La semana pasada se prohibió fumar en bares y otros lugares de reunión de NY
Activistas del antitabaquismo ganan nuevas batallas en Estados Unidos
DPA
Nueva York, 15 de diciembre. Los fumadores en esta ciudad sienten especialmente la llegada de las bajas temperaturas, pues ya sea frente a la Bolsa -en Wall Street-, a las puertas del Empire State, a la salida de la Estación Central o delante de cientos de rascacielos de oficinas, aguantan el frío en la calle con tal de encender y saborear el tabaco.
La prohibición de fumar en todos los edificios públicos y en los grandes restaurantes entró en vigor hace años en esta ciudad de 8 millones de habitantes, y ahora su situación acaba de empeorar.
El alcalde Michael Bloomberg, que hace 20 años dejó de encenderse pitillos, prohibió la pasada semana fumar en los 13 mil bares, salones de juego, cafés y clubes privados de la mayor ciudad estadunidense. Los activistas del antitabaquismo celebran esta iniciativa y la califican de "señal para todo el país".
Gracias a la nueva prohibición, "cada año morirán mil personas menos", expresó Bloomberg.
"El bar en Nueva York era uno de los últimos grandes bastiones de fumadores", dijo Diane Maple, portavoz de la Asociación Estadunidense para la Lucha contra las Enfermedades Pulmonares. "Al caer ese bastión, seguirán Chicago, Boston y otras grandes ciudades", aseguró.
El gran objetivo de las asociaciones sanitarias es conseguir liberar a Estados Unidos del tabaco. Tanto en esta nación como en su vecina del norte, Canadá, la iniciativa cuenta cada vez con un mayor apoyo, según se desprende de las encuestas. Las demandas multimillonarias de enfermos de cáncer contra las tabacaleras contribuyen a fomentar esta tendencia.
En Florida, los "luchadores contra la nicotina" se han aproximado un poco más a su sueño. En ese estado hace poco se votó en favor de la prohibición total de fumar en todos los lugares de trabajo y en restaurantes. Florida sigue así el ejemplo de California y Delaware. Ahora existen proyectos similares en otras entidades.
Pero también hay grandes grupos de oposición. "A Bloomberg nos gustaría perseguirle hasta los límites del estado", dice Jim Coster, camarero en el pub Bouy Nr. 9, de la ciudad de Nags Head, en Carolina del Norte.
Esta región figura entre los "estados productores de tabaco" del país, al igual que su vecino Virginia. Allí, un poderoso lobby de productores y políticos intenta frenar "la cruzada antitabaco".
Mientras los cigarrillos en Nueva York están sujetos a elevados impuestos y alcanzan el precio récord dentro del país de 8.50 dólares por cajetilla, en Virginia o en Carolina del Norte no se llega a pagar ni un tercio de esa cantidad. Por ello florece el contrabando en la frontera interestatal.
También florece de modo extraordinario la venta online en los estados tabacaleros, así como en las reservas de indios, donde no se pagan esos gravámenes.
En Canadá, en lugar de prohibir han optado por desanimar. En varias provincias las cajetillas de tabaco no sólo tienen que llevar las advertencias del riesgo que significa para la salud, sino que se ha establecido que también incluyan fotos a color de pulmones, bronquios u otros órganos dañados por el cáncer.
Tanto las fotos como las advertencias tienen que ocupar al menos la mitad de la cajetilla. Pese a todo, el consumo de cigarrillos entre los jóvenes canadienses