ENTREVISTA / DANIEL
BARENBOIM, PIANISTA Y DIRECTOR DE ORQUESTA
La música sí puede ayudar a buscar escenarios
de paz
CON JOVENES ARABES Y JUDIOS FORMO UN EJERCITO CONTRA
LA GUERRA
''Los artistas y los músicos, no tenemos que
esperar a que los políticos se pongan de acuerdo sobre algo que
queremos''
ARMANDO G. TEJEDA ENVIADO
Sevilla, 23 de agosto. Daniel Barenboim, director
de orquesta y pianista de origen judío, cree que la música
''no soluciona conflictos", pero sí puede contribuir a buscar escenarios
de paz y convivencia entre los pueblos en teoría enemigos y enfrentados
desde hace décadas.
De 59 años y considerado uno de los músicos
más talentosos del mundo, imparte desde hace cuatro años
un taller, el West Eastern Divan, cuyo leitmotiv es fomentar mediante
la música esa idea sencilla, pero que en Medio Oriente es imposible
por ahora.
Después de tres semanas dedicado a enseñar
los secretos de la música a 80 jóvenes artistas árabes
y judíos, Barenboim explica a La Jornada las razones de su
nueva lucha, que trasciende lo musical y aspira a convertirse en la ''semilla"
de una nueva convivencia en Medio Oriente:
''Mi postura sobre el conflicto es conocida, pero me gustaría
decir una frase clave: la razón por la cual se hace este taller
es porque ninguno de nosotros cree que hay una solución militar
para resolver el conflicto, entonces, esto significa que tarde o temprano
-ya estamos bastante tarde, por cierto- se va a llegar a un acuerdo y se
va a buscar cómo crear vínculos y formas de convivencia.
''Nosotros, los artistas y los músicos, no tenemos
que esperar a que los políticos se pongan de acuerdo sobre algo
que queremos ejercer ahora mismo."
Barenboim, director de la Opera de Berlín y de
la Orquesta Sinfónica de Chicago, dedica los veranos desde hace
cuatro años a congregar a músicos noveles con ese afán
de paz. ''El concierto de hoy -en el que interpretarán en el Teatro
de la Maestranza de Sevilla la Quinta sinfonía, de Beethoven-
es una gran ocasión para ejercer este derecho por muchas razones:
hicimos un taller intenso y extenso en Andalucía, región
que para muchos de esos jóvenes es parte de su historia, pues aquí
han convivido durante siglos judíos, musulmanes y cristianos. El
programa musical de mañana es en cierto modo un desafío a
toda la política que existe en Medio Oriente, porque el taller reúne
a gente que política y teóricamente deberían ser enemigos.
''Pero el desafío más importante es cuando
toquemos el Concierto para tres pianos, de Mozart, que será
interpretado por un pianista israelí y otro palestino, o sea, que
cuando vemos a diario que hay matanzas, represalias, discusiones sobre
la retirada de las tropas, de las condiciones de los campos de refugiados,
también vamos a ver cómo dos personas de esos países
enfrentados tocan armónicamente un concierto. Eso tiene un valor
muy importante más allá del simple amor a la música
y la cultura, que es una razón de enorme alegría. La gente
que asista saldrá del teatro pensando dos cosas: queremos que haya
paz, entendimiento, y esto que pasa debe ser la continuación de
nuestra historia en común".
Al ser cuestionado sobre las supuestas represalias que
un proyecto de estas características podría tener en la vida
de los jóvenes músicos, Barenboim explicó que ''ellos
vienen a sabiendas que de regreso a sus casas podrían tener problemas;
eso demuestra coraje y amor por la música. A ellos les preocupan
los problemas políticos, digamos a largo plazo: cuál será
el mapa y el carácter de la región dentro de dos o tres generaciones,
y la situación actual que provoca enorme sufrimiento en ambos lados".
Pero al taller, considerado un laboratorio de la paz,
le faltan al menos dos elementos para cerrar el círculo:
''Una estructura bien organizada que pueda ayudar a los
jóvenes a seguir sus estudios durante el invierno, pues varios de
ellos han aprendido estos días mucho, pero luego están 11
meses y medio trabajando o estudiando a un nivel musical más bajo.
El segundo punto que le falta a ese taller, para realizarse a plenitud,
es poder actuar en los países que están representados en
la orquesta, o sea los países árabes e Israel, y esto hoy
es políticamente imposible, pero a lo mejor algún día
será posible."
Entre los aspectos que Barenboim destaca en estos meses
de aprendizaje junto con los jóvenes, apunta que ''hay muchas cosas
que los judíos y los palestinos no pueden entender del otro pueblo,
como la angustia del pueblo judío, el miedo a que la historia se
repita y ocurra, por ejemplo, lo que sucedió en España en
1492 o en Alemania en 1942.
''Esta angustia, los palestinos no la pueden entender,
porque es una potencia con un gran ejército. O el sufrimiento del
pueblo palestino, de la forma de vida en los campos de refugiados. Creo
que en este taller hemos logrado que se entienda el sufrimiento de estos
pueblos que viven en conflicto."