viernes 6 de septiembre
de 2002 |
A debate ¿Financiamiento o subsidio? n Susana Rappo |
El campo, al igual que el resto de
los sectores productivos, necesita de financiamientos
adecuados para poder solventar sus operaciones. Las tasas
de interés y la normatividad para acceder al crédito
han limitado en muchas ocasiones las posibilidades de los
productores, situación, por cierto, que no es privativa
del sector; como en otras actividades económicas,
existen diversos tipos de productores asociados a la
mayor o menor abundancia de recursos propios que los
colocan como potenciales usuarios de crédito, o de
plano, lo limitado de sus recursos lo excluye de acceder
a algún financiamiento. En el caso de los campesinos,
todo el sector que tiene en propiedad o en posesión
menos de dos hectáreas de tierra y produce granos básicos
difícilmente podrá acceder a algún financiamiento,
porque además, lo que requiere son subsidios para
mantenerse en la producción. El campo, a diferencia de
otros sectores, requiere de apoyos; su importancia es
estratégica por ser el sector que genera los alimentos o
los insumos para producir éstos, garantizando la
alimentación de la población. Pero, además, reconocer
la dependencia de la producción a los ciclos biológicos
y naturales que aumenta la vulnerabilidad y el riesgo de
la actividad demanda la intervención estatal en términos
de subsidios, como de una política consistente que vaya
más allá de los dictados del mercado. La semana pasada, el presidente Vicente Fox anunció en Atlixco el programa Contigo Capitalista Procampo, un supuesto nuevo esquema de financiamiento y capitalización para el agro. Para sustentarlo, según se informó, fue firmado un convenio con la Asociación de Banqueros de México, que formalizó el retorno del crédito privado al sector agropecuario y permite el desarrollo del sistema de cajas de ahorro rural para el impulso de proyectos productivos. Resulta que dicho esquema parte de la Ley de Capitalización de Procampo, como hemos mencionado en otras ocasiones el Procampo es o era un apoyo directo al productor que se instituyó con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio y que buscaba compesar en parte la caída de los precios internos debido a la apertura. Este subsidio, muy limitado por cierto, ahora se transforma en financiamiento, y además debe servir para apuntalar nuevos proyectos productivos. Es claro que este nuevo esquema avanza hacia el retiro total de los subsidios al campo, más que a una nueva fórmula para hacerle llegar financiamiento oportuno a las actividades del sector. |