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Fotografía


Antonio Cruz López q Ibn AlHaitham, árabe del siglo XI, estudió los eclipses de sol y luna; hacía pasar por un agujero, los rayos de sol reflejados por la luna, y los proyectaba en una pared de un cuarto oscuro; los rayos luminosos reflejados desde un punto llegaban a plasmarse en la proyección de manera invertida. Después se descubrió que si se ponía en el agujero una lente focal apropiada, la imagen obtenida se hacía nítida. Entre los siglos XVII y XVIII se usó el procedimiento para reproducir edificios o campos a partir de cámaras oscuras o tiendas de campaña. En 1839 Louis Mandé Daguerre, pintor francés, inventó la reproducción de imágenes con este procedimiento, modificando la pared posterior que recibe las imágenes; la sustituyó por una placa metálica de plata pulida, previamente sensibilizada con vapores de yodo; cuando exponía la placa a los rayos luminosos de una imagen, ésta quedaba grabada al tratarla con vapores de mercurio condensados en el yoduro de plata, por haber recibido más o menos rayos luminosos según el objeto reflejado en ella; para finalizar, lavaba las placas con solución de tiosulfato de sodio, así obtenía la impresión y el revelado de las imágenes, y dio nacimiento a la fotografía. El procedimiento se perfeccionó cuando se aplicó el yoduro de plata impregnándolo de papel o sobre vidrio, siempre preparando los materiales previamente a la fotografía, fijando y revelando de manera inmediata, por lo que el fotógrafo debía estar acompañado de una tienda de productos químicos y un espacio oscuro para hacerlo. George Eastman impregnó de capa sensible a una cinta flexible de celuloide; así nacieron los rollos de impresión o películas, y la posibilidad de que todos pudiéramos ser fotógrafos, tomando imágenes personalmente en cámaras oscuras transportables, hoy conocidas como cámaras fotográficas, y guardar imágenes del campo, del hogar, del trabajo, de la actividad deportiva y más. Aparecieron los modelos Reflex de las cámaras, los tipos Rolleiflex, Hassellblad, Minox, las películas de 35 milímetros, los objetivos intercambiables y los autorizados.
Adquirió tal difusión la fotografía que todos podemos tomar imágenes y nos queda el recuerdo grabado a todo color en un papel; pero la fotografía no es sólo eso; es un arte; es la virtud práctica de encontrar un momento, un motivo, la luz, la distancia, el ángulo, la amplitud, la perspectiva, la relación de las magnitudes y la interpretación de los motivos, todo tan complejo, que dio reglas y normas para fotografíar, después sustituidas por un grupo que se liberó y creó el impresionismo fotográfico, el simbolismo de las imágenes que se convirtieron en un modus vivendi, del comercio, la política, las noticias, el reportaje, la moda, pero más allá, reportó en imágenes la pobreza, miseria, riqueza, guerras, catástrofes y más, mucho más.
En Puebla, afortunadamente en La Jornada de Oriente, Abraham Paredes García expresa ese sentimiento que su vocación le dio desde los años 50 del pasado siglo, con la espina clavada en el corazón de la fotografía periodística, en el arte de la impresión grabada de lo cotidiano, la capacidad de expresar de manera sana, lo que sus ojos ven a través del arco iris de sus lentes; las imágenes de la vida, del campo, del quehacer en el espacio y en el tiempo, para encerrarlos en su cámara oscura y ofrecerlos a todos como un regalo a su Puebla y a su pueblo. ¡Gracias, Abraham, por la suerte de conocerte a través de tu trabajo, del agrado con que lo haces, por la sonrisa permanente de tu persona y de tu arte!