ASTILLERO
Julio0 Hernández López
Una sociedad anestesiada
Ya a nadie conmocionan los lances contra la corrupción
Soldados, apoyos al campo y compras en el Metro: desenlaces por ver
LO NOVEDOSO NO ES que fuerzas militares custodien plantíos, bodegas o traslados de droga, pero sí que el alto mando haya decidido reconocer tales alianzas delictivas y emprender acciones correcionales. Soldados y oficiales (se habla incluso de un general brigadier) metidos en el narcotráfico en Guamúchil, Sinaloa, (cambie el lector casi a su gusto el nombre geográfico, pues esas andanzas se dan en todo el país). Por desgracia las indagaciones del caso fueron ensombrecidas por los constantes reportes de violaciones a los derechos humanos, unos debido al encierro prolongado y, en muchos casos, sin sustento jurídico, de los miembros de ese batallón caído en deshonor, y otros a causa de torturas.
GOLPES DE IMAGEN que, sin embargo, no conmocionan a una sociedad anestesiada por la nueva demagogia anticorrupción. Todo funcionario que se respete tiene un caso de escándalo que muestra las raterías y los abusos del pasado. No hay comedor privado de secretaría de Estado donde no haya un alto personaje del foxismo platicando en corto, sin derecho a publicar lo allí dicho, sobre las increíbles y salvajes prácticas de sus antecesores: voracidades sin límite de los priístas clásicos, saqueos cavernícolas de las arcas públicas, negocios multimillonarios, contratos amañados, concesiones tramposas, beneficiarios cercanos a la familia o al clan político. Pero esos ejercicios de confesionario mediatizado no llegan más que al rezo conjunto de oraciones que apacigüen el espíritu. Nunca se da el paso necesario para consignar a los presuntos responsables porque hay que esperar que se cumplan los enredijos eternos de la contraloría federal o porque no se tiene šdesgraciadamente! toda la urdimbre jurídica necesaria para que los pillos del pasado no se burlen de las malas consignaciones del presente.
ALGO ASI SUCEDE con la lucha contra el narcotráfico que Estados Unidos elogia y la señora Marta pone en duda (algo debe estar sucediendo para que, a pesar de tantos decomisos y detenciones, los índices de consumo de drogas en México sigan creciendo, dijo en semanas anteriores la vicepresidenta ejecutiva): ni siquiera incrementando el nivel de riesgo se gana credibilidad. Caen tantos jefes, subjefes, cerebros financieros, lugartenientes, pistoleros y operadores de las grandes bandas, sin que haya un cambio notable en la realidad del narcotráfico, que en el ánimo popular no prende la telenovela heroica que los boletines oficiales pretenden armar. Pareciera a veces un simple reacomodo empresarial, una nueva división de los mercados: cárteles sexenalmente protegidos que ven abiertos sus caminos gracias a los golpes desde el poder que lesionan a los grupos a los que en esta ocasión corresponde ver sentados cómo otros bailan sus tandas negociadas.
EL CONTRALOR FEDERAL, Francisco Barrio Terrazas, sufre el desgaste de sus propios abusos. Ayer dio a conocer una especie de campogate, mencionando cómo en el pasado priísta se mantenía una nómina de decenas de miles de hectáreas inexistentes a las que se dedicaban subsidios gubernamentales que obviamente llegaban a otras bolsas. No dio nombres el ex gobernador chihuahuense, con lo que fortaleció la percepción de que está dando otro golpe de escándalo que más delante podría diluirse, como ha ido sucediendo con el expediente petrolero-electoral.
Y, PARA COMPLETAR el día, el jefe del gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer supuestas maniobras fraudulentas en la compra de vagones del Metro. Tampoco quiso dar nombres el tabasqueño, aunque dejó de tarea a los periodistas que investigaran quién era el regente de la ciudad cuando se produjeron esas operaciones delictivas, lo que por sus fechas lleva a Oscar Espinosa Villarreal.
PERO, ENTRE TANTO revuelo, entre tanto escándalo, entre tanta denuncia sobre corrupciones que se da a los medios sin tener todavía sustento en los tribunales, pareciera que de lo que se trata hoy, es de tirar primeras piedras por doquier rumbo a 2003, y de lanzar a la opinión pública por senderos espectaculares que impidan ver la triste realidad cotidiana.
ASTILLAS: COINCIDENCIAS DE LA VIDA: José Antonio Ortega, abogado del cardenal Juan Sandoval Iñiguez, emparentado políticamente con Jorge Serrano Limón, está "totalmente" de acuerdo con los planes de Andrés Manuel López Obrador de traer a Rudolph Giuliani a combatir el crimen en la capital. Ortega es secretario del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal que, bajo los auspicios de la Coparmex y otras entidades de ese corte, forma parte del nuevo mapa de la derecha mexicana. En Quintana Roo, mientras tanto, el gobernador Joaquín Hendricks ha recibido apoyo invaluable de Francisco de Paula León, el saltarín personaje que luego aparece haciendo negocios (como en Cancún), o el trabajo sucio de la señora Marta (envío de cadenas de correos electrónicos a críticos del foxismo), o promoviendo nuevos partidos nacionales o, como ahora, diciendo que el vapuleado mandatario sureño sí andaba de viaje de trabajo, buscando inversiones, que a él le consta... A eso se le llama delicadeza de formas: José Antonio Ríos Granados, el alcalde de Tultitlán que se ha hecho famoso por sus escándalos como actor de películas desechables y como político aferrado al cargo, confirmó que su hija y su ex esposa fueron secuestradas en días pasados y que piden por su libertad diez millones de pesos. Las palabras de Ríos Granados fueron pronunciadas en la casa oficial del gobierno del estado de México, durante una recepción ofrecida por el cumpleaños número 59 de Arturo Montiel... Ana Guevara transita a buena velocidad los senderos políticos: ayer estuvo en San Lázaro, donde se le rindió homenaje por sus triunfos deportivos internacionales. Que a nadie extrañe que el oportunismo de los partidos le ofrezca pronto una candidatura a diputada federal... Contra la insana costumbre de no dejar descansar a los lectores entre semana, el autor de este libelo semiclandestino tuvo el lunes un asunto de orden estrictamente personal que le impidió terminar su entrega del día. Para desgracia de la gramática y de la salud mental, esa falta sólo fue una excepción..
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