Tras un proceso de cinco horas y media fueron
exhumados los restos de María Félix
La Doña regresó rodeada de peritos,
funcionarios y elementos armados
Le fueron extraídas muestras de uñas,
cuero cabelludo, páncreas y otros órganos
En esta ocasión, los admiradores y curiosos
fueron sustituidos por decenas de reporteros
AGUSTIN SALGADO Y SUSANA GONZALEZ
Ayer por la mañana fueron exhumados los restos
de María Félix. Diva y polémica hasta la muerte, inalcanzable
para la mayoría de los mexicanos, La Doña regresó
como siempre, rodeada de cuerpos de seguridad y cámaras fotográficas.
Los trabajos de excavación realizados en el panteón
Francés de San Juanico -locación de lo que pudiera ser el
penúltimo capítulo de esta historia- comenzaron a las 9:10
horas y para mediodía el cadáver de la actriz ya había
sido exhumado.
Los restos e incluso el mito que ella misma se encargó
de formar a lo largo de su vida fueron escoltados por funcionarios y elementos
armados hasta el crematorio del panteón, donde peritos se abocaron
a la tarea de extraer las muestras de uñas, cuero cabelludo, páncreas
y otros órganos con la finalidad de corroborar las causas de su
defunción y determinar si hubo irregularidades.
La diligencia, como prometió el procurador Bernardo
Bátiz, no fue un espectáculo... al menos no para todos, porque
una caravana de funcionarios de nivel alto y medio que no eran peritos
ni bomberos estuvieron presentes, encabezados por el subprocurador de Averiguaciones
Previas Centrales, Renato Sales Heredia; el coordinador de Servicios Periciales,
Pedro Estrada, y Rodolfo Rojo, subdirector del Servicio Médico Forense.
Le robaron cámara
Convertido
en fortaleza inexpugnable, el cementerio congregó, en lugar de admiradores,
curiosos y vecinos, a unos 70 reporteros, camarógrafos y fotógrafos
de medios nacionales y extranjeros.
Más larga, en cambio, fue la fila de señoras
en espera de la entrega de vales en la lechería de Liconsa ubicada
en la esquina del camposanto, las cuales pese al alboroto que se desataba
cada vez que un vehículo ingresaba al lugar, estaban más
preocupadas por no perder su lugar.
Más que actores de reparto, los granaderos y elementos
del Grupo Especial de Reacción Inmediata (GERI) fueron los extras
de la toma, por el innecesario despliegue policiaco que desde la noche
del miércoles pusieron en marcha la Secretaría de Seguridad
Pública (SSP) y la Procuraduría General de Justicia del Distrito
Federal (PGJDF) con unos 200 elementos armados.
Antes de las ocho de la mañana, la calzada Legaria
y la avenida San Joaquín estaban prácticamente copadas por
patrullas, páneles y camiones de ambas instituciones, cuyos efectivos
cercaron el panteón.
Al paso de las horas y ante la ausencia de los admiradores
de La Doña, la vigilancia se redujo de manera paulatina, pero aun
así fue superior a la que se utilizó calles adelante para
apoyar la evacuación de unos 750 alumnos del kínder Leonor
Gómez Arellano y de la primaria Estado de Quintana Roo porque la
fábrica aledaña a ambos planteles, sobre la calle Lago Gran
Oso, comenzó a incendiarse a las nueve de la mañana.
El suspenso sobre la exhumación prevaleció
durante cinco horas y media, ni siquiera hubo oportunidad de tomas de altura
y a distancia, porque con el pretexto de proteger los trabajos en caso
de lluvia las autoridades ordenaron la colocación de una carpa para
cubrir la zona del sepulcro y con ello fue imposible realizar cualquier
grabación desde los helicópteros que sin cesar sobrevolaron
el camposanto.
A La Doña incluso le robaron cámara. Sin
desfile de luminarias a quienes admirar, como ocurrió cuando fue
velada, la salida de estudiantes trajo consigo a un caza autógrafos
de diez años: Yoshua Salvador Miranda Martínez, quien con
cuaderno y pluma en mano hizo su colección de rúbricas...
entre los reporteros de policía y espectáculos.
El vendedor de tamales y atole, así como la señora
de las tortas que se instalan cada día frente a la lechería
de Liconsa, nunca vendieron tanto como ayer, entre reporteros obligados
a enviar nota cada hora y las vallas de granaderos, que dos veces fueron
relevados.
El panteón no se reabrió al público
a las 14 horas como se anunció en los letreros colocados desde la
noche anterior por la administración, cuando el señor Pedro
Trapero alcanzó a ingresar al lugar para ser sepultado por sus familiares,
quienes debieron identificarse ante empleados del panteón y policías
judiciales.
Y la nota llegó por la nariz
Casi a punto de dar las cuatro de la tarde, el vocero
de la procuraduría, Héctor Ramos, anunció que el subprocurador
Renato Sales daría una conferencia de prensa siempre y cuando los
representantes de los medios se organizaran.
Y como parte de la incipiente e inédita colaboración
de los informadores para no aventarse en busca del mejor sitio para la
cámara, el micrófono o la grabadora, Renato Sales ascendió
por una escalerilla de las utilizadas por los camarógrafos para
que todos pudieran verlo y desde las alturas dijo:
"La PGJDF informa que este día se llevó
a cabo la exhumación y necropsia al cuerpo de quien en vida llevara
el nombre de María Félix Güereña; en la diligencia
se acumularon las muestras para realizar los exámenes periciales
correspondientes a fin de conocer la causa de la muerte. Una vez que concluyan
las pruebas periciales en patología, en química forense,
en genética y las que se deriven de ellas tomará su resultado.
Las diligencias de exhumación y reinhumación se llevarán
a cabo con la discreción y sigilo que requiere la investigación,
guardando siempre el respeto solicitado por la familia en memoria de la
actriz, así como la atención de la solicitud en la averiguación
previa FACI/50/T2/1097/02-08 con pleno apego a la ley."
Concluida la improvisada conferencia de prensa, el ambiente
se llenó de un aroma fétido y la nota exclusiva sobre la
exhumación que todos buscaban llegó sin restricción
a través de las fosas nasales.