Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 17 de octubre de 2002
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Cultura
Habla para La Jornada el director de la compañía alemana Theater an der Ruhr

El teatro es un arte sucio y quien lo haga así debe asumirlo: Ciulli

No hay que subestimar la capacidad de la mujer para la política, advierte el creador escénico

Escenifican El principito, Antígona y Opera de tres centavos en el festival Cervantino

CARLOS PAUL ENVIADO

Guanajuato, Gto., 16 de octubre. ''El teatro es un arte sucio. Quien haga teatro tiene que estar dispuesto (políticamente hablando) a ensuciarse las manos. La pregunta es ¿hasta dónde llegar?" y cada quien sabe y decide, considera Roberto Ciulli, quien encabeza Theater an der Ruhr, única compañía contratada por el Festival Internacional Cervantino (FIC) para presentar tres montajes de los 14 que tienen en repertorio: El principito, de Antoine de Saint-Exupéry; Antígona, de Sófocles, y Opera de los tres centavos, de Bertolt Brecht.

Sobre estos tres trabajos, Ciulli comenta en exclusiva para La Jornada:

''Dejemos por el momento de lado El principito, ya que esta obra la hice a partir de la necesidad que sentí por actuar; de hecho, a mis 68 años es mi primer papel como actor."
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Ahora, ''los otros dos montajes tienen, por supuesto, una razón política. La obra de Brecht es sumamente actual, porque es una crítica al capitalismo salvaje que vivimos, independientemente de lo divertida que pueda ser la obra, aunque claro, habría que considerar que la crítica que hacía Brecht al capitalismo hoy nos hace son-reír, pues si uno quiere hablar de una crítica contemporánea al capitalismo habría que leer Imperio, de Toni Negri, por ejemplo".

Impunes, los verdaderos asesinos

En esta versión de la Opera de los tres centavos, Mackie Mecer, uno de los personajes centrales se encuentra rodeado al final de su carrera por una cuadrilla de pequeños fracasados criminales. Su influencia en el poder de la ciudad y en la magistratura se ha desvanecido y otros grupos organizados manejan con más éxito el negocio del crimen. Peachum, su suegro y oponente, capitaliza la miseria social, porque es más redituable que la delincuencia.

El protagonista, expresa el creador escénico, ''se ha vuelto viejo, es irrisorio. Si yo hubiera hecho ese papel, me hubiera quedado bien, pues el personaje no tiene dientes, como yo. Pero lo importante es que los verdaderos asesinos de hoy no se parecen al personaje de la obra; a éstos los reconocemos hoy en la figura de George W. Bush, en los que están atrás de su gobierno, en los que maquinan su política. Hoy día a quien se mata es a los pequeños criminales como Mackie Mecer, pero a los verdaderos, a los que se esconden detrás de esos gobiernos, quedan impunes".

Tradición vs modernidad

Antígona ''también tiene una actualidad política impresionante, porque el tema es el conflicto que existe entre tradición y modernidad, que actualmente lo viven dos terceras partes de la población en el planeta, sobre todo en el mundo árabe".

El personaje, añade Ciulli, ''es una mujer que no piensa políticamente, sino que proyecta lo que medita mediante sus sentimientos. Para ella es imposible pensar que su hermano no tenga derecho a ser enterrado, sentimiento que no involucra una postura política, aunque de alguna manera afecta la política de un gobierno.

''Esos sentimientos corresponden a la tradición, que en ella se hace presente. Además, no entiende que por ello debe morir. Probablemente en 1968 hubiéramos interpretado el texto de manera muy diferente, pero esta es una Antígona que habla de la situación que hoy se vive en muchas partes del mundo."

Antes de escenificarla en el Cervantino, la obra se presentó en Irak e Irán. En este último país, expresa Ciulli, ''la mujer ya está integrada a la vida política y cada vez más mujeres, de acuerdo con esos sentimientos, empiezan a reaccionar políticamente, aunque no sólo en el gobierno, sino mediante la escritura.

''No hay que subestimar la capacidad de la mujer para accionar en política. Si hubiera más mujeres en la política -dice- seguramente habría un mundo con menos conflictos, porque es más difícil que una mujer mande a sus hijos a la guerra."

Ciulli, de origen italiano, es reconocido como embajador de la cultura alemana, pues durante los pasados 30 años ha desarrollado su labor teatral en Alemania.

Sobre su quehacer expresa: ''El teatro es un arte sucio. Quien haga teatro tiene que estar dispuesto a ensuciarse las manos. La pregunta es ¿hasta dónde llegar? Si tengo la posibilidad de ir a Irak y presentarme ante un público, voy, aunque no esté de acuerdo con ese régimen. Y si el gobierno iraquí me prohíbe presentar Antígona, entonces no voy. Me ensucié un poco las manos porque sé que fui al país de Saddam Hussein, donde las cárceles están llenas de opositores a su régimen, pero con esa puesta en escena tuve la posibilidad de hablar con muchos jóvenes que son el futuro que viene después de Hussein; ahí es donde veo los límites y cada quien es responsable de sus compromisos".

(Theater an der Ruhr ofreció el pasado martes y miércoles dos funciones de El principito y Antígona. Los días 18, 19 y 20, a las 18 horas, presentará la Opera de los tres centavos, en el Teatro Principal, en Guanajuato.)

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