México

Termina serie de shows del Tropicana

JAIME WHALEY

Ese innegable producto cubano de exportación que es la música fue expuesto en una de sus versiones menos tocadas por el tiempo desde que los barbudos -como en aquel tiempo se les conocía- llegaron al poder hace poco más de 40 años.

El añoso pero colorido espectáculo del Tropicana, el mundialmente conocido centro nocturno de la mayor de las Antillas, se presentó en una sola función el pasado fin de semana en el teatro Metropólitan.

Para algunos arcaico, estacionado en la época de fines de los cincuenta, para otros -los más exigentes- hasta falto de creatividad, el espectáculo del Tropi no logró convencer del todo, aunque es de hacerse notar que la calidad interpretativa tanto de músicos, cantantes y cuerpo de baile -ya que se habla de cuerpos, los de las bailarinas, afroditas de ébano, están para cocinarse aparte- es excelente, y la muestra la pone la potente voz de Laritza.

No obstante, el público, que no asistió en cantidad pero llegó a ocupar casi la totalidad de las localidades de la planta baja del enorme recinto del Centro, terminó dándole a la rumba en el número que cerró el programa, que se extendió por 1 hora y 45 minutos.

Tres presentaciones

La presentación de los artistas cubanos culminó una serie de tres shows que tuvieron lugar en nuestro país, como parte de esa ola que desde las costas caribeñas inundó Guadalajara con motivo de la Feria Internacional del Libro. Luego la cumbancha del Tropi hizo escala en Puebla. En la capital de Jalisco se ofreció también una función en un teatro, lo cual les resta un poco de sabor, pues los mojitos o los daikirís son imprescindibles, al igual que la estrellada noche habanera, como ocurre en la vieja casona de la calle 72. Allá en Marianao.

Con todo, los espectadores aplaudieron, y bien, los 15 cuadros en el Metropólitan. Hubo derroche de sensualidad en algunos, como en Danza erótica y Extasis, acto de corte circense en el que el dueto se equilibra en una tablilla colocada sobre un rodillo.