La jornada, sin mayores incidentes; votó más de 50% de empadronados
La violencia e irregularidades graves, ausentes en los comicios guerrerenses
JESUS SAAVEDRA, MISAEL HABANA Y ROBERTO GARDUÑO CORRESPONSALES Y ENVIADO
Chilpancingo, Gro., 6 de octubre. Los electores modificaron el escenario político en el estado al dividir sus votos entre el priísmo tradicional y el perredismo, que consolidó su presencia en distintas regiones de Guerrero.
Zihuatanejo e Iguala serán municipios gobernados por el PRD, que conservó también Acapulco y extendió su influencia en las regiones de la Costa Chica, zona norte y Tierra Caliente.
La realidad del atraso político en la entidad se presentó, pues en la comunidad Cruz Alta, del municipio Ayutla de los Libres, el priísta Nicolás García fue encontrado muerto con dos impactos de bala. Sin una investigación judicial de por medio, el dirigente estatal de ese partido, Juan José Castro Justo, responsabilizó al PRD y a su dirigente nacional, Rosario Robles, del homicidio.
El suceso sembró de dudas el proceso porque la cúpula local del tricolor insistió, durante toda la jornada, culpar a los integrantes del sol azteca.
Al contrario a lo esperado, la violencia electoral se ausentó de la jornada. Ni en Teloloapan, donde Pedro Pablo Urióstegui amenazaba con incendiar la región si su esposa -candidata del PRI a la alcaldía- Tomasa García Figueroa no ganaba, ni en Tierra Caliente y en La Montaña hubo enfrentamientos de naturaleza tal que se suspendieran los comicios. Sólo se presentaron una docena de denuncias por intento de robo de urnas e incitación.
Tampoco reaparecieron ante la población los grupos armados con influencia en las regiones pobres de la Montaña y la Sierra, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo, la Brigada de Ajusticiamiento 28 de junio (fundada en memoria de la matanza de Aguas Blancas), el Ejército Popular Revolucionario, el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente y la Coordinadora Guerrillera José María Morelos y Pavón.
Cualquier motivo o insinuación de violencia electoral fue reducido por la participación de casi 50 por ciento de los electores, de acuerdo con datos del Consejo Estatal Electoral, para elegir alcaldes y diputados. Una participación de esa magnitud no se recordaba en Guerrero desde hace una década.
La jornada se inició con una hora de retraso en la mayoría de las 4 mil 148 casillas distribuidas en el estado. Y ante la probable amenaza de una acción violenta en las regiones de Tierra Caliente y La Montaña, se ordenó la movilización de 5 mil policías.
El proceso representó una elección fundamental porque por vez primera la población dividió sus votos. Decidió restarle los apoyos tradicionales al Revolucionario Institucional, propiciados por la compra y manipulación largamente practicadas por ese partido. Ayer las dádivas no surtieron el efecto esperado por el tricolor y sus resultados beneficiaron directamente al PRD y en consecuencia, a otras organizaciones políticas hasta este domingo ausentes del escenario político, como el PAN, el PT y Convergencia por la Democracia.
Lo que sí funcionó fue la estructura política cimentada por el PRI desde hace décadas para garantizar que en Guerrero, por lo menos hasta ahora, no sufrirá una derrota contundente. Mientras el priísmo vio reducida su influencia en un buen número de municipios, sí logró en conservar el control del Congreso local.
La derrota para los priístas ocurrió en tres de las cinco ciudades más importantes del estado. Acapulco, Iguala y Zihuatanejo, que representan 60 por ciento de la población del estado y absorben 70 por ciento de los recursos estatales y de las participaciones federales. Ese fue el talón de Aquiles del PRI que durante años, décadas, controló a su antojo las arcas y recursos del estado.
Un suceso singular en la elección fue el activismo de más de siete mil personas integradas en las brigadas cazamapaches perredistas. Distribuidos en la mayoría del estado, los grupos de vigilantes representaron un escollo para las viejas prácticas de coptación y compra del voto del PRI.
Significaron un motivo de queja permanente del dirigente estatal del PRI, Juan José Castro Justo, quien denunció una y otra vez durante todo el día a los perredistas porque, repetía, "realizan retenes para inhibir a los votantes". Ayer el priísmo reditó las denuncias que durante años la oposición vertía contra ellos y sus fraudes electorales.
Ante el cambio de la composición política en Guerrero, René Juárez declaró el proceso electoral como ejemplo del "México moderno de la democracia".
El gobernante consignó como un hecho de llamar la atención "la paz y la democracia" vivida ayer.
Y una vez más rechazó los señalamientos del PRD, que lo tachó de ser el principal candidato y repartidor de dádivas durante el proceso electoral: "No tengo rencores; por el contrario, hago un llamado a todos los actores políticos a que antepongamos el interés de Guerrero. Estoy preparado para poder entenderme con cualquier autoridad emanada de cualquier partido político, ya sea en un Congreso plural o con los ayuntamientos de otra filiación. No tiene mayor problema para mí".
La muerte de Nicolás García en Ayutla fue capitalizada por el priísta Juan José Castro, porque una vez más lanzó serios cuestionamientos a Rosario Robles. La responsabilizó de "desestabilizar la tranquilidad de la elección". Incluso intentó escandalizar al auditorio de distintas cadenas de radio al afirmar que el PRD utilizó helicópteros del gobierno del Distrito Federal para trasladarse sobre territorio guerrerense. Pablo Gómez, en la radio, también desestimó esa especie "porque los únicos helicópteros del Gobierno de la ciudad de México son los de la policía".
La elección en Guerrero, inusual por sus resultados y la ausencia de sucesos de violencia -excepto el deceso de Nicolás García- fue un hecho a destacar, porque ni del bando priísta ni del perredista se escucharon denuncias de fraude.
Al inicio de los comicios las dudas ciudadanas persistían porque Acapulco, Tlapa, Zihuatanejo, Iguala, Teloloapan y la región de Tierra Caliente eran considerados puntos rojos, en los cuales podría desencadenarse sucesos de violencia. Cualquier posibilidad de esa naturaleza se desactivó, debido a la afluencia moderada de votantes, los operativos de cazamapaches y el despliegue de las fuerzas de seguridad del estado y federales.
Otro acontecimiento singular en Acapulco fue el descubrimiento de un grupo de hackers que probablemente intervendrían el sistema de cómputo del Consejo Estatal Electoral desde las oficinas de la sección 17 del sindicato de trabajadores del IMSS. Un grupo de la Asociación Médicos por la Democracia, simpatizantes del PRD, denunció tal hecho. Encontraron en el edificio a cinco personas preparadas con laptops, resguardadas por 50 militantes priístas del Frente Juvenil Revolucionario, quienes se identificaron como estudiantes de la Universidad Autónoma de Guerrero.
Para verificar la denuncia llegó al lugar el notario número cinco y ex procurador de Justicia estatal durante el gobierno de Angel Aguirre Rivero, Antonio Hernández Díaz, quien según los denunciantes se negó a dar fe de los hechos: equipo de cómputo en red, cinco ingenieros con sus respectivas computadoras. Para desactivar ese operativo los médicos cortaron los cables del equipo.
Al cierre de esta edición, el Programa de Resultados Electorales Preliminares continuaba contabilizando votos emitidos en las casillas y las cifras confirmaban el ascenso en las preferencias de los votantes para el PRD y el conteo se dividía entre perredistas y priístas en la elección de diputados al Congreso local.