Pablo Soler Frost
El naufragio del buque México
Yo iba a ir de médico de a bordo, pero un leve accidente a la altura de Novara (atropellé un cebú) me impidió embarcar. Debo decirle que tenía mis dudas respecto al éxito de esta aventura -me confió el doctor Greene una tarde muy hermosa, de grandes cúmulos blancos, mientras nos emborrachábamos en el Loma Linda.
-El buque México estaba hecho de un raro material para un cáudex. Era un buque de concreto. No sé qué ingeniero de Carolina o de Virginia, al que en su país nadie pelaba, había entusiasmado al secretario de Marina con su invento. El barco se había colado. Estaba listo para botarse cuando llegué a Veracruz. El secretario leía un breve discurso frente al presidente, creo que era Avila Camacho, y a los muy envidiosos Topete y un capitán de nombre Lubina que, insolente, se había atrevido a augurar el inevitable naufragio...
Un trago...
-El barco, luego del también inevitable bautizo, se deslizó pesadamente. Entrar al agua y naufragar: todo fue uno. El barco se fue al fondo del puerto con sus torretas de concreto, sus grúas y sus cañones de metal, muchos mareados marineros. Al secretario un color se le iba, otro le venía: sus órdenes se volvieron incomprensibles dada la excitación y el ruidero de la gente, que arremolinándose, quería acercarse al borde de la poza profunda que se tragaba inexorable, al México.
-Yo di gracias al pequeño Vishnú-St. Lèger, por salvar mi vida y mis libros. Los del niño, como bien sabe, se perdieron en el viaje de la familia volviendo a Francia: los volúmenes rojos de Victor Hugo, los negros de Lamartine, los hermosos, equivocados de Buffon... Desde entonces, Ƒsabe usted?, sólo voy en barco de madera; si los hubiera de mecate, ésos abordaría.
No recuerdo si algo añadió el doctor. La noche me devolvió de golpe la sobriedad, mientras bajábamos de Las Lomas, pasando el astillero que otro secretario construyó encaramado frente a las feas fuentes de Chapultepec.
Relato del autor incluido en su libro El misterio de los tigres, del cual ofrecemos este adelanto con autorización de Era