Carlos Martínez García
Desprecio a la identidad de las minorías religiosas
Al gobierno mexicano le interesa tener excelentes relaciones con la jerarquía de la Iglesia católica, mientras consecuenta y da un trato desfavorable a las minorías religiosas. El país vive una intensa diversificación religiosa y las instancias gubernamentales encargadas de trabajar con esa realidad desconocen incluso cuestiones básicas que nos llevan a preguntarnos sobre la eficacia de su función en tópicos más complicados.
Hace pocos días se reunió el secretario de Gobernación con líderes religiosos evangélicos y de otros credos para hacerles entrega de un disco compacto titulado Distribución geográfica de asociaciones religiosas cristianas evangélicas. Al revisar el CD corroboramos que el desconocimiento de los grupos no católicos es preocupante, y tal desconocimiento de la presente administración raya en el desprecio que se evidencia al producir documentos oficiales en los cuales se confunden los actores religiosos y se les coloca una etiqueta que violenta su identidad (Ƒpodría ser un caso para la CNDH?).
Entre las asociaciones religiosas que la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos considera evangélicas están dos que definitivamente no lo son: mormones y Testigos de Jehová; y otras dos sobre las que existe división de opiniones: anglicanos y La Luz del Mundo. Ante la imposibilidad, por falta de espacio, para desarrollar las raíces históricas y fundamentos teológicos del cristianismo evangélico, optamos por definirlo aquí sucintamente.
Los postulados fundamentales del también llamado evangelicalismo son: 1) Un enfoque, tanto devocional como teológico en la persona de Jesucristo, especialmente en el significado salvífico de su muerte en la cruz. 2) La centralidad de la Biblia, al identificar ésta como la máxima autoridad en materia de espiritualidad, doctrina y ética. 3) Un énfasis en la conversión o en un "nuevo nacimiento" como experiencia religiosa que produce cambio en la vida. 4) Una preocupación por compartir la fe con otros (fuerte acento en actividades misioneras), especialmente vía evangelismo. Los Testigos se apartan claramente de la cristología evangélica, y tienen una concepción distinta de la doctrina de la salvación. Los mormones tienen una autoridad escriturística paralela a la Biblia, el libro del Mormón. En cuanto a los anglicanos, aunque en su seno hay una corriente evangélica, el main stream histórico y teológico que domina este cuerpo eclesiástico considera que sus orígenes y perfil son distintos a los de las Iglesias protestantes evangélicas surgidas en el siglo xvi. Mientras que la Iglesia originada en México, La Luz del Mundo, es motivo de controversias respecto a su identidad evangélica tanto entre quienes la estudian como en círculos protestantes y sus organizaciones.
Al clasificar como asociaciones religiosas evangélicas a unas que claramente no lo son, la Subsecretaría de Asuntos Religiosos demuestra negligencia y les niega a las minorías religiosas su derecho a la identidad. Es un grave error poner en la misma categoría a los grupos no católicos y creer que con esto se les está dando atención, y hasta se les invita para entregarles el fruto de un estudio que muestra el entendimiento gubernamental de su presencia geográfica. Quién sabe si por una mal asimilada diplomacia, o por el consabido respeto a la autoridad, los líderes religiosos que se encontraron con Santiago Creel dejaron ir la oportunidad de reclamarle mayor cuidado de las dependencias oficiales que se rehúsan a respetar las características identitarias de las minorías.
Es posible que en la subsecretaría aludida piensen que no es para tanto, que son pequeños errores de los encargados de producir el mencionado CD. Pero la realidad es que confundir grupos claramente diferenciados es una especie de daltonismo mental, si se vale la expresión, que consiste en incapacidad para diferenciar los contrastantes colores del campo religioso mexicano. A diferencia del daltonismo físico, el que llamo mental sí puede corregirse de existir decisión para empeñarse en comprender las variantes existentes entre asociaciones religiosas. No estoy seguro de que haya esa voluntad en la Subsecretaría de Asuntos Religiosos, sobre todo si consideramos que la presente administración recibió un caudal analítico e informativo de quienes le precedieron en esa oficina y algo habían avanzado en el terreno de entender la diversidad religiosa mexicana.
El ninguneo a la especificidad religiosa perpetrado en el CD por parte de la dependencia que encabeza Javier Moctezuma Barragán debe ser corregido. Y esa corrección tendría que marcar el inicio de un auténtico interés en comprender las características de las asociaciones religiosas no católicas. A estas alturas seguir reproduciendo errores como el aquí criticado revela no sólo descuido de funcionarios menores, sino falta de voluntad intelectual y política en el subsecretario y su equipo cercano para comprender la pluralidad religiosa y sus implicaciones culturales y sociales.