Recibe en medio de una polémica el premio de literatura de Chile
Volodia Teitelboim pasa de la inexistencia a la reivindicación
Libró una larga lucha por recuperar su identidad, arrebatada por la dictadura pinochetista
CARLOS PAUL
''Más vale tarde que nunca, y nunca es tarde si la dicha es buena", expresó el escritor Volodia Teitelboim luego de conocer que fue distinguido con el Premio Nacional de Literatura, máximo reconocimiento que otorga el gobierno de Chile a sus literatos, y que ''por vez primera'' provocó una polémica previa a la decisión del jurado, en la que participaron la opinión pública, diversos sectores sociales y catedráticos del más alto nivel.
Al final, el galardón fue conferido por unanimidad a Teitelboim, debido a ''su vasta trayectoria como poeta, ensayista, biógrafo, periodista y novelista, y por su excelente manejo del idioma y su identificación con la cultura, las luchas sindicales y el pueblo de Chile''.
El autor de Hijo del salitre (1952) y Un muchacho del siglo XX (1997), además de Antología de la poesía chilena nueva (1935) y El amanecer del capitalismo y la conquista de América (1943), explica a La Jornada, vía telefónica, a qué se refirió con ''más vale tarde que nunca...'', cuando supo del galardón:
''Luego del golpe militar de Augusto Pinochet, en 1973, hubo muchas personas, entre ellas yo, que fueron eliminadas del registro de los seres confiables. Durante la dictadura fuimos privados de la nacionalidad e integramos las listas de los que deberían morir en el extranjero. Cuando regresé a Chile se dijo que no existía, pues por un lado mis libros fueron expulsados de todas las bibliotecas y por otro todos los documentos sobre mi persona -como sucedió con otros dirigentes de izquierda de ese entonces- habían desaparecido. No había nada. Eramos seres inexistentes desde el punto de vista legal.
"Fue necesario realizar una larga y difícil persecución de indicios en los que apareciera mi nombre, hasta que se consiguió la identidad; sin embargo, siempre, durante esos años, fuimos personas desconfiables, pues no se podía concebir a un escritor en contra del sistema.
"Ahora creo que existe un proceso de recuperación de identidad y de la condición de seres humanos fiables, así como el que los escritores sean dignos de respeto y de algún merecimiento".
La cuarta es la vencida
Perteneciente a la llamada generación del 38, Volodia Teitelboim, de 86 años, ha publicado hasta la fecha 27 libros, ''muchos de ellos en tiempos recientes'', y fue propuesto para el Premio Nacional de Literatura en cuatro ocasiones.
"Este año -explica el escritor- la distinción asumió una connotación bastante curiosa: comprometió a la opinión pública.
"Para los noticiarios en los que se dedica un vasto espacio a crímenes y futbol, y la cultura es una cenicienta que no tiene mayor importancia, este año sí cobró relevancia, pues apareció en las primeras planas, lo cual se debió a que aparecían contendiendo autores significativos en las superventas internacionales. Figuras respetables como la novelista Isabel Allende y Antonio Skármeta.
''Mi postulación tuvo ciertos significados, pues provino de distintos sectores de la nación, que consideraron una vida entregada a la cultura y una posición política muy definida, que es la de estar con aquellos que han sido perseguidos y que creyeron en un cambio social en nuestro país, y que continúan con esa esperanza.
''Por primera vez -destaca- surgió un movimiento previo a la decisión del jurado, en el sentido de que comenzaron a expresarse diversos sectores sociales y catedráticos del más alto nivel. La discusión no era en el sentido de: 'queremos que el premio se lo den a fulanito de tal', sino con base en los principios que dieron origen al galardón, es decir, que se debe conceder a una vida consagrada a la literatura y a los méritos artísticos, pues el tema central de la polémica estaba vinculado a la venta de millones de ejemplares. La gente comenzó a tomar partido, cosa que nunca había pasado respecto de un suceso literario. Así, el jurado tomó la decisión unánime en 10 minutos, pues la discusión ya se había hecho antes. Fue una pequeña revolución en el método para otorgar el premio''.
Para Teitelboim, "el neoliberalismo que ha sido presentado como la solución de los problemas de la humanidad ha fracasado en los hechos. La situación de Argentina demuestra de manera casi trágica ese fracaso. Ese sistema no soluciona, al contrario: ahonda los problemas. Hoy es necesaria una proposición amplia, que no repita las proposiciones de una izquierda histórica, tenemos que ir más allá.
"Tenemos que alimentarla con todos los movimientos y afluentes de descontento que están surgiendo. Hay que darle legitimidad a la base y no permitir que el Estado sea desmantelado. Además, se sabe que el mercado ahí está, pero éste no debe ser el dictador patrocinado y comandado por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que lo que hacen es una especia de dictadura del dinero".
Autor de una trilogía biográfica de las tres más altas figuras de la poesía chilena -Pablo Neruda, Gabriela Mistral y Vicente Huidobro-, Teitelboim destaca: ''mediante la biografía -que expone a un ser humano con sus tentaciones, grandezas o flaquezas- se habla de pueblos, de situaciones históricas y se recupera la memoria oscurecida o no escrita respecto de las grandes odiseas de una nación, así como de la gente que buscó o busca la justicia social''.
Para concluir comenta: "En estos momentos estoy por terminar una trilogía autobiográfica que se titula Antes del olvido, y tengo un libro en barbecho con motivo de Juan Rulfo, como representante de los pueblos olvidados o amenazados por la soledad. Me siento joven porque estoy lleno de proyectos''.