podían hacer una exposición con mis fotos'', dice García. ''Fue estruendoso el éxito. Fotografié más de diez años la tragedia de Neza, que era entonces Texcoco. A mí se me antoja eso como la fundación de Tenochtitlán, cuando a los canijos aztecas los mandaron a que se los comieran las culebras allá en un peñasco, en medio del lago. Lo que hicieron fue comerse a las víboras, los nopales y hasta el águila, parece. Con eso empezaron a poner más piedritas, lodo, y fundaron la ciudad de Tenochtitlán. El rigor con que vivieron esas personas en Texcoco fue heroico. Morían en la raya, por eso se mataban por un pedazo de tierra".