Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 20 de octubre de 2002
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Economía

José Antonio Rojas Nieto

La falsa prudencia de Hacienda

En un desplante disfrazado de prudencia, el secretario de Hacienda señaló el martes pasado, frente a un grupo de diputados -según la reseña de Roberto Garduño y Ciro Pérez, La Jornada 17/10/2002-, que en 2003 se asumirían 17 dólares por barril como precio medio de nuestro crudo de exportación y un volumen de un millón 908 mil barriles al día para compensar este bajo precio. Lo primero que hay que decir es que, como signo de verdadera prudencia, nuestro titular de Hacienda debería pedir la opinión de la Secretaría de Energía y de Petróleos Mexicanos (Pemex). Mal hace en no hacerlo o, en todo caso, en hacerlo y no citarlos.

Pero ese no es el problema. Lo delicado es que con ese precio bajo -en realidad hay razones sólidas para asumir un precio no inferior a 18 dólares por barril- se fundamenta un volumen excesivo que superaría nuestro rango de exportaciones de 2002 en 14 o 15 por ciento, y que resultaría contraproducente en un mercado que, muy probablemente, no crezca más de 2 por ciento en 2003 y que nos exige mucha congruencia.

En 2001 el volumen diario de nuestras exportaciones de crudo alcanzó un promedio de un millón 710 mil barriles al día, 2.2 por ciento de la demanda mundial. Al mes de septiembre de este complejo 2002, hemos exportado un millón 656 mil barriles al día, de nuevo 2.2 por ciento de la demanda mundial. En 2001 el precio medio de nuestro crudo fue de 19 dólares. A septiembre de este año el promedio llegó a 21 dólares 67 centavos.

No será difícil que este último trimestre el precio registre 23 dólares por barril (el viernes cerró en cerca de 25) con lo que alcanzará los 22 dólares como promedio anual, seis dólares con 50 centavos más de lo presupuestado. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado con las cuentas de los ingresos que se derivan de este incremento. ƑPor qué? Porque tiene dos componentes más en juego. El primero -incuestionable en toda cuenta robusta- el volumen de crudo que se estimó exportar, en este caso un millón 825 mil barriles diarios. Pero lo más probable es que sólo se exporte un millón 671 mil barriles si actuamos adecuadamente frente al incremento estacional de invierno.

Esto, entonces, se traduciría en ingresos por exportaciones de crudo de 13 mil 418 millones de dólares, que contrastarían con los 10 mil 325 millones presupuestados, que resultan de un precio de 15.50 y una plataforma de un millón 825 barriles al día. Pero la cuenta presupuestal no termina aquí. Se estimó -y así fue aprobado por el Congreso- que el tipo de cambio promedio de 2002 sería de 10.10 pesos por dólar, por lo que los ingresos petroleros alcanzarían un monto equivalente a 104.3 billones de pesos. Si no hay sorpresas drásticas, el tipo de cambio promedio de 2002 será cercano a 9.60 pesos por dólar y los presuntos 13 mil 418 millones de dólares de ventas externas de petróleo se convertirán en 128.8 billones de pesos, 23 y no 30 por ciento mayores a lo presupuestado, por lo que salvo una verdadera sorpresa que hiciera caer precios y demanda de crudo en los 70 días que le restan al año, es muy probable que podamos decir que 2002 fue un buen año petrolero, y que Hacienda recibirá un monto superior a los 30 mil millones de dólares, tanto por los famosos derechos de extracción de hidrocarburos (Dehc), como por el impuesto especial sobre productos y servicios (IEPS) y el impuesto al valor agregado (IVA) neto que le transfiere Pemex.

ƑPara qué todo este enredo de números y esta cuenta tan detallada? En primer lugar, para señalar que la Secretaría de Hacienda bien podrá explicar al Congreso esta situación. Y, además, con base en ésta, también podrá explicar bien sus bases para 2003. Si bien es cierto que el mencionado por el secretario -17 dólares- es prudente, bajo ninguna circunstancia lo es una plataforma de exportación de un millón 908 mil barriles diarios.

En mi opinión sería más adecuado postular un precio de 18 dólares, que se sostiene por cuatro razones fundamentales: 1) un promedio de 2002 difícilmente inferior a 22 dólares por barril; 2) un sobreprecio de entre uno y dos dólares en este promedio por la continua amenaza de guerra de Estados Unidos contra Irak; 3) un incremento de la demanda mundial de petróleo de casi millón y medio de barriles al día en 2003 (es la estimación más conservadora de la mayoría de los analistas internacionales), que contrasta con el incremento de no más de 500 mil barriles registrado en 2002; 4) finalmente, una buena disposición de los productores OPEP y No OPEP para ampliar racionalmente sus plataformas de producción en relación con la nueva situación del mercado.

Este precio de 18 dólares deberá acompañarse de exportaciones no mayores a 2 por ciento respecto de las de este año y no de un absurdo 14 por ciento, como propone el secretario. Esto conduciría a un monto de un millón 705 mil barriles al día, congruente con el incremento de la demanda y el acuerdo con productores, que mucho trabajo ha costado. Se trata de un punto clave que deberá cuidar el Congreso y que, sin duda, implica ingresos un poco menores (500 millones de dólares) a los de las cuentas del secretario. Por eso se puede hablar de falsa prudencia. De menos.

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