Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 28 de septiembre de 2002
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Cultura
REPORTAJE /DESCENTRALIZACION DE LA VIDA LITERARIA EN LA ISLA

A diferencia de otros países, la actividad trasciende su capital

El auge de la lectura en Cuba se extiende por toda la isla

La otrora boyante producción editorial en Cuba se vio deprimida por la crisis económica del llamado ''periodo especial'', a principios de los años 90, circunstancia que de forma paradójica ha tenido un efecto secundario de signo positivo e inesperado: la descentralización de la vida literaria en la patria del prócer José Martí, Nicolás Guillén y Alejo Carpentier

ARTURO GARCIA HERNANDEZ ENVIADO

La Habana. La crisis económica que asoló Cuba a principios de los años 90 -identificada como el ''periodo especial"- y que deprimió su otrora boyante producción editorial que, paradójicamente, a la larga ha tenido un efecto secundario positivo e inesperado: la descentralización de la vida literaria cubana.

Antes, La Habana concentraba las condiciones y oportunidades para publicar y hacer ''vida social literaria". Explica la investigadora Aída Bahr que durante mucho tiempo se dio una especie de ''éxodo masivo" de escritores hacia la capital cubana, donde ''había más opciones, más intercambio de información, más actividades que podían nutrir al escritor". Esa dinámica fue drásticamente interrumpida por el periodo especial que -junto con el bloqueo comercial estadunidense- agudizó las carencias en la isla.

La Habana ya no pudo sostener a todos los autores que llegaban de provincia; ante la reducción de oportunidades y de empleos para ellos, por ''pura sobrevivencia" la mayoría tuvo que permanecer en su lugar de origen o regresar a él.

Compromiso con la palabra

Directora de Editorial Oriente y de la revista Sic, ambas de Santiago de Cuba, Aída Bahr afirma que el freno a la emigración de escritores hacia la capital se tradujo en la activación de varias ciudades de provincia como prolíficos e interesantes centros literarios. Ahora, ''el que viene y sólo conoce La Habana se queda con una idea muy reducida de lo que es Cuba". Esto incluye su vida literaria.

''Hay varias provincias -expone la académica- que son núcleos muy interesantes de escritores. Hay, por ejemplo, un núcleo de narrativa muy fuerte en Las Tunas; en Olguín hay uno muy importante de poesía, y en Camagüey se concentra un grupo de escritores que, incluso, vivieron en La Habana y ahora han regresado". En todos los casos, se trata de autores consolidados con obra lograda.

Entre los autores de provincia, sobre los que Bahr invita a poner atención (''de los que he leído, son los que me gustan") figuran Jorge Luis Arzola (Jatibonico, 1966) y Alberto Garrido (Santiago de Cuba, 1966), ambos pertenecientes a la llamada generación de los ''novísimos". Aunque el primero, autor de los cuentos El pájaro sin cabeza (1991) y Prisionero en el círculo del horizonte (1994), hoy prefiere deslindarse de los ''novísimos'' y situarse dentro de ''una especie de costumbrismo literario" con intención de ''universalidad" y se define como uno ''de los muy poquitos" que retratan el actual mundo campesino cubano, según dijo en una entrevista con El caimán barbudo.

Garrido -Premio Casa de las Américas 1999 de cuento con El muro de las lamentaciones- asume el tratamiento del lenguaje como su principal preocupación de escritor. Entrevistado por la revista cultural Quehacer, de Las Tunas, afirmó: ''Para mí es un vicio, una manía. Flaubert hablaba de encontrar la palabra precisa. A mí me molesta un poco el descuido de algunos escritores contemporáneos. Porque, ¿qué es un escritor sino un pastor de palabras? Uno está limitado por nuestro pobre surtido de palabras, y nuestro oficio es alumbrar con ellas las tinieblas. Cada palabra tiene un poder increíble. Y yo no tengo ni quiero tener otro compromiso, sino con la Palabra."

Pueblo chico, infierno grande

Otro escritor de provincia -de los muchos dignos de mención- es Guillermo Vidal (Las Tunas, 1952), a quien la crítica Daisy Cué se refiere (revista Sic númedro 15, julio-agosto-septiembre, 2002) como ''un nombre imprescindible desde hace más de una década en la narrativa cubana actual".

Vidal es autor de la novela Ella es tan sucia como sus ojos, de reciente publicación, que llama la atención porque no tiene a La Habana como telón de fondo de la historia narrada. Situada en la ciudad de Las Tunas, la novela sorprende al lector foráneo no sólo por su audacia formal y estilística sino por ofrecer una perspectiva poco frecuente de la Cuba de hoy.

Desde un microuniverso social local, Ella es tan sucia como sus ojos proyecta sueños, miserias y frustraciones de una sociedad.

Describe Daisy Cué: ''La novela, editada en la colección Heredia (de editorial Oriente), parece demostrar cuánto hay de cierto en el proverbio 'pueblo chiquito, infierno grande', al convertir a la aparentemente apacible ciudad tunera en hervidero de pasiones incestuosas y crímenes pasionales (...)"

Villa Clara, notable desarrollo

Ejemplo notable de la descentralización editorial y literaria de Cuba es la provincia de Villa Clara, situada en el centro geográfico de la isla, en la que existen 22 librerías para una población de 845 mil habitantes distribuidos en 13 municipios. Cuenta además con 52 bibliotecas públicas, 32 casas de cultura, siete galerías de arte, una orquesta sinfónica y 10 bandas de concierto. En Santa Clara, ciudad capital con 235 mil pobladores, se asientan dos editoriales que acogen a los autores locales y es sede de una concurrida feria anual del libro. En los pasados 12 años -que incluyen la parte más ardua del periodo especial- se han publicado más de 130 títulos con una tirada total de medio millón de ejemplares. Cifras oficiales contabilizan 112 autores activos en la provincia, 74 de los cuales ya han publicado y ''el resto están en proceso de hacerlo".

Admira y conmueve el evidente orgullo de la población de Santa Clara por el intenso y variado movimiento cultural que registra su provincia y que tiene eco y presencia en el resto del país. Casi insólito resulta ver a niños y adolescentes recorrer una librería con la curiosidad y avidez con que en otras latitudes se les vería hacerlo en centros comerciales.

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