Personal de la SRE involucrado, ahora está
en Tlatelolco, dice
Denuncia Pascoe red de tráfico de personas y
visas en La Habana
Ayer empezó nueva auditoría en la embajada
en Cuba
Mostró documentos donde le prohíben festejos
patrios
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 6 de septiembre. En el centro de una
violenta disputa, el embajador de México en Cuba, Ricardo Pascoe,
abrió hoy los archivos de su misión para demostrar que la
cancillería le prohibió participar en cualquier celebración
en este país por las fiestas nacionales mexicanas, al margen del
debate presupuestal y para desmentir la afirmación del oficial mayor
de Relaciones Exteriores, Mauricio Toussaint, de que hay irregularidades
administrativas en la representación mexicana en La Habana.
En el contrataque, reveló que la auditoría
de que habló Toussaint el jueves se realizó en noviembre
del año pasado. Pascoe dijo que el procedimiento fue a petición
suya y a partir de su sospecha de que en el consulado mexicano en la isla
operaba "una red de venta de visas y de tráfico de personas". Tras
la investigación fueron removidos de su cargo el cónsul y
una funcionaria mexicana, así como tres empleados cubanos, por su
implicación con ese grupo.
Los dos funcionarios mexicanos "están trabajando
en Tlatelolco", dijo Pascoe. "No han sufrido sanción alguna y viven
al amparo del hecho de que son miembros del Servicio Exterior Mexicano.
Yo admiro a las personas que pertenecen a éste, pero no creo que
sea un sistema para amparar la impunidad".
De traje negro, camisa blanca y corbata amarilla con puntos
negros, Pascoe se presentó puntualmente a una conferencia de prensa
que este mismo viernes convocó en la sede de la embajada. Ahí,
los reporteros recibieron una carpeta de unas cuarenta páginas,
con copias de mensajes privados entre distintas oficinas de Tlatelolco
y la misión en Cuba, así como un informe de auditoría
de la Secretaría de la Contraloría y Desarrollo Administrativo.
"Siento que en este momento ya hay un cuestionamiento
personal, incluso a mi honestidad", dijo Pascoe, al explicar su decisión
de ventilar documentos confidenciales y de hablar públicamente del
caso, después de reiteradas negativas a responder preguntas de la
prensa. "Me siento en la obligación de hacer una serie de señalamientos
y aclaraciones.
"Yo no busqué este conflicto", señaló.
"Es un problema que me ha sido impuesto desde afuera y no asumo la responsabilidad
de esta situación". Explicó que se proponía replicar
a "insinuaciones, rumores y, en cierto sentido, calumnias hacia mi persona".
Precisó
que no pensaba renunciar al cargo, pero que las versiones de la cancillería
sobre el contencioso con la embajada en La Habana le resultaban inaceptables
como persona y figura pública. "Tengo una carrera política
absolutamente intachable y no acepto, bajo ningún concepto, que
se me quiera tachar de involucrado en actos de corrupción, cuando
precisamente nuestra conducta ha sido la de combatir esa práctica
con los dictados y la orientación del presidente Vicente Fox".
En respuesta a preguntas, Pascoe declinó reiteradamente
ubicar o calificar el origen de lo que considera ataques en su contra:
"No voy a juzgar estas cosas. Estoy dejando eso a la inteligencia pública
para sacar las evaluaciones correctas, con una información precisa".
Sobre el manejo interno de la representación diplomática,
subrayó: "no tengo nada que temer. No hay ningún problema
en la administración de esta embajada y mucho menos existe una situación
de irregularidad en el manejo de los fondos. Lo niego categórica
y tajantemente".
Volvió al contrataque. Dijo que hoy mismo se había
iniciado una nueva auditoría en la embajada, "que viene, hay que
decirlo, con lujo de amenazas", y subrayó que la observa como "una
represalia política".
Contacto prohibido
El documento clave sobre el trasfondo político
del episodio parece ser un mensaje de la Dirección de América
Latina de la Secretaría de Relaciones Exteriores, firmado con las
siglas JAZ/EM, del 27 de agosto de 2002, que dice: "Por disposición
superior, se le reitera enfáticamente que debe cumplir con la instrucción
de NO/NO organizar ni participar en celebración alguna con motivo
de las fiestas patrias. Se espera acuse de recibo de la presente comunicación".
Este mensaje, que confirma la información difundida
por La Jornada el pasado martes 3, revela que no hay un conflicto
presupuestal en el fondo de la disputa, sino una decisión política
para hacer abortar una agenda que conducía a una modesta reanimación
de las relaciones bilaterales, con motivo de las fiestas patrias mexicanas.
Por el contrario, la instrucción de la cancillería
perfila una línea que rebasa la frialdad en el trato con Cuba e
impone una actitud de hostilidad militante, al negar la posibilidad de
contactos tan elementales con autoridades cubanas como los que surgían
de un programa cultural de unos 20 días en septiembre.
"Era absolutamente tajante", dijo Pascoe este viernes,
"para Cuba, no para otros países, la prohibición expresa
de la realización de las fiestas en este país".
El 28 de agosto, acusando recibo, Pascoe respondió
que no entendía la frase "reitera enfáticamente", debido
a que "es la primera vez que se recibe tal instrucción".
En ese mensaje, el embajador dice que hasta entonces sólo
estaba al tanto de dos circulares, del 31 de mayo y del 24 de junio, en
las que Relaciones Exteriores avisaba a sus embajadas la falta de presupuesto
adicional para las fiestas patrias de septiembre, "pero nunca se instruyó
su cancelación".
Cuando Pascoe recibió la orden de la cancillería
de suspender actividades y de no participar en las que se produjeran, hacía
dos semanas que había informado detalladamente a México sobre
sus planes, según el dossier: "el 13 de agosto les informamos
en el CUB-01729 del programa aprobado en ocasión de las fiestas
patrias. Desde entonces, y hasta la fecha, no había habido indicación
contraria por parte de la Secretaría. A pesar de lo anterior, esta
representación está procediendo a dar cumplimiento a su instrucción".
A raíz de este intercambio, Pascoe envió
cartas (jueves 28 de agosto) a las instituciones cubanas que colaboraban
en cerca de una veintena de actividades, excusándose por tener que
romper su compromiso. También envió miles de mensajes (viernes
29) a sus invitados a la ceremonia del grito, convocada para el domingo
15, y a una recepción en la residencia del embajador, para el lunes
16.
A las entidades cubanas les avisó que "por disposiciones
superiores de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México,
la embajada no podrá seguir participando en los preparativos" de
los actos. A los invitados les dijo que "en una reciente comunicación,
dirigida a esta embajada, la Secretaría de Relaciones Exteriores
de México nos ha indicado no organizar ni participar en celebración
alguna con motivo de las fiestas patrias".
Este viernes, Pascoe relató a los periodistas que
entre mayo y junio había recibido, como los demás embajadores
y cónsules mexicanos, la indicación de la cancillería
de que no habría recursos adicionales para las fiestas patrias,
pero que podrían realizarse actividades con fondos propios (partida
3803 gastos de orden social) o apoyos externos.
El embajador en Cuba dijo que tenía respaldos financieros
para las celebraciones septembrinas: los gobernadores Lázaro Cárdenas,
de Michoacán; Miguel Alemán, de Veracruz; Manuel Angel Núñez,
de Hidalgo; la Universidad Nacional Autónoma de México, la
Universidad Veracruzana y empresas mexicanas (Aerocaribe, Mexicana de Aviación,
Dibermex, Expomayab) y la cubano-mexicana Cubacel.
Sin embargo, "en una norma elemental de disciplina, acatamos
la instrucción y procedimos a desmontar lo que ya habíamos
organizado.
"Habíamos planeado las fiestas, no representaban
un impacto en nuestro presupuesto ni implicaban nada para el erario y,
sin embargo, se nos ordenó su suspensión", dijo Pascoe.
De las fiestas patrias en el extranjero, el embajador
defendió la recepción en su residencia como un deber de reciprocidad
diplomática con otros Estados, y a las celebraciones como lugar
de encuentro de los mexicanos. "No es una parranda", dijo también,
en réplica a una burlona alusión de la vocera de la cancillería,
Gloria Abella. "Dudo muchísimo que se podría adjudicar la
participación del Presidente de la República en el Grito
como una parranda".
También confirmó lo que dijo Abella el jueves:
después de la prohibición vino "una suerte de contraorden
que me autorizó a participar en las ofrendas florales" (a los monumentos
a José Martí y Miguel Hidalgo, el lunes 16). "Ahí
sí, de plano, me confundieron... creo que se está reduciendo
la política exterior a una expresión mínima, que es
muy difícil de entender".
La auditoría
Pascoe dijo que la auditoría de noviembre de 2001
comprobó que existía y operaba en el consulado mexicano en
La Habana una red de tráfico de migrantes. Citó como ejemplo
que en una muestra aleatoria tomada por los auditores, aparecieron 400
visas ilegalmente otorgadas en 2000 a cambio de dinero.
Señaló que a raíz de esa investigación,
el cónsul Hernán Ruiz y la técnica administrativa
Laura Ruiz fueron removidos de sus cargos, a petición del embajador,
"por pertenecer a esa red", junto con tres empleados cubanos. "Tuvimos
que limpiar nuestro consulado".
Tras la auditoría de noviembre de 2001, dijo Pascoe,
"todas, todas las observaciones que se nos hicieron quedaron absolutamente
solventadas a plenitud ante la Contraloría de la propia Secretaría".
"Sin embargo, el objetivo real de la auditoría
no era el problema de la embajada. No era ni es el problema".