CARLOS GARCÍA DE LEÓN
Cirujano dentista, vive con VIH desde 1996
La mayoría de mis pacientes saben que tengo el
VIH, pero también saben que eso no merma mi calidad profesional.
En el sexo como en la atención médica, el látex es
la mejor protección.
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AGUSTÍN CASARÍN +
Taxista, se enteró de que tenía el VIH
en 1989
Mi trabajo me permite hablar con los pasajeros acerca
de la infección por VIH. En los minutos de tráfico me cuentan
sus intimidades y yo las mías. Creo que hablar con desconocidos
libera tensiones, pues no tienen temor al "¿qué dirán?"
Cuando llegan a su destino ya están sensibilizados respecto al VIH/sida.
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JOSÉ MORALES y MARÍA SOLÍS
Conocieron su estatus serológico en 1996, cuando
ella enfermó
José: Muchas veces hemos sido agredidos
en el IMSS. Una vez, el ex titular de atención al derechohabiente,
Jesús Díaz de Bonilla, nos dijo que el IMSS era la única
institución de seguridad social del mundo que, por lástima,
aseguraba "autos chocados".
María: Hace seis años, en el hospital
de Troncoso, se negaron a operarme de cáncer en la matriz con el
argumento de que tengo VIH y, según ellos, sólo me quedaban
tres meses de vida. Pero yo creo que más bien el médico tenía
miedo de infectarse, y por eso se negaba a intervenirme.
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ADOLFO MARTÍNEZ y MANUEL FIGUEROA
Administrador, seropositivo desde 1992;
hidrobiólogo, diagnosticado VIH positivo en 1997
Como pareja, aceptamos aparecer en la foto porque se
trata de dar un mensaje contra la discriminación, de invitar a la
protección en las relaciones sexuales, de decir que el placer no
está vedado para nadie. Se trata de un mensaje para la vida.
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MIGUEL
A los 4 meses de edad le detectaron los anticuerpos al
virus
¿Lo reconocerías si lo ves en la calle?,
¿qué le dirías?, ¿y si supieras que es VIH
positivo?
Él no lo sabe. ¿Contamos contigo para que
siga siendo feliz?
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EUGENIO PASERINO (izquierda)
Consejero en tratamientos y educación entre iguales
para PVVS. En 1992 se supo portador del virus
En el sector salud la discriminación se inicia
desde que ponen en tu expediente, con letras rojas, VIH. En Querétaro,
el médico general no quería casi ni tocarme. Además
una epidemióloga afirmó que me había infectado por
ser homosexual, como si hubiera una relación forzosa de causa y
efecto entre mi orientación sexual y la infección por VIH.
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