Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 7 de septiembre de 2002
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Política
Personal de la SRE involucrado, ahora está en Tlatelolco, dice

Denuncia Pascoe red de tráfico de personas y visas en La Habana

Ayer empezó nueva auditoría en la embajada en Cuba

Mostró documentos donde le prohíben festejos patrios

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 6 de septiembre. En el centro de una violenta disputa, el embajador de México en Cuba, Ricardo Pascoe, abrió hoy los archivos de su misión para demostrar que la cancillería le prohibió participar en cualquier celebración en este país por las fiestas nacionales mexicanas, al margen del debate presupuestal y para desmentir la afirmación del oficial mayor de Relaciones Exteriores, Mauricio Toussaint, de que hay irregularidades administrativas en la representación mexicana en La Habana.

En el contrataque, reveló que la auditoría de que habló Toussaint el jueves se realizó en noviembre del año pasado. Pascoe dijo que el procedimiento fue a petición suya y a partir de su sospecha de que en el consulado mexicano en la isla operaba "una red de venta de visas y de tráfico de personas". Tras la investigación fueron removidos de su cargo el cónsul y una funcionaria mexicana, así como tres empleados cubanos, por su implicación con ese grupo.

Los dos funcionarios mexicanos "están trabajando en Tlatelolco", dijo Pascoe. "No han sufrido sanción alguna y viven al amparo del hecho de que son miembros del Servicio Exterior Mexicano. Yo admiro a las personas que pertenecen a éste, pero no creo que sea un sistema para amparar la impunidad".

De traje negro, camisa blanca y corbata amarilla con puntos negros, Pascoe se presentó puntualmente a una conferencia de prensa que este mismo viernes convocó en la sede de la embajada. Ahí, los reporteros recibieron una carpeta de unas cuarenta páginas, con copias de mensajes privados entre distintas oficinas de Tlatelolco y la misión en Cuba, así como un informe de auditoría de la Secretaría de la Contraloría y Desarrollo Administrativo.

"Siento que en este momento ya hay un cuestionamiento personal, incluso a mi honestidad", dijo Pascoe, al explicar su decisión de ventilar documentos confidenciales y de hablar públicamente del caso, después de reiteradas negativas a responder preguntas de la prensa. "Me siento en la obligación de hacer una serie de señalamientos y aclaraciones.

"Yo no busqué este conflicto", señaló. "Es un problema que me ha sido impuesto desde afuera y no asumo la responsabilidad de esta situación". Explicó que se proponía replicar a "insinuaciones, rumores y, en cierto sentido, calumnias hacia mi persona".

Precisó que no pensaba renunciar al cargo, pero que las versiones de la cancillería sobre el contencioso con la embajada en La Habana le resultaban inaceptables como persona y figura pública. "Tengo una carrera política absolutamente intachable y no acepto, bajo ningún concepto, que se me quiera tachar de involucrado en actos de corrupción, cuando precisamente nuestra conducta ha sido la de combatir esa práctica con los dictados y la orientación del presidente Vicente Fox".

En respuesta a preguntas, Pascoe declinó reiteradamente ubicar o calificar el origen de lo que considera ataques en su contra: "No voy a juzgar estas cosas. Estoy dejando eso a la inteligencia pública para sacar las evaluaciones correctas, con una información precisa".

Sobre el manejo interno de la representación diplomática, subrayó: "no tengo nada que temer. No hay ningún problema en la administración de esta embajada y mucho menos existe una situación de irregularidad en el manejo de los fondos. Lo niego categórica y tajantemente".

Volvió al contrataque. Dijo que hoy mismo se había iniciado una nueva auditoría en la embajada, "que viene, hay que decirlo, con lujo de amenazas", y subrayó que la observa como "una represalia política".

Contacto prohibido

El documento clave sobre el trasfondo político del episodio parece ser un mensaje de la Dirección de América Latina de la Secretaría de Relaciones Exteriores, firmado con las siglas JAZ/EM, del 27 de agosto de 2002, que dice: "Por disposición superior, se le reitera enfáticamente que debe cumplir con la instrucción de NO/NO organizar ni participar en celebración alguna con motivo de las fiestas patrias. Se espera acuse de recibo de la presente comunicación".

Este mensaje, que confirma la información difundida por La Jornada el pasado martes 3, revela que no hay un conflicto presupuestal en el fondo de la disputa, sino una decisión política para hacer abortar una agenda que conducía a una modesta reanimación de las relaciones bilaterales, con motivo de las fiestas patrias mexicanas.

Por el contrario, la instrucción de la cancillería perfila una línea que rebasa la frialdad en el trato con Cuba e impone una actitud de hostilidad militante, al negar la posibilidad de contactos tan elementales con autoridades cubanas como los que surgían de un programa cultural de unos 20 días en septiembre.

"Era absolutamente tajante", dijo Pascoe este viernes, "para Cuba, no para otros países, la prohibición expresa de la realización de las fiestas en este país".

El 28 de agosto, acusando recibo, Pascoe respondió que no entendía la frase "reitera enfáticamente", debido a que "es la primera vez que se recibe tal instrucción".

En ese mensaje, el embajador dice que hasta entonces sólo estaba al tanto de dos circulares, del 31 de mayo y del 24 de junio, en las que Relaciones Exteriores avisaba a sus embajadas la falta de presupuesto adicional para las fiestas patrias de septiembre, "pero nunca se instruyó su cancelación".

Cuando Pascoe recibió la orden de la cancillería de suspender actividades y de no participar en las que se produjeran, hacía dos semanas que había informado detalladamente a México sobre sus planes, según el dossier: "el 13 de agosto les informamos en el CUB-01729 del programa aprobado en ocasión de las fiestas patrias. Desde entonces, y hasta la fecha, no había habido indicación contraria por parte de la Secretaría. A pesar de lo anterior, esta representación está procediendo a dar cumplimiento a su instrucción".

A raíz de este intercambio, Pascoe envió cartas (jueves 28 de agosto) a las instituciones cubanas que colaboraban en cerca de una veintena de actividades, excusándose por tener que romper su compromiso. También envió miles de mensajes (viernes 29) a sus invitados a la ceremonia del grito, convocada para el domingo 15, y a una recepción en la residencia del embajador, para el lunes 16.

A las entidades cubanas les avisó que "por disposiciones superiores de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, la embajada no podrá seguir participando en los preparativos" de los actos. A los invitados les dijo que "en una reciente comunicación, dirigida a esta embajada, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México nos ha indicado no organizar ni participar en celebración alguna con motivo de las fiestas patrias".

Este viernes, Pascoe relató a los periodistas que entre mayo y junio había recibido, como los demás embajadores y cónsules mexicanos, la indicación de la cancillería de que no habría recursos adicionales para las fiestas patrias, pero que podrían realizarse actividades con fondos propios (partida 3803 gastos de orden social) o apoyos externos.

El embajador en Cuba dijo que tenía respaldos financieros para las celebraciones septembrinas: los gobernadores Lázaro Cárdenas, de Michoacán; Miguel Alemán, de Veracruz; Manuel Angel Núñez, de Hidalgo; la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Veracruzana y empresas mexicanas (Aerocaribe, Mexicana de Aviación, Dibermex, Expomayab) y la cubano-mexicana Cubacel.

Sin embargo, "en una norma elemental de disciplina, acatamos la instrucción y procedimos a desmontar lo que ya habíamos organizado.

"Habíamos planeado las fiestas, no representaban un impacto en nuestro presupuesto ni implicaban nada para el erario y, sin embargo, se nos ordenó su suspensión", dijo Pascoe.

De las fiestas patrias en el extranjero, el embajador defendió la recepción en su residencia como un deber de reciprocidad diplomática con otros Estados, y a las celebraciones como lugar de encuentro de los mexicanos. "No es una parranda", dijo también, en réplica a una burlona alusión de la vocera de la cancillería, Gloria Abella. "Dudo muchísimo que se podría adjudicar la participación del Presidente de la República en el Grito como una parranda".

También confirmó lo que dijo Abella el jueves: después de la prohibición vino "una suerte de contraorden que me autorizó a participar en las ofrendas florales" (a los monumentos a José Martí y Miguel Hidalgo, el lunes 16). "Ahí sí, de plano, me confundieron... creo que se está reduciendo la política exterior a una expresión mínima, que es muy difícil de entender".

La auditoría

Pascoe dijo que la auditoría de noviembre de 2001 comprobó que existía y operaba en el consulado mexicano en La Habana una red de tráfico de migrantes. Citó como ejemplo que en una muestra aleatoria tomada por los auditores, aparecieron 400 visas ilegalmente otorgadas en 2000 a cambio de dinero.

Señaló que a raíz de esa investigación, el cónsul Hernán Ruiz y la técnica administrativa Laura Ruiz fueron removidos de sus cargos, a petición del embajador, "por pertenecer a esa red", junto con tres empleados cubanos. "Tuvimos que limpiar nuestro consulado".

Tras la auditoría de noviembre de 2001, dijo Pascoe, "todas, todas las observaciones que se nos hicieron quedaron absolutamente solventadas a plenitud ante la Contraloría de la propia Secretaría".

"Sin embargo, el objetivo real de la auditoría no era el problema de la embajada. No era ni es el problema".

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