Comenzó el consejo de guerra contra Quirós
y Acosta; ambos se dicen inocentes
Salen a la luz sobornos del narco a militares
y ex gobernadores
Rubén Figueroa Alcocer y Agustín
Acosta Lagunes habrían colaborado con Amado Carrillo, dicen testigos
También mencionaron a los generales Roberto Badillo
Trueba y Ramón Arrieta
JESUS ARANDA
Comandantes militares y navales, así como ex gobernadores
como Rubén Figueroa Alcocer y Agustín Acosta Lagunes, se
vieron favorecidos por dinero del narcotráfico, particularmente
de Amado Carrillo Fuentes, El señor de los cielos, como recompensa
por sus servicios prestados para facilitar el tráfico de drogas
en el país. Lo anterior se desprende de las declaraciones de los
testigos (varios de ellos protegidos), cuyas declaraciones se dieron a
conocer ayer al iniciar el consejo de guerra en contra de los generales
Francisco Quirós Hermosillo y Arturo Acosta Chaparro.
De acuerdo con los testimonios que constan en actas en
el proceso penal 2080/2002, las diferentes bandas de narcotraficantes no
se limitaron a entregar dinero a los generales acusados -como afirma la
procuraduría militar-, sino que otros comandantes militares y navales
se vieron favorecidos por el tráfico de drogas. Concretamente se
mencionó a los generales Roberto Badillo Trueba, cuando estuvo al
frente de la décima Zona Militar con sede en Gómez Palacio,
Durango, y Ramón Arrieta, quien estaba adscrito a la Región
Militar de Chihuahua.
Los generales enjuiciados se dieron tiempo para bromear
con sus esposas e hijos que los acompañaron en la sede del consejo
de guerra, a un lado de la prisión del Campo Militar Número
Uno -donde se encuentran presos desde agosto de 2000-, y en breves declaraciones
aseguraron ser inocentes y descalificaron la veracidad de los testigos
protegidos.
El
consejo de guerra comenzó a las 9:03 de la mañana; vestidos
con su uniforme y con las condecoraciones otorgadas por el alto mando durante
sus carreras militares, los generales Quirós (divisionario) y Acosta
(brigadier) lucían tranquilos; incluso se tomaron unos minutos para
responder algunas preguntas de la prensa, a la que aseguraron ser inocentes
de los cargos que se les imputan, además de que hicieron un llamado
a los medios de comunicación presentes a seguir de cerca el proceso
para que ''se enteren exactamente de qué se nos va a acusar, no
las publicaciones filtradas a la prensa''.
A pregunta expresa sobre la posibilidad de que hubiera
''consigna'' en su contra, Quirós y Acosta respondieron que no hay
tal, aunque sostuvieron que las acusaciones se basaban en testigos protegidos
''que carecen de veracidad''.
Aunque ambos se ampararon en el ar-tículo 20 constitucional,
fracción segunda, para no responder las imputaciones que les hace
la procuraduría castrense, en sus breves declaraciones a la prensa
dijeron que confían en que se haga justicia.
En referencia al proceso que enfrentan por homicidio calificado
de 143 campesinos en el marco de la guerra sucia, Acosta Chaparro
declaró: "así como voy a librar esto, así voy a librar
las otras acusaciones".
En uno de los recesos ordenados por el general Tomás
Angeles Dauahare -presidente del consejo-, Acosta Chaparro comentó:
"no hay una sola prueba en dos años dos meses que lleva el proceso,
son puros dichos". Mientras, Quirós señalaba que los testigos
protegidos carecen de veracidad y cuestionaba a la procuraduría
militar por basar sus acusaciones en dichos de "delincuentes" sin aportar
elementos de prueba.
En el caso del ex gobernador de Guerrero Rubén
Figueroa Alcocer, el testigo protegido Gustavo Tarín Chávez,
quien fue miembro del Ejército, manifiesta en sus declaraciones
ministeriales que en los años noventa Acosta Chaparro fue el encargado
de entregarle al ex mandatario estatal una camioneta blindada, además
de un cargamento de 50 rifles AK-47, 10 mil cartuchos para ametralladora
y 5 mil para pistolas de diferente calibre.
Sin embargo, el general, quien ocupó la dirección
de diversas corporaciones policíacas durante el gobierno de Rubén
Figueroa Figueroa (1975-1981), padre de Figueroa Alcocer, no cumplió
con el encargo y se quedó con la camioneta, los cartuchos y las
armas.
El engaño quedó al descubierto años
después, cuando se reunieron Amado Carrillo y Figueroa Alcocer en
el Hotel Presidente, en Acapulco, durante 1995. Ahí, el narcotraficante
le preguntó si había recibido los regalos, lo que sorprendió
al gobernador. Finalmente, según el testigo protegido, todo quedó
"entre amigos" y se resolvió cuando Acosta Chaparro le entregó
la camioneta blindada al ex gobernador
Otro testigo, Michel Roger Acosta, sostuvo que un día
llegó a casa de su padre en Acapulco el general Acosta Chaparro
acompañado por tres judiciales estatales y les dijo que iba de parte
de "su patrón", es decir, de Figueroa Alcocer, quien preguntaba
cómo podía "colocar" un polvo que llevaba consigo, que al
parecer era heroína.
Hasta la fecha no se tiene conocimiento de que la Procuraduría
General de la República investigue a Figueroa Alcocer -quien por
cierto es señalado como uno de los principales responsables de la
matanza de Aguas Blancas- por las revelaciones de los testigos protegidos
que constan en el expediente de la causa.
El ex gobernador de Veracruz Agustín Acosta Lagunes
también estaría relacionado con el narcotráfico, ya
que habría recibido dinero del presunto capo Felipe Lagunes
para su campaña a la gubernatura de esa entidad. El testimonio de
Tarín afirma que se enteró de que Acosta Chaparro era director
de la Policía de Veracruz y fue a pedirle trabajo. Posteriormente
supo que la presencia del militar era para acabar precisamente con Felipe
Lagunes, ya que había tenido problemas con el entonces gobernador.
Respecto a los altos mandos del Ejército, Tarín
afirma que los generales Badillo Trueba y Arrieta recibían regularmente
dinero de Amado Carrillo, incluso el segundo también obtuvo una
camioneta Suburban en 1995 como agradecimiento.
Además de estos generales, el testigo afirma que
Carrillo tenía comprados a los jefes de las zonas y guarniciones
militares de Mazatlán, en Sinaloa; Guaymas, Los Mochis, Nogales
y Ciudad Obregón, en Sonora; Gómez Palacio, en Durango, y
de Nayarit, con lo que se creó así un corredor por el que
se transportaba la droga desde el Pacífico hasta la frontera con
Estados Unidos.
También la prisión de las Islas Marías
fue utilizada para transportar narcóticos procedentes de Perú
y Colombia hacia Estados Unidos, señalan los testigos. Cuando se
acercaba un barco con droga, según los testimonios, el comandante
de la guarnición de la isla mandaba al buque patrulla de la Armada
-que vigila constantemente la zona para evitar fugas de presos- a misiones
fuera de la zona, para que arribaran los barcos camaroneros y descargaran
los enervantes. Se utilizaba la pista aérea de la isla para que
descendieran aviones de Amado Carrillo y así la droga se enviaba
directamente a una zona cercana a Parral, Chihuahua, para de ahí
pasarla al vecino país.
Red de inteligencia del narco
La fiscalía militar presentó testimonios
sobre la intención de Amado Carrillo de crear una red de inteligencia
a su servicio que le permitiera transportar la droga al interior del país.
Para ello, en 1994 los generales Quirós y Acosta
Chaparro aprovecharon su participación en la recién creada
Coordinación Nacional de Seguridad Pública para utilizar
equipos sofisticados de comunicación satelital y equipo de radio
que les habría mandado Amado Carrillo por medio de Rubén
Gardea Vara, quien también es testigo protegido.
Se afirma que una vez que la citada coordinación
desapareció (en noviembre de 1994), los generales continuaron utilizando
los equipos y la estructura de dicha coordinación para apoyar a
Carrillo.
El consejo de guerra se declaró en receso al filo
de las cuatro de la tarde y se reanudará hoy a las 9 horas.