REPORTAJE /HISTORIA DE DOS
VIALIDADES EN CAMINO DE TRANSFORMARSE
El actual desarrollo urbano sigue la línea planteada
por el arquitecto en 1925
Viaducto y Periférico, creaciones urbanísticas
de Carlos Contreras
La urgente necesidad de resolver las primeras congestiones
automovilísticas de una ciudad con un millón de habitantes,
obligó a diseñar arterias viales alternas a las trazadas
en el porfiriato, planeadas exclusivamente para carretas y tranvías
JORGE LEGORRETA ESPECIAL
Durante
el siglo XX y parte del XXI, el desarrollo urbano de la ciudad de México
ha seguido los lineamientos del plano regulador de 1925, elaborado por
el arquitecto Carlos Contreras, uno de los urbanistas más olvidados,
pero, a su vez, uno de los más visionarios de nuestra ciudad. Es
el creador del Viaducto y el Periférico, dos vialidades que hoy
forman parte del amplio debate público, a raíz de la propuesta
gubernamental de los dobles pisos. Vale la pena comentar sus planteamientos
originales al respecto, pues estuvieron indisolublemente vinculados a una
concepción integral sobre el transporte público.
Las propuestas urbanísticas de Carlos Contreras,
aunque no todas realizadas, resultaron determinantes en la conformación
de la estructura urbana de la ciudad de México durante el siglo
XX, precisamente en tiempos de la plena consolidación del Estado
posrevolucionario bajo el férreo mando centralista de Plutarco Elías
Calles; una ciudad del primer millón de habitantes, urgida de resolver
las primeras congestiones de automóviles, cuyo creciente volumen
presionaba la capacidad vial de las arterias porfiristas diseñadas
exclusivamente para carretas y tranvías. He aquí los aportes
de Carlos Contreras respecto de las vialidades que hoy conocemos como Viaducto
y Periférico.
Propuso dos anillos o bulevares de circulación:
uno, llamado "exterior" en los límites del crecimiento urbano y
bordeando las colonias periféricas de ese entonces. Su propuesta
era trazarlo por las actuales avenidas de Río Consulado, Circuito
Interior, José Vasconcelos, Revolución, Viaducto Piedad o
Miguel Alemán y Francisco del Paso. El otro, llamado "interior",
de cien metros de ancho, se proponía circundar la traza central
de la ciudad sobre las actuales calles de Manuel González, Insurgentes,
Berlín, Claudio Bernard, Chimalpopoca, Ferrocarril de Cintura o
Congreso de la Unión, Circunvalación, Del Trabajo y Canal
del Norte.
Es decir, fue el primero en plantear la ocupación
del cauce de los ríos (La Piedad y Consulado) como vialidades, obras
que se hicieron 25 y 32 años después, respectivamente. Pero
habría que destacar que su planteamiento original no fue el entubamiento
del agua de los ríos, convirtiéndolos exclusivamente en vialidades
primarias para automóviles, que ha sido la política de vialidad
y transporte adoptada hasta nuestros días. Por el contrario, decía
que era indispensable "...arreglar y ampliar los cauces del Río
Consulado y del río La Piedad, convirtiéndolos en vías-parques
y arterias..., con posibilidades de formar..., un circuito eléctrico
de tránsito rápido..."
Como es ampliamente conocido, en el Viaducto y en el Periférico
se entubó el agua de los ríos para dar cauce exclusivamente
a los autos, sin dejar una vialidad para el transporte colectivo. Eso fue
un error histórico que seguimos pagando hasta nuestros días.
En aquel tiempo, sin embargo, el único transporte eléctrico
era el tranvía, pero después fue el Metro, como pasó
con la calzada de Tlalpan, una vialidad modelo que combina hoy autos particulares
con transporte público. De haber hecho caso a Contreras, hoy las
principales vialidades entubadas como Río Churubusco, Río
San Joaquín y, específicamente, Viaducto y Periférico,
no tuvieran que ser parte de este debate sobre los dobles pisos. Pero,
aunque el hubiera no existe, todavía es tiempo de rectificar errores,
pues no concluye aún el entubamiento de los ríos.
Respecto del anillo "interior" no construido habrá
que destacar que hubiera resuelto el grave problema que representa actualmente
el tránsito en el Centro Histórico, pues es paso obligado
para ir de un lado a otro de la ciudad; vestigios de esta propuesta se
aprecian, por ejemplo, en la actual calle de Chimalpopoca y el Eje Central,
donde se conserva al ancho de la calle y una glorieta aparentemente sin
sentido.
En cambio, el bulevar externo sí fue concluido
con ligeras variaciones 25 años después en su tramo del río
de La Piedad, conocido hoy como Viaducto, y 50 años después,
en 1977, en su tramo de la calzada de la Verónica, hoy conocido
como el Circuito Interior. Aunque en realidad, su planteamiento lo hace
autor del verdadero bulevar exterior construido casi 40 años después,
en 1964, conocido como el Periférico.
Además de plantear el uso de vialidades asociado
a la transportación pública, Contreras plantea también
vincularlas a las áreas verdes. Su propuesta es la creación
de las denominadas vías-parque, ubicadas entre o a un lado de las
vialidades.
Destacan las que propuso entre las calzadas de Guadalupe
y Misterios; Obrero Mundial y el río de La Piedad; Chavero y Lorenzo
Boturini, y entre la calzada Nonoalco y Manuel González. Estas propuestas
no fueron realizadas, excepto la del par vial conocido hoy como el parque
Sullivan, cuyo nombre es precisamente Parque Vía. Aquí se
encontraba la antigua estación Colonia y es donde concluye actualmente
la vialidad primaria llamada Aquiles Serdán y Marina Nacional.
Otros aspectos del plan de transporte
La idea central del plan estaba fundamentada en la coordinación
estatal de los transportes existentes de ese entonces; es decir, en la
utilización de tranvías y autobuses con mando gubernamental.
La utilización del tranvía, su modernización y, por
tanto, su no desaparición, fue un aporte fundamental para integrarlos
a un plan de transportación masivo cuya columna vertebral fueran
precisamente los tranvías y los autobuses. En ese tiempo ni remotamente
era imaginado un Metro para la ciudad. Decía Contreras: "El gobierno
deberá nombrar una comisión permanente en la cual estarían
representadas la Compañía de Tranvías y la Alianza
de Camioneros, investida por el gobierno de autoridad plena sobre los transportes...,
no debe suprimirse ningún elemento de transporte..., (hay que) eliminar
la competencia entre tranvías y autobuses...,y establecer bases
firmes de coordinación que tiendan a dar a la ciudad de México
un servicio común de transporte". Tampoco se le hizo caso, pero
el tranvía bien podría retornar a la ciudad,
como se ha hecho en otras grandes ciudades del mundo.
Contreras planteó además cuatro estaciones
terminales de autobuses, una de ellas en la antigua estación de
ferrocarril de San Lázaro, construida 40 años después
con el nombre de Tapo y una estación central de ferrocarriles
de pasajeros y de carga, adyacente al Río Consulado, entre la calzada
Misterios y la calzada Vallejo; años después se inauguraría
en Buenavista.
La visión metropolitana
Desde 1930 Carlos Contreras incorpora al Plano Regulador
del Distrito Federal una visión metropolitana no contemplada por
ningún otro urbanista de ese entonces. En un plano de ese año,
denominado Sistema arterial de la ciudad de México y sus alrededores,
hace un primer planteamiento sobre la construcción de grandes vialidades
más allá de las fronteras urbanas. El área geográfica
considerada en 1938 como el ámbito de influencia de la ciudad, que
comprendía de Tlalnepantla a Milpa Alta y de Texcoco a Santa Fe,
sentaría las bases de la futura "zona metropolitana de la ciudad
de México". Hay que recordar que a principios de esa década,
la ciudad de México, entonces un pequeño núcleo no
mayor de 20 kilómetros cuadrados, se hallaba todavía muy
distante de sus poblaciones aledañas como Iztapalapa, Azcapotzalco
y La Villa.
El plan metropolitano de vialidad propuesto por Contreras
definía seis ejes principales de carreteras: a Laredo (hoy autopista
a Pachuca), a Veracruz (hoy carretera a Tlaxcala), a Puebla (hoy carretera
federal), a Acapulco (hoy carretera federal a Cuernavaca), a Toluca (hoy
carretera federal) y al centro de la República (hoy autopista a
Querétaro); estos ejes serían unidos por un "anillo periférico"
cruzando Chapultepec, Tacubaya, San Angel, Tlalpan, Xochimilco, Peñón
de los Baños y Tlalnepantla; es decir, una aproximación muy
cercana al trazo del verdadero Periférico construido 26 años
después, en 1964, por el regente Ernesto P. Uruchurtu.
La propuesta metropolitana de Contreras sería igualmente
visionaria respecto al proyecto pendiente de la carretera La Venta-Colegio
Militar, presentada en 1996 como parte del tercer anillo metropolitano.
Todas estos proyectos viales en procesos de edificación, incluyendo
el próximo cuarto anillo a iniciarse y las vialidades que, a pesar
de los dobles pisos, serán construidas en otras partes de la ciudad,
deberían incorporar las propuestas del arquitecto Carlos Contreras.
En realidad, su visión metropolitana era más
amplia, pues independientemente de los anillos de circunvalación,
planteaba la creación de zonas industriales y grandes parques, la
regeneración de barrios, un nuevo aeropuerto y, principalmente,
las zonas de reservas ecológicas que deberían, según
Contreras, haberse conservado como tales. La historia, sin embargo, no
fue así.
A pesar de que muchos de sus postulados urbanísticos
se cumplieron, otros más siguen pendientes, como las grandes vialidades
para un transporte eléctrico con áreas jardinadas para el
uso colectivo de las mayorías. Ojalá y que los nuevos tiempos
por lo que atraviesa la ciudad tomen ahora sí en cuenta los postulados
de este visionario urbanista.
Fuente. El plano regulador del Distrito Federal, 1933,
y La planificación de la ciudad de México, 1918-1938,
ambos de Carlos Contreras, disponibles en la Biblioteca Avery, Universidad
de Columbia, NY
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