DESFILADERO
Jaime Avilés
Fox, PRI y PAN, atrapados sin salida
Si Estados Unidos invade Irak, destruyendo la legalidad
internacional, Bush se convertirá en el Hitler del siglo XXI. México
no debe apoyarlo
FIRMAS CONTRA ENRON. El sábado pasado, esta
página invitó a sus lectores a sumarse a la campaña
del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) que pretende recabar millones
de firmas en respaldo a una carta dirigida al Congreso de la Unión
para impedir la privatización de la industria eléctrica.
La reacción del público fue impresionante.
Llegaron tantos mensajes de aceptación que el buzón electrónico
de este espacio quedó prácticamente saturado. Esto habla
del estado de ánimo que domina el corazón del pueblo de México
ante la iniciativa presidencial de Vicente Fox. Un ejemplo:
"Soy profesor de música en la Escuela Superior
de Música del INBA, y vivo en Coyoacán, en una zona muy popular
(pueblo de Los Reyes). Siguiendo la sugerencia que propuso en La Jornada,
redacté un documento como lo sugirió.
"La respuesta de mis vecinos no sólo ha sido entusiasta
sino hasta conmovedora, por la manera en que se han involucrado para conseguir
las firmas que les he solicitado (el de la miscelánea, el herrero,
el mecánico, el cohetero, etc., etc., etc.). En un solo día
hemos recabado más de 150 firmas, y estamos seguros de que conforme
pase el tiempo recabaremos muchas más. Pero la inquietud ahora es:
¿qué hacemos con ellas?
"Dado que usted propuso la iniciativa le ruego indicarme
a dónde debo de entregar el documento con las firmas de apoyo correspondientes.
Por favor: ¡indíquemelo a la brevedad posible!, pues no quiero
quedar mal con mis vecinos, ya que los involucré y que han participado
de manera tan entusiasta. Espero impaciente una respuesta rápida
de su parte (entienda mi urgencia).
En la inmensa mayoría de las comunicaciones recibidas
se repite la pregunta formulada por el profesor Hinojosa. ¿A dónde
hay que mandar las firmas? Otras quieren saber si no existe una página
electrónica para obtener mayores informes y dirigir las adhesiones
cibernéticas. Hablé al respecto con Ramón Pacheco
Llanes, secretario del Exterior del SME, y esto fue lo que me dijo: "Estamos
recibiendo las firmas en el SME, calle Antonio Caso 45, colonia Tabacalera,
CP 06470, México DF, y sólo pedimos que lleguen a nombre
del compañero Rosendo Flores Flores, secretario general del sindicato,
o de un servidor. También contamos con el siguiente correo:
Y a las personas que deseen mantenerse al tanto de esta
lucha, las invitamos a consultar nuestra página en www.sme.org.mx".
Asimismo, agregó Pacheco, el SME ha constituido,
con múltiples organizaciones, el Frente Nacional de Resistencia
Contra la Privatización de la Industria Eléctrica, que tiene
representantes en cada estado del país y en los principales municipios.
La semana próxima darán a conocer sus direcciones y teléfonos.
Por lo pronto, hay que seguir sumando adhesiones, hablando con los vecinos,
los amigos, los parientes, y explicarles por qué no debemos permitir
que la industria eléctrica sea vendida a Enron y a los Amigos de
Fox, para que no nos suceda lo mismo que a los argentinos.
Si usted vive en la ciudad de México y quiere hacer
público su repudio a la iniciativa presidencial, acuda a Chapultepec,
mañana domingo 15 de septiembre a las 11 de la mañana, y
camine sobre Reforma hasta el Angel de la Independencia dentro de la manifestación
convocada por Rosario Robles, el Comité Mexicano de la Campaña
Continental Contra el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA)
y desde luego el Sindicato Mexicano de Electricistas.
Confusión astronómica
Luis
Felipe Bravo Mena, el pequeño presidente nacional del PAN, dice
que vivimos "la primavera de la democracia". Las noticias, por el contrario,
insinúan que atravesamos "el verano de nuestro descontento", y que
-dado lo mal que pintan los proyectos del neoliberalismo para Fox y para
los mafiosos del PRI- nos aguarda un otoño luminoso que necesariamente
debe conducirnos al invierno del régimen de injusticias estructurales
en que nos estamos ahogando.
De las diversas luchas políticas que hicieron crisis
esta semana -los pueblos indios que exigen su verdadero reconocimiento
constitucional, negado por la Suprema Corte; los maestros que piden el
encarcelamiento de su líder vitalicia, a punto de ser investigada
por múltiples asesinatos; los dirigentes petroleros que han emplazado
a huelga dentro de 17 días, pero que podrían quedarse solos,
acusados por el desvío de 42 millones de dólares- podrían
surgir importantes alianzas para dar paso a un frente amplio que modifique
la composición del Congreso, hoy dominado por la derecha, en las
elecciones de 2003.
Antes de lanzar su iniciativa de reforma de la industria
eléctrica, Fox destapó el asunto, cochinísimo, de
los recursos de Pemex que el ex director de esa paraestatal, Rogelio Montemayor,
entregó a la cúpula del sindicato petrolero, encabezada por
Carlos Romero Deschamps, para alimentar la campaña electoral de
Francisco Labastida.
Cuando la iniciativa de Fox llegó al Congreso,
Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo, presidente y secretaria del PRI,
corrieron a Los Pinos y, traicionando los acuerdos de su partido, ofrecieron
sacar adelante la reforma eléctrica a cambio de que el gobierno
olvidara el caso Pemex. Pero entonces, los senadores del PRI se rebelaron
contra sus "líderes" dejando en claro que no aceptaban el pacto.
Fox, en consecuencia, solicitó el desafuero de Romero Deschamps
y socios, para juzgarlos, no sólo por malversación sino por
lavado.
Los sindicalistas, en respuesta, refrendaron su intención
de estallar la huelga en la industria petrolera el primero de octubre.
Al mismo tiempo, los diputados del PRI abandonaron el palacio de San Lázaro,
cancelando la comparecencia del secretario de Gobernación. De inmediato,
Madrazo y Elba Esther se presentaron en Bucareli a ofrecer disculpas, pero
los senadores priístas los abuchearon, de nueva cuenta, por traidores.
Por su parte, en un discreto alarido de auxilio, socorro,
dirigido al conjunto de la población, Pemex hizo visible, ayer,
la máxima preocupación de Fox en estos momentos: si Romero
Deschamps colocara las banderas rojinegras, el país dejaría
de exportar un millón 400 mil barriles diarios, que representan
un tercio de los ingresos del gobierno. Si la huelga se prorrogara 11 días,
se agotarían las reservas nacionales de gasolina. Aun cuando el
Ejército ocupara las instalaciones petroleras, los 43 mil empleados
de confianza de la empresa serían incapaces de mantenerla en funcionamiento
porque 34 mil son burócratas y sólo 9 mil trabajan con las
manos sucias de aceite en los pozos, las refinerías, los puertos,
etc. En pocas palabras, si estallara la huelga en Pemex, Fox, y con él
millones de personas, se irían al desempleo.
Carente de operadores eficaces, el Ejecutivo no tiene
tiempo ni oficio político para promover, entre las bases petroleras,
el aislamiento de Romero Deschamps (aunque la izquierda sí puede
hacerlo... sólo para ganar aliados). Por lo tanto, el conflicto
se resolverá mediante algún tipo de arreglo que habrá
de traducirse en un inmenso desprestigio político para las partes
involucradas, y a la larga esto beneficiará al movimiento popular
que está gestándose. No se aflija usted: es cuestión
de paciencia...
¿Amigos de Hitler?
Dos días antes de la comparecencia de George WC
Bush ante la ONU, un comunicado de Los Pinos definió la postura
de Fox ante la eventual invasión de Irak por Estados Unidos: México
se ceñirá en esta materia a lo que determine el Consejo de
Seguridad del organismo que tan indignamente regentea Kofi Annan. Pero,
con el doble lenguaje de la diplomacia, Ernesto Martens, secretario de
Energía, informó que Pemex está listo -o más
bien, estaba- para aumentar la exportación de crudo a Estados Unidos
si estalla la guerra en Mesopotamia, o en cuanto la Casa Blanca truene
los dedos.
Con la excepción de Tony Blair -el ídolo
secreto de George. G. Castañeda-, ninguna de las grandes potencias
económicas y militares de Europa, léase Alemania y Francia,
está dispuesta a embarcarse con míster WC en una aventura
que no sólo pondría en altísimo riesgo la seguridad
mundial, sino que a la postre beneficiaría únicamente a Estados
Unidos, pues la guerra lo convertiría en propietario exclusivo de
los mayores yacimientos petrolíferos del planeta y en amo absoluto
de la humanidad.
En esta página, por desgracia, no hay espacio para
analizar con detenimiento los peligros que implica el delirio de Bush,
pero es bien conocida la decisión del primer ministro de Israel,
Ariel Sharon, de aportar su granito de arena disparando la bomba atómica
contra Irak si fuera necesario. Basta recordar, sin embargo, que en 1939
Hitler invadió Polonia y más tarde a la mayor parte de Europa,
tal como míster WC pretende ahora intervenir en Irak, y más
tarde en Irán, Siria, Egipto, Arabia Saudita, Yemen..., es decir,
violando todas las normas de la legalidad internacional. Hitler provocó
la peor guerra de todos los tiempos, pero Bush podría superarlo:
hay demasiadas armas nucleares en la región.
Si Bush lanza finalmente sus tropas sobre Irak se transformará
en el Hitler del siglo XXI. ¿México va a actuar como pelele,
perdón, "aliado" del nuevo Hitler? ¿Estamos los mexicanos
resueltos a permitirlo? Tenemos un lugar en el Consejo de Seguridad de
la ONU y podemos formar mayoría, junto con China y Rusia, para oponernos
a Bush y contribuir a su aislamiento. Es probable que esa heroica actitud
nos acarree consecuencias económicas a corto plazo, pero lo ayudaríamos
a perder las elecciones legislativas que se acercan y a sacarlo de la Casa
Blanca en 2004.
¿No le parece a usted relevante? Imagine lo contrario.
En caso de ser atacados, los llamados "países árabes" -porque
árabe-árabe sólo es Arabia Saudita- reaccionarían
castigando al pueblo de Estados Unidos por la vía del terrorismo,
y ¿quién podría asegurarnos que México no sería
igualmente blanco de sus represalias? Por eso, porque la sumisión
de Fox ante Bush pone en riesgo la seguridad nacional de México,
entre las demandas del gran movimiento popular que está surgiendo
en nuestro país no puede estar ausente la exigencia de una nueva
política exterior... sin Castañeda.
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