Fuerzas de elite rusas usaron gas neuroparalizante
para sorprender a los secuestradores
Al menos 66 muertos deja rescate de rehenes del comando
checheno
Los caídos, 36 plagiarios, entre ellos el líder,
y 30 cautivos, según primeros reportes oficiales
Los rebeldes no pudieron concretar su plan de accionar
los explosivos colocados en el teatro
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, sabado 26 de octubre. La pesadilla terminó
la madrugada de este sábado, y aunque todavía se desconocen
muchos detalles de lo ocurrido, la mayoría de los rehenes que por
tercer día consecutivo retenía un comando separatista checheno
fue liberada como resultado de una operación de rescate de unidades
de elite rusas.
La decisión de iniciar el asalto del teatro se
tomó cuando las autoridades obtuvieron confirmación de que
los secuestradores fusilaron a dos de los rehenes, a raíz de lo
cual un numeroso grupo de personas trató de escapar.
Varios de los retenidos murieron en el intento y otros
fueron heridos, pero dos mujeres lograron salir ilesas en medio de la confusión.
Su testimonio fue valioso, pues permitió evaluar lo que estaba sucediendo
dentro del teatro, y dentro de las opciones consideradas se concluyó
que era indispensable intervenir sin demora.
Para evitar que los secuestradores cumplieran la amenaza
de volar el edificio, se ordenó comenzar la operación de
rescate y actuar de acuerdo con las circunstancias, reconoció Serguei
Ignatchenko, vocero del Servicio Federal de Seguridad (FSB).
Los hechos se dieron de manera vertiginosa, al punto que
los rebeldes chechenos no tuvieron tiempo de llevar a cabo su plan de accionar
los explosivos que habían colocado en distintos lugares del teatro.
Todo indica que se empleó un gas neuroparalizante que tomó
por sorpresa a los secuestradores, a juzgar por el estado en que se encuentran
muchos de los rehenes liberados.
Se desconoce la cifra de heridos
Las
fuerzas especiales hicieron un boquete en un muro del edificio y luego
irrumpieron en el teatro, relató un actor de la comedia musical
Nort-Ost, que se representaba cuando ocurrió la toma de rehenes
por parte del comando checheno, la noche del miércoles pasado.
Según el viceministro del Interior de Rusia, Vladimir
Vasiliev, los efectivos de las unidades de elite, al aprovechar este factor,
liquidaron al jefe del comando suicida, Movsar Barayev, y a otros
35 secuestradores.
Asimismo, lograron detener a varios, entre ellos a uno
que intentó pasar por periodista, quienes ahora son interrogados;
otros, en número aún no determinado, pudieron escapar al
mezclarse en ropa civil con los rehenes que empezaron a correr en todas
las direcciones, apenas se sintieron los primeros efectos del gas.
Al cierre de esta edición, el alcalde moscovita,
Yuri Luzhkov, indicó que 30 rehenes murieron durante la operación
de rescate, pero no había reportes de cuántos resultaron
heridos. Vasiliev, por su parte, subrayó que a pesar del riesgo
que existía fue posible salvar muchas vidas.
Un minuto antes del asalto dos mujeres cautivas llamaron
a la radio Ejo Moskvy para denunciar: "han inyectado gas en el teatro y
esperamos que esto no vaya a terminar como el Kursk", submarino
que se hundió en agosto de 2000.
"Tenemos la impresión de que las fuerzas especiales
han comenzado el asalto. No sé de qué gas se trata. Ellos
quieren que no salgamos de aquí. Vamos todos a volar", dijo una
de ellas.
En ese momento estalló un intenso tiroteo. "Son
los nuestros los que disparan. Los tiros vienen de fuera. Nuestro gobierno
ha decidido que nadie salga vivo", agregó.
El asalto estuvo precedido de una larga jornada de tensión
y desánimo, en la cual parecía agotada ya, sin haber empezado
propiamente, la vía de la negociación para una solución
incruenta al drama de los casi 700 rehenes que aún permanecían
encerrados en el teatro desde la noche del pasado miércoles.
La información se tornó en extremo confusa
conforme se supo del deterioro de las condiciones de cautiverio de los
rehenes, tras más de 60 horas en que se acabaron las de por sí
escasas reservas de agua y alimentos.
Por su parte, los secuestradores empezaron a mostrar indicios
el viernes de que se estaban hartando de todo, algo muy peligroso en integrantes
de un comando que resaltaba estar realizando una misión suicida.
Surgieron versiones de que los rebeldes chechenos amenazaron
con empezar a matar a los rehenes ya este sábado, si las autoridades
no satisfacían su demanda de cesar la guerra de Chechenia.
Para ello, trascendió, reclamaban la presencia
de algún alto funcionario de la presidencia de Rusia, quien serviría
de garantía
de que el Kremlin estaba dispuesto a llegar hasta el final
y retirar a sus tropas de la república caucásica.
El presidente Vladimir Putin calificó la situación
de "muy grave" y aseguró que lo más importante era "tomar
medidas que contribuyan a que los rehenes conserven la vida".
Durante el viernes, antes de la operación de rescate,
sólo 11 adultos y ocho niños fueron puestos en libertad,
en tanto los secuestradores incumplieron su promesa de dejar ir a todos
los menores, que eran cerca de 30, y a los 75 extranjeros, la mayoría
ciudadanos de Ucrania y otras antiguas repúblicas soviéticas.
Extraoficialmente, empezó a comentarse que, desde
el punto de vista de los chechenos, el Kremlin fue el que incumplió
el primer acuerdo más o menos relevante para desbloquear las negociaciones.
Varias fuentes coincidieron en señalar que Barayev
ofreció liberar a esos rehenes justo después de que el canal
de televisión NTV pasara completa la entrevista que le concedió
la madrugada del jueves, junto con seis mujeres rehenes que también
hablaron frente a las cámaras.
Al comienzo, NTV transmitió sólo imágenes
de Barayev -a quien el FSB dio por muerto apenas hace dos semanas- y otros
secuestradores y se dijo que sus periodistas, que entraron durante media
hora acompañando al médico Leonid Roshal, reconocido pediatra
que trabajó muchos años en Chechenia, no pudieron ver a los
rehenes.
Sin
embargo, las cosas ocurrieron de otra manera y el Kremlin impidió
que se difundiera la entrevista a Barayev y las declaraciones de los rehenes,
bajo el pretexto de que NTV podría incurrir en el delito de "apología
del terrorismo" y se haría merecedor de severas sanciones, incluido
el retiro de la concesión al canal.
De hecho, el Kremlin, a través del ministro de
Información y Prensa, Mijail Lesin, estableció un veto sobre
dicha entrevista. La prohibición obedeció a que Barayev desmintió
al propio presidente Vladimir Putin y negó categóricamente
que la toma de rehenes "se planeó y organizó en el exterior,
por uno de los centros del terrorismo internacional", como sugirió
el pasado jueves el mandatario ruso.
Barayev, de acuerdo con la transcripción de la
entrevista, retirada ya de la página de Internet de la emisora Ejo
Moskvy, explicó también que la acción fue preparada
con mucha antelación; incluso los miembros del comando vieron varias
veces el musical que se presentaba en el teatro para conocer por dentro
el recinto.
Sostuvo que él mismo entregó a un subordinado
suyo la videocinta con el encargo de hacerla llegar a la televisora qatarí
Al Jazeera, que la divulgó el propio miércoles por la noche,
horas después de hacerse público el secuestro masivo de rehenes,
hecho que Putin indicó como prueba concluyente de la injerencia
foránea.
Lo más que pudo conseguir NTV es el permiso para
difundir, en horario más apropiado, las imágenes que pasó
por primera vez a las 4 de la mañana del viernes, pero sin sonido
directo. El reportero reconoció que pudo hablar con Barayev y ofreció
una versión matizada de lo dicho por éstos, eludiendo
todo lo que pudiera provocar malestar en el Kremlin.
Los medios rusos que se atrevieron a desafiar la censura
oficial sufrieron de inmediato las consecuencias de semejante osadía.
El noticiero vespertino del canal de televisión Moskovia no pudo
salir al aire, los directivos de la estación de radio Mayak de cobertura
nacional fueron amonestados y la emisora Ejo Moskvy estuvo a punto de ser
clausurada. El Ministerio de Información y Prensa suspendió
el respectivo procedimiento legal sólo cuando esta emisora retiró
de su página en Internet el texto completo de la entrevista de Barayev.
Ahora, todo esto es únicamente parte del contexto
en que se produjo la liberación de los rehenes. Este problema, por
suerte, se resolvió. El problema de Chechenia, no.