Beto el Boticario celebró 50 años
de trabajo con el espectáculo www.pen-d-jos.com
"Magazo soy yo y no hay más, si los hay
son imitaciones pinchonas"
"Mi comicidad siempre ha sido blanca, sin decir groserías
y sin meterme en política", expresó
Festejó con el Loco Valdés, Nando
Estevané, Héctor Bonilla, Benny Ibarra y la Pájara
Peggy
RAMIRO GOMEZ LUENGO ESPECIAL
Divertimento cómico-interactivo muy acorde con
estos tiempos de ilusiones frustradas y cambios de a mentiritas, el montaje
en el teatro República de www.pen-d-jos.com ha sido el mejor
pretexto que tuvo Roberto Ramírez Garza, mejor conocido como Beto
el Boticario, para festejar al lado de Manuel Loco Valdés,
Nando Estevané, Héctor Bonilla. Benny Ibarra y la
Pájara Peggy sus 50 años de carrera.
Enemigo de la nostalgia, por aquello de que lo mejor aún
está por venir, el Magazo admite que jamás pensó
que su aparición en el video de Alex Syntek, Tú necesitas,
junto a Xavier López Chabelo y Alejandro Suárez, lo
pondría de golpe y porrazo en la mira de la chaviza, la cual lo
para en la calle para saludarlo, "a pesar de que muchos de ellos ni siquiera
habían nacido cuando La carabina de Ambrosio estaba en su
apogeo".
Mozo en una botica de su natal Monterrey
Imbuido desde niño de amor por el espectáculo,
debido a que su padre fue uno de los mejores ventrílocuos de su
época, el Magazo debe su apodo a que durante un tiempo trabajó
de mozo en una botica en su natal Monterrey, "lo que me valió el
mote del Boticas entre los muchachos del barrio.
"Pocos
años después, cuando ya estaba de gira en una caravana artística,
un colega me confesó que mi nombre de batalla, en ese entonces Don
Beto, no emocionaba a nadie, y fue cuando vino de inmediato el recuerdo
a mi mente: Beto el Boticario.
"Si tomamos en cuenta que hago magia, canto, imito, toco
la guitarra y hasta me aviento un número de ventrílocuo,
es decir, de todo como en botica de pueblo, considero que le pegué
al clavo."
El Boticario emigró en 1952 a Tijuana, como
parte del grupo Los Braceros, pero una vez que éste se disolvió,
a pesar de que cosechó gran éxito, decidió lanzarse
como solista en plan de Magazo, sin nunca haber recibido clases
de magia.
"Por supuesto que con ese aprendizaje desde un principio
empecé a cagarla, es decir, nada de poses serias, actitudes mamonas
y trucos complicados, sino un cuate en plan cotorro y chambón, como
quien dice Beto el Boticario para servir a ustedes, pues."
Asiduo asistente desde niño al cine de piojito,
donde podía disfrutar de tres películas por el mismo precio
los fines de semana, el Magazo llegó en 1956 a la capital,
donde lo primero que hizo fue visitar los estudios CLASA, a fin de conocer
aquel mundo mágico, pero como no sabían que era Beto el
Boticario, los vigilantes no lo dejaron llegar ni a la puerta.
"Poco después, ya con la credencial 4,009 de la
ANDA, fue cuando pude conocer aquello, pero para mi sorpresa no encontré
nada, puesto que los estudios estaban cerrados y los letreros de grabando
y silencio encendidos.
"Me senté en un jardincito cuando salió
el productor de una de las películas que se filmaban, quien después
sería mi compadre: Paco Pro, el cual, tras preguntarme si era actor,
me pidió que lo ayudara en un casting con gente nueva, entre
ellos Paco Michel y Alfonso Arau, a los que estaban calando para una cinta
que se llamó El buen ladrón.
"Que me aprendo mi diálogo y ahí te voy,
con tan buena suerte, que el director, Mauricio de la Serna, me dijo: te
quedas para hacer el personaje del Charifa."
Gracias a esa película le dieron un Ariel, y después
un Heraldo, lo que le permitió despegar una carrera que cumple este
año medio siglo de trabajo ininterrumpido, "y si bien he hecho de
todo, incluidas 85 películas, mi verdadera vocación es hacer
las mismas pendejadas que estoy presentando ahorita".
A Beto el Boticario no le molesta en lo más
mínimo que lo hayan encasillado en el personaje del Magazo,
"ya que ese señor es, valga la redundancia, mío de mí,
es decir, soy yo y no hay más, y si los hay, pues son imitaciones
pinchonas.
Sobre la marcha
"Nunca temí que la gente se pudiera cansar del
Magazo, porque muchos de los trucos los invento casi casi sobre
la marcha, y si en un principio el sindicato de magos me tiró mala
onda porque andaba revelando secretos de profesión, como les enseñé
a cobrar a los muy ojetes, después hasta las gracias me daban."
Para mucha gente el Magazo está irremediablemente
asociado con la televisión, más concretamente con dos programas
que llenaron toda una época: Siempre en domingo y La carabina
de Ambrosio.
"Recuerdo muy bien cuando en 1972 Raúl Velasco
me pidió que me integrara a su programa, ya que en ese tiempo la
madre de mis hijas, Gloria, agonizaba debido a una larga y penosa enfermedad.
"Moralmente destrozado, rechacé la oferta de Raúl,
pero fue la misma Gloria la que me ordenó aceptar, diciéndome
que eso me iba a ayudar mucho. Y dicho y hecho, monté una rutina
y luego pa'l real, me saludaban hasta en los camiones y me dieron un diploma
porque me aventé 86 programas ininterrumpidos."
Entre las olas de la globalización
En estos tiempos de artistas de academia y estrellas de
un solo videoclip, el legado en cine, teatro y televisión de gente
de la talla de Alejandro Suárez, Manuel Loco Valdés,
Héctor Suárez, Chucho Salinas, Héctor Lechuga y el
propio Magazo hace que luzcan como iconos de una cultura mexicana
que amenaza con ahogarse entre las olas de la globalización.
El Boticario se acepta a sí mismo como parte,
en cierto modo, del inventario nacional, "pero muchas de las cosas que
hicimos en su momento no resultaban ser más que soberanas mamadas,
las cuales trascendieron con el tiempo y ahora son consideradas objeto
de culto, es decir, hicimos obras maestras sin saber que éramos
tan buenos".
El Magazo, a quien nunca le ha faltado el trabajo,
es de los contados artistas que tienen contrato vitalicio de exclusividad
con Televisa, y ya abrevó en las aguas de la cibernética,
puesto que tiene 86 páginas en la red dedicadas a su persona, las
cuales, por supuesto, el no las puso.
"Mi comicidad siempre ha sido blanca, sin decir groserías
y mucho menos meterme en política, y si bien montar una obra como
www.pen-d-jos.com está muy acorde con el rollo de la Internet,
la aldea global y la supercarretera de la comunicación, en el fondo
los recursos de la comicidad siguen siendo los mismos, ya que lo pendejo
jamás se nos va a quitar."