El país no va a funcionar mientras continúe
el regateo mezquino de sus derechos, señala
Se agrava el problema indígena: Díaz
Polanco
RENATO DAVALOS
Sin haber resuelto el conflicto indígena, en el
gobierno foxista prevalece el "regateo mezquino", que niega el reconocimiento
de los derechos a estas comunidades porque se afectarían enormes
intereses económicos. En el fondo, sólo se aprecia el agravamiento
futuro de la situación en esas regiones, que puede derivar en conflictos
que nadie quiere, externó Héctor Díaz Polanco.
Antropólogo social e integrante del comité
ciudadano plural que definió el cuestionario de la Consulta sobre
Prioridades Nacionales de este 19 y 20 de noviembre, Díaz Polanco
hizo un balance de la circunstancia indígena del país. Desde
tiempos de Zedillo, y ahora con Fox, hay un regateo que proviene de una
posición cómoda para los inmensos intereses en juego.
Cualquier reforma que reconozca un piso económico
a los pueblos nativos afectaría intereses agrarios y comerciales,
porque implicaría la descentralización del poder. No obstante,
la autonomía tiene que enraizarse en el país, porque sería
benéfico para la democracia, estableció.
Autor de medio centenar de libros, Díaz Polanco
refirió que esa autonomía no sólo concierne a fórmulas
aplicables a los pueblos indígenas, debe darse al país en
su conjunto, y eso conlleva la descentralización del poder y de
los recursos en términos de igualdad y tolerancia.
En un repaso de la actitud del presidente Fox en este
tema, expresó que su postura ha dejado mucho que desear. En campaña,
recordó, se la pasó diciendo que suscribiría la iniciativa
de la Cocopa y que la enviaría al Congreso. Si afirmó que
se identificaba con esa propuesta debió difundirla e impulsarla,
pero no lo hizo.
Nadie deseaba que impusiera su punto de vista, pero la
sociedad esperaba que al menos cabildeara el tema con la misma intensidad
con que ha defendido la reforma eléctrica. No ocurrió así,
y ello representó un doble juego.
De vez en cuando, precisó, Fox lanzó un
apoyo, mientras su partido, el PAN, hizo un trabajo distinto, y en alianza
con el PRI dio al traste con lo que se esperaba. Fue un resultado lamentable,
se sembraron expectativas gigantes y se cosecharon pulgas. En consecuencia,
el problema no se ha resuelto, y los acuerdos de San Andrés se quedaron
en la cuneta, con un mensaje final muy ominoso.
Por su parte, el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) ha planteado condiciones mínimas, las cuales se
consideraron razonables, y en la medida en que no hay respuesta, tampoco
se aprecia que el zapatismo cambie el compás de espera y silencio
que ha decidido. No hay de qué hablar porque no hay novedades en
la voluntad de cambio, mientras la situación social fermenta, apuntó.
Lo que se aventura dentro del gobierno foxista -previó-
es una tendencia a los cambios cosméticos. Modificaciones en la
estructura institucional dedicadas al tema indígena, con algunos
nombramientos. En el corto plazo no se ve una transformación sustancial,
y si se juzga por el comportamiento del gobierno foxista, no hay muchas
razones fundadas para el optimismo.
Se vislumbra la continuación de la vieja política
indigenista
Con un cuarto de siglo en la docencia y actual investigador
del Centro de Investigaciones Superiores en Antropología Social
(Ciesas), Díaz Polanco manifestó que en el país debe
quedar establecida una concepción ético-moral en la que se
defina que México no puede funcionar mientras se oprime a una parte
del todo, en el que figuran 12 millones de indígenas. Los argumentos
utilizados para impedir la reforma, que giran en torno a la unidad, sólo
fueron estrategias inaceptables y manipuladoras.
Para que los principios de autonomía permeen en
la nación tiene que haber un "proceso de alfabetización autonómica",
en el que se involucren sociedad y políticos. Sin duda, la consulta
sobre prioridades es un primer paso modesto, y la difusión de los
resultados será una segunda etapa, porque abrirá un abanico
de posibilidades entre distintos grupos.
Esperamos que la participación contribuya a reflexionar
sobre este tema como un pendiente del país. Si el resultado es una
votación claramente en favor de que este asunto se consolide como
una prioridad nacional, será un claro mensaje para el gobierno y
el Congreso, en cuyas manos están los cambios.