VENTANAS
Eduardo Galeano
El diálogo verde
PARECEN QUIETOS, PERO respiran y se mueven, buscando luz.
Y parecen mudos, pero hablan.
Poco se sabe. Está probado, al menos, que cuando
un árbol sufre golpes o lastimaduras, se defiende transpirando veneno
y lanza una señal de alerta a los árboles cercanos. Por el
aire viajan palabras que en idioma arbolés dicen: peligro,
y dicen: cuidado. Y entonces también los árboles cercanos
se defienden transpirando veneno.
Quizás ha sido así desde que los primeros
árboles se irguieron sobre la tierra, y se multiplicaron, y tan
inmensos fueron los bosques que una ardilla podía recorrer el mundo
de rama en rama.
Ahora, entre desierto y desierto, los árboles sobrevivientes
mantienen viva esta antigua costumbre de buenos vecinos.