La belleza del erotismo
El amor no tiene género, el alma tampoco. El ser
amado no se elige, surge inesperadamente y la sexualidad es un universo
inexplorado que descubrimos a través del reconocimiento de nuestro
propio placer. A partir de estos principios de amor y sexualidad, la obra
teatral Bellas atroces busca desestigmatizar el amor entre personas
del mismo sexo y, de manera particular, entre mujeres.
Dirigida
por Ana Francis Mor y escrita por Elena Guiochíns, Bellas Atroces
se remonta a la época victoriana -en la que el lesbianismo era ignorado-
y se transporta hasta nuestros días, en que el amor entre mujeres
continúa siendo inaceptable por gran parte de la sociedad. A partir
de cuatro personajes bíblicos, María (Vanessa Ciangherotti),
Eva (María Renée Prudencio) y Lilit (Cecilia Sotres), la
obra intenta romper con arquetipos femeninos erróneos que simplifican
a la mujer. Estos tres personajes son observados por la Invitada del Clóset
(Marisa Rubio), quien se encuentra encarcelada en el miedo de decidir entre
lo que realmente es y lo que se permite ser. Entre estos personajes surgen
amores y desamores que se irán resolviendo a través de rupturas
existenciales, surgidas durante el proceso constructivo de la propia aceptación.
Uno se enamora del alma de las personas
La actriz Vanessa Ciangherotti opina: "Uno se enamora
del alma de las personas, no del traje que traen puesto. Y si tienes el
valor de enamorarte de esa persona, realmente te tiene que importar poco
si es un hombre o una mujer, porque entonces te estás limitando
en tu capacidad de amar".
Durante su estreno, la obra provocó comentarios
muy diversos entre el público, así como risas desubicadas
en escenas dramáticas. Elena Guiochíns comenta al respecto:
"Esa risa es una catarsis interna que surge en ciertos momentos dramáticos
y que tiene que ver con la incomodidad que produce lo que pasa en el escenario.
Es algo que me resulta curioso pero que es totalmente válido".
En esta puesta, además de existir el interés
por abordar un tema delicado a través de un lenguaje verbal y visual
explícito, existe una intención estética que busca
transmitir la belleza del erotismo. Un beso, una caricia, una mirada o
la desnudez de un cuerpo son elementos poéticamente tratados que
rodean la sublimidad del amor.
Espacios y atmósferas
La escenografía de Xóchitl González
es muy interesante. A partir de la presencia y movimientos de cuatro biombos,
decorados por Martín López Brié con base en motivos
bíblicos, se crean diferentes espacios y atmósferas que enmarcan
las escenas.
La propuesta de este montaje es sumamente atractiva, pero
el resultado es mejorable. Las actuaciones pecan de poca naturalidad y,
en ocasiones, de cierto acartonamiento corporal. Por otro lado, ninguna
de las actrices representa el modelo estético que predomina en la
comunidad lésbica de nuestro país, resultando una historia
alejada de la realidad y poco creíble. El texto de Elena Guiochíns
y la capacidad artística de Ana Francis Mor poseen suficiente talento
y creatividad como para mejorar esta obra, la cual representa un valioso
esfuerzo en la necesidad de ampliar los distintos puntos de vista de observar
la realidad y lograr el respeto a la diferencia.
Bellas Atroces: Teatro Helénico.
Av. Revolución 1500. Lunes y martes 20:30 horas. Entrada: cien pesos
general y 80 para estudiantes, maestros e Insen.
MARIANA NORANDI (ESPECIAL)