Marco Rascón
La crisis del tiempo
Los mexicanos vivimos sin presente. La negación del hoy, hoy, hoy se ha convertido en un objetivo contradictorio en el que "todo futuro será mejor", lo cual nos hace vivir como en Los recuerdos del porvenir, de Elena Garro, y nos conduce a una crisis de tiempo, hoy convertido en lugar común, donde se lucha por el futuro para regresar al pasado olvidando el presente.
A los mexicanos nos estorba el presente, por eso el comercio y el estado de ánimo empezaron en septiembre con la decoración y las ofertas navideñas, pasando incluso por encima de fiestas globales como el halloween, que sustituye nuestros Días de Muertos, o el aniversario de la enterrada Revolución Mexicana, a la cual ya no se le hace ningún discurso ni nadie la cita.
La diferencia entre el tiempo cronológico y el político pareciera unirse en una misma escapatoria en pos de la lucha por el poder en 2006, año que todas las fracciones de la clase política acarician como culto de pasión al que ofrendan todo tipo de vilezas, perversiones y mentiras; obtener ese poder justifica todos los medios. ƑCuántos escándalos empedrarán el camino hacia la renovación sexenal? ƑQué pasará en estos cuatro años que nos faltan por recorrer y que nadie respeta como tiempo de creatividad y de obra?
En la lucha política por demostrar que los otros son peores, la lid por la sucesión presidencial es la demostración más grande de que el surrealismo ha llenado la política mexicana, hoy ociosa y sin más opción que llenar el tiempo y la agenda con preparativos-alucinaciones, porque muchos ya se consideran sucesores de Vicente Fox.
Hay que ver la manera en que los pupilos de la academia de preparación a la Presidencia, cuya principal enseñanza es el culto a la falta de personalidad, han cambiado su manera de caminar, de vestir, su modo de hablar y de pararse frente a los micrófonos. En ese sentido, tanto los partidos políticos como los gobiernos y las cámaras legislativas son conducidos y representados no por políticos ante una responsabilidad presente, sino por malabaristas atados a un futuro en el cual lo único importante son ellos, luego ellos y después ellos, uniendo, ahí sí, las tres dimensiones conocidas del tiempo.
Esta política sin tiempo es la causante de la crisis del presente. Del hoy, hoy, hoy, los políticos cavaron una gran tumba para que nada funcione y por eso en México sólo se reconocen los depósitos a largo plazo, los calendarios electorales (con algún plebiscito intermedio para ejercitar clientelas) y, desde luego, la Navidad para compensar los estragos del aumento del corto que ha dejado al país sin liquidez y mantiene con alfileres los indicadores macroeconómicos a costa de frenar brutalmente la economía nacional en favor de la estadunidense, hoy dependiente de los mensajes amenazantes de Osama Bin Laden, el gran socio publicitario de Bush.
En esa crisis del presente no nos importa ni la crisis de Argentina, destrozada a base de privatizaciones, ni los complots oligárquicos en Venezuela, ni los odios contra Cuba, ni el triunfo de Lula en Brasil, ni las amenazas bélicas contra Irak.
Para la academia es mejor la mediocridad de una comisión de la verdad para asuntos del pasado, reformas que no reforman nada, escandalillos y la competencia llena de pactos y complicidades para determinar quién se ensució más en el financiamiento de campañas o quién engañó más con esos dineros.
Es tanta la mediocridad que no hay agenda nacional, pues el poder controla toda la información, fundamentalmente el tiempo, interviniendo en la "agenda" de todos los políticos y los ciudadanos. Al no existir control del tiempo ni agenda nacional, el presente es un vacío en crisis.
ƑCuál es el futuro ante interlocutores que terminaron en locutores llenando el tiempo de transmisión y que si callaran nadie citaría; ante políticos mediocres, gerentes de cursillos empresariales, el ascenso vertiginoso de ignorantes y tránsfugas? El PAN, el PRD, el PRI y el resto de los partidos que viven de las prerrogativas públicas han dejado al país sin presente y siembran lo que será el futuro si no hay una ruptura que nos permita recuperar el control del tiempo.
Dicen que cuando Antonio López de Santa Anna ocupó por primera vez la silla presidencial empezaron las asonadas locales de jefes militares en busca de la Presidencia: si ese embustero y mediocre es presidente, decían, Ƒpor qué yo no?
Eso mismo sucede ahora, por eso no existe el presente, pues todas las reglas están sometidas a las ambiciones personales y en torno a ellas se hacen todos los discursos, se gestan los agravios y se acumulan los rencores. Para que este país recupere el futuro no podemos evadirnos y no hacer de 2006 el inicio de la lucha de 2012, y así sucesivamente. El presente es un pantano, hay que cruzarlo.
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