Se cumplió un año de la huelga;
exigen solución
Lázaro Cárdenas, tomada por empleados
de Fertinal
No podemos celebrar el cierre de accesos, pero entendemos
su situación desesperada, dice el gobernador de Michoacán
MIREYA CUELLAR ENVIADA
Lazaro Cardenas, Mich., 14 de noviembre. Un grupo
de 513 trabajadores sindicalizados de la planta Agroindustrias del Balsas,
que hasta hace un año fue la mayor productora de fertilizantes de
América Latina -propiedad del grupo Fertinal, del cual el gobierno
federal posee 47 por ciento de las acciones, por medio del IPAB- tiene
prácticamente tomada la ciudad desde las seis de la mañana
de hoy, en protesta por la falta de respuesta oficial a su demanda de que
se reabra su fuente laboral o se les liquide conforme a la ley, luego de
un año de huelga.
Decenas de camiones con productos perecederos, materiales
como fierro, pipas cargadas de combustóleo y toda una serie de mercancías
que se mueven por este puerto permanecen estacionados en las entradas y
salidas de la ciudad sin poder moverse, porque está bloqueada la
caseta de la autopista que comunica el puerto con el resto del país,
así como las únicas otras dos vías terrestres de acceso
local.
Como
los trabajadores -en realidad el problema afecta a mil 300 familias, entre
sindicalizados, de confianza y personal eventual- habían anunciado
hace mes y medio que tomarían el puerto si el gobierno federal
no les ofrece una salida, la Policía Federal Preventiva entró
anoche a resguardar las instalaciones portuarias, por lo que los afectados
optaron por sitiar la ciudad.
Armados con palos y machetes, permanecen en los accesos
a Lázaro Cárdenas y únicamente dejan entrar o salir
ambulancias, así como personas de la tercera edad o niños.
Víctor Manuel Vizarro, secretario general de la sección 79
del Sindicato de la Industria Química y Petroquímica, dijo
que el gobierno federal "no nos ha dejado ninguna salida, luego de un año
de sufrimiento para nuestras familias.
"No queremos afectar a los ciudadanos ni generar desabasto
en la ciudad, pero llevamos un año platicando con las autoridades
y recibiendo distintos ofrecimientos, mismos que al final no se concretan;
lo que queremos es una definición sobre nuestra situación
laboral, cualquiera que ésta sea... somos trabajadores, no delincuentes,
y no tenemos interés en permanecer aquí atrincherados."
El gobernador del estado, Lázaro Cárdenas
Batel, señaló que "sin duda es grave que los trabajadores
hayan optado por cerrar la ciudad, y no podemos festejar ni avalar la situación,
pero reconocemos que están muy desesperados después de un
año de paro".
Explicó que el gobierno del estado ha participado,
junto con los obreros y distintas dependencias federales, en la búsqueda
de una solución, la cual no se ha podido dar por lo complicado del
problema; "la salida está en manos de las autoridades federales,
y no digo que sea fácil o mágica".
Cárdenas Batel pidió al gobierno federal
"valorar la magnitud del conflicto, porque los afectados directos en este
momento son los trabajadores. Se trata de la planta de fertilizantes más
grande de América Latina, y sería una irresponsabilidad dejarla
morir, seguir cerrando fuentes de empleo y matando a la industria del país".
Es lógico, admite, que los empleados estén
planteando la liquidación como medida de solución, pero habría
que buscar la manera de "mantener viva la planta".
Los trabajadores y la administración de Cárdenas
Batel negociaban anoche la apertura de una de las tres vías de acceso
a la ciudad, con el ofrecimiento de que el presidente Vicente Fox los recibirá
el próximo 13 de diciembre, durante una gira que realizará
por la entidad. Sin embargo, las posibilidades de que aceptaran eran escasas,
luego de que el jefe del Ejecutivo les ha cancelado dos ofertas de encuentro.
"Queremos una solución, o cuando menos una fecha de para cuándo
la tendremos", dice firme el secretario general.
El problema de Agroindustrias del Balsas es complejo.
Fue una de las empresas estatales vendidas a la iniciativa privada durante
el gobierno de Carlos Salinas, la cual fue adquirida por un grupo de empresarios
en el que participaba también Carlos Cabal Peniche; pasó
a manos del Fobaproa cuando Banco Unión fue intervenido a raíz
de sus malos manejos. Actualmente, los accionistas mayoritarios son el
Instituto de Protección al Ahorro Bancario (sucesor del Fobaproa),
con 47 por ciento de las acciones, y el empresario Fabio Covarrubias.
Hace un año, los obreros de la planta se fueron
a huelga por un incremento salarial -querían 14 por ciento, y la
empresa no les daba más de 6 y les imponía paros técnicos-,
y la ya de por sí difícil situación de la empresa
se complicó. Fabio Covarrubias debe al gobierno federal más
de 200 millones de dólares -50 al Banco de Comercio Exterior, 20
a la Comisión Federal de Electricidad y otro tanto al Seguro Social-
y está entrampado en un pleito con una compañía aseguradora,
a la cual le demanda un pago de 800 millones de dólares. Su argumento
ante el gobierno y los trabajadores es que cuando ésta le pague
reabre la planta.
Para que el gobierno la echara a funcionar -es el otro
dueño- se requiere una inversión muy fuerte que la Secretaría
de Hacienda se niega a autorizar.