Preocupa a observadores la presencia de priístas
Sigue en operación el retén zapatista en el crucero Quexil
Líderes de las cañadas prepararon la agresión, sostienen
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Crucero Quexil, Chis., 20 de agosto. Aún se siente la conmoción en el crucero, después del violento ataque sufrido por las bases de apoyo del EZLN a orillas de la comunidad Nuevo Guadalupe. Pese a la agresión de más de 200 priístas para "desmantelar" el retén instalado hace una semana para impedir el tráfico de madera, autos robados y alcohol, el control de los zapatistas sigue operando.
Rigoberto Sánchez López, de 17 años, "detenido" por los paramilitares y entregado después a la policía, fue golpeado primero por los priístas y luego por tres elementos de la policía municipal (vestidos con ropas tipo militar) de Ocosingo en las instalaciones del Ministerio Público. Rigoberto, liberado anoche, muestra su cuerpo severamente lastimado y refiere, escuetamente, haber recibido patadas en costados, piernas y cara. Los mismos agentes lo amenazaron con llevarlo al cuartel militar "para torturarlo", en caso de que se pusieran graves los heridos de los priístas y si no revelaba el nombre de sus dirigentes.
Esta tarde en Quexil se dan cita bases de apoyo zapatistas de los municipios autónomos San Manuel, Francisco Villa y Francisco Gómez. Refieren que ayer por la mañana, entre 22 y 24 camiones de la OPDIC, procedentes de Monte Líbano, "inundaron" el paraje y atacaron la casa de una autoridad zapatista, a quien intentaron secuestrar. Entonces las mujeres y los hombres de Nuevo Guadalupe reaccionaron en defensa de su compañero, y se dio el choque ya conocido.
Además de los zapatistas heridos, también resultaron heridos los priístas Antonio Gómez Aguilar, Patricio Chulín González, Jorge Méndez Lorenzo, Antonio Chulín Jiménez y Tomás López Gómez. Uno con herida de bala calibre 22, los demás con golpes. De acuerdo con el municipio San Manuel, el arma disparada contra el priísta no pertenecía a los zapatistas, pero había sido disparada en la disputa. Los dos zapatistas heridos de gravedad fueron conducidos a Comitán por una ambulancia de Médicos Sin Fronteras, y los priístas son atendidos en el Hospital Civil de Ocosingo.
Todo indica que se trata de una elaborada provocación de los grupos priístas de las cañadas, en particular la de Agua Azul (Taniperlas) y el norte de la selva. Además, la "operación" sigue en curso. Esta tarde la cabecera municipal de Ocosingo mostraba un panorama que observadores civiles consideran "preocupante". Después de concentrarse ayer en el Parque Central varios centenares de priístas, presuntamente para protestar contra el Plan Puebla-Panamá, esta noche aproximadamente 200 miembros de OPDIC permanecían en esta cabecera municipal sin poder retornar a sus comunidades.
Solicitaban ser escoltados por el Ejército federal o la Seguridad Pública, pues "temen ser detenidos en los retenes zapatistas", o bien "atacados".
Según versiones difundidas por los propios priístas, habría ahora una "movilización de bases de apoyo zapatistas armados en torno a las comunidades de los priístas reunidos hoy en Ocosingo". Sin que se haya registrado ninguna acción armada o no armada de los zapatistas en esas comunidades, los priístas de Taniperlas montaron anoche guardias armadas, "listos para enfrentar a los zapatistas en caso de que atacaran".
También hoy llegaron a Ocosingo centenares de miembros de la COAO para manifestarse contra el Plan Puebla-Panamá. La COAO consideraba el acto priísta como una "provocación, que busca crear confusión". O sea, esta tarde estaban también en Ocosingo las bases de la Aric Independiente, Aric Unión de Uniones, Orcao, CNPI y otras organizaciones independientes, mismas que habían denunciado un día antes el operativo que realizarían los priístas contra los zapatistas. Los observadores civiles consultados por La Jornada consideran que esta situación incrementa peligrosamente la confusión en esta cabecera municipal y en los caminos a las comunidades de las cañadas de la selva.
Por otro lado, la policía municipal de Ocosingo ha mostrado un raro comportamiento. Desde hace aproximadamente un mes se ha aplicado un programa que los defensores de derechos humanos de la localidad califican como "militarización de la policía". En el mismo lapso se triplicó el número de elementos (de 40 a 120, aproximadamente); cambiaron sus uniformes azules por otros de tipo militar, pintos, como de campaña; se han incorporado mujeres como policías; cada día realizan formaciones y ceremonias cívicas en la explanada del Parque Municipal, tal y como se hace en los cuarteles militares; por último, se han incrementado las detenciones de indígenas en las calles de Ocosingo y sus alrededores.
De manera extraña y sorpresiva, el día de hoy toda la policía municipal (con excepción de una patrulla) operó sin uniforme; es decir, de civil.