miércoles 14 de agosto
de 2002 |
Opinión Mitos y ritos de las bibliotecas de aula n Juan Sebastián Gatti |
La formación de las bibliotecas de
aula es una iniciativa relacionada con el Plan Nacional
de Lectura, tal como fue planteado en 2001. Se trata de
un programa absolutamente nuevo que consiste, a grandes
rasgos, en mandar libros a los aproximadamente 750 mil
salones de clases de las escuelas públicas del país. En
esta primera etapa, formarán parte de esas bibliotecas
25 libros por grado, divididos más o menos a la mitad
entre textos informativos y textos literarios. Más de 80
personas de todo el país, fundamentalmente maestros,
investigadores y promotores de la lectura, participamos
en la selección final de esos libros. Sobre ese trabajo se ha desatado una polémica que, hoy por hoy, involucra a muchos declarantes y medios de comunicación. El señalamiento más común ha girado alrededor de la ausencia, en esa selección, de algunos títulos y autores que los críticos consideran "esenciales". Ya he hablado en otra parte sobre este asunto, y no quisiera abundar en ello ahora; sin embargo, una reciente declaración del secretario de Educación en Puebla me hace sospechar que el desconocimiento de esta iniciativa es mucho más profundo de lo que las críticas permitían suponer. Julián y Nacer declaró, si entiendo bien, que hay que "estar mal de la cabeza" para decir que no hay que leer a Fuentes o Paz. Tiene razón. Pero debe referirse al secretario Abascal, ya que nosotros nunca hemos dicho algo así. Julián y Nacer está preocupado por la "exclusión" de ciertos libros, lo cual proviene de un error de matiz: puesto que estas bibliotecas de aula son algo completamente nuevo, que no existía hasta ahora, nuestro trabajo no consistió en excluir a nadie, sino en incluir. Incluimos a Twain, Verne, Fuentes, Rulfo, Arreola y Pacheco, por citar solamente los que la vox pópuli da por "excluidos", y a muchos otros. Esos libros, repito, no existen en la actualidad en los salones de clases, y de hecho ningún otro, si exceptuamos los del viejo programa de Rincones de Lectura, que sólo funcionaba para la primaria. A partir de octubre estarán en todas las aulas de preescolar, primaria y secundaria del país. Julián y Nacer ha dicho que "en Puebla la medida no será aplicada", para referirse a la supuesta exclusión. ısa es una gran noticia. Significa que el gobierno estatal formará sus propias bibliotecas de aula, o que agregará a las federales las suyas propias. La Secretaría de Educación Pública de Puebla, con sus recursos y su personal, proveerá a todas sus escuelas de los libros de que hoy carecen; es decir, todos. Lamentablemente, creo que no se trata de una gran noticia, sino de un gran error. La SEP estatal no ha dado ninguna biblioteca básica a todas sus escuelas. Ha limitado a los autores hasta el absoluto, puesto que no ha proporcionado ninguno. En sus términos, estamos en el medievo. Y si no incluir a Fuentes y Paz en una biblioteca equivale a prohibir su lectura, entonces el secretario Julián y Nacer, en sus propias palabras, está "mal de la cabeza". Esto, cuando yo iba a la escuela, se llamaba razonamiento lógico. El secretario de Educación y muchos de los reporteros que han escrito sobre este tema demuestran un pobre dominio de la lengua española. Es mi consejo profesional que, antes de intentar leer a Fuentes o Paz, practiquen leyendo los libros un poco más simples que incluimos en las bibliotecas de aula. Son buenas bibliotecas. |