martes 20 de agosto de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
Salud

Fiebre del río Nilo

n Antonio Cruz López

El amarillismo televisivo e ignorante referió la semana pasada la posible presencia en nuestro país de la fiebre del oeste del río Nilo, como se llama verdaderamente; por supuesto que la noticia alarma y por sí sola es una interrogante que todos quisiéramos entender. Como uno de nuestros encargos profesionales es enseñar en la Facultad de Medicina las enfermedades causadas por virus, va el cuento para que todo mundo se alerte y no se espante más allá de lo necesario.
La fiebre del oeste del río Nilo es una enfermedad causada por un virus ARBO, es decir un virus transmitido por artrópodos que comen sangre de vertebrados, en este caso mosquitos de la Familia culicidae, que son zancudos zumbadores como los que existen en nuestras noches poblanas; la enfermedad es endémica, es decir ocurre todo el tiempo en número de casos bien conocido, en el Medio Oriente, en el sur-este de Asia, en el norte de Africa. Se dio el caso, para variar, que en 1999 hubo un brote de 60 casos en Nueva York, durante el cual hubo siete muertos y una gran mortandad de aves de ornato domésticas y exóticas. El estudio epidemiológico de este brote demostró que el caso índice provino de un humano que cruzó el océano Atlántico, con pájaros y mosquitos infectados, a partir de una embarcación.
La fiebre del oeste del río Nilo ocurre como una elevación brusca de temperatura a 38 y 39 grados centígrados, después de 3 a 5 días de ser picado por un mosquito infectado, sin síntomas previos; se palpa ganglios linfáticos crecidos, hay la sensación de malestar general, puede acompañarse de una erupción cutánea y desaparece espontáneamente de cinco a siete días, cuadro clínico que puede pasar desapercibido, excepto en los sujetos que tienen su inmunidad comprometida, es decir sus defensas bajas, el virus que se disemina por sangre puede irritar las membranas que recubren el cerebro y dar meningitis, o incubar en el tejido cerebral mismo y dar meningitis, ambas de evolución mortal de siete a 14 días. El virus se aísla de humanos de pájaros y de mosquitos, la enfermedad se diagnostica buscando anticuerpos en la sangre de los afectados, y padecer la fiebre del Nilo deja inmunidad para toda la vida.
La fiebre del río Nilo, como le dice la prensa, es propia de otras regiones del mundo, más benigna que el dengue y del mismo grupo de virus ARN que transmiten los mosquitos; la fiebre dengue clásico o enfermedad benigna es igual a la fiebre del Nilo; el dengue hemorrágico o reinfección es grave y mortal; este año en Sudamérica ha sido un problema; tan sólo en Brasil han ocurrido 500 mil casos; el Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica de México reportó hasta la semana pasada 2 mil 300 casos de dengue clásico y 300 de dengue hemorrágico. El 25 de julio pasado reunió a 12 gobernadores de estados en riesgo epidemiológico, entre ellos el de Puebla, que en la semana 31 reportó dos casos de dengue en el municipio de Tenampulco, "importados" del otro lado del río Cazones de Veracruz (que los mosquitos infectados no cruzarán), frontera con Puebla. A este problema debemos enfocar nuestra atención, y no a banalidades como las de la fiebre del Nilo; debiéramos tener investigadores dedicados al estudio de mosquitos, al estudio del virus y al reconocimiento de las condiciones ambientales que propician y favorecen estas enfermedades, y no estar sujetos a las especulaciones de los noticiarios de televisión, cada vez más ignorantes y alarmistas.