Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 27 de diciembre de 2002
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Cultura

Es la que mejor interpreta el repertorio latinoamericano, afirma el titular de la agrupación

La OSN, avalada por la crítica internacional: Enrique Diemecke

Su permanencia de 14 años en la orquesta, por el entendimiento con los músicos, indica

ANGEL VARGAS

El director Enrique Arturo Diemecke no titubea ante la pregunta y sostiene que la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) se encuentra lista para colocarse entre las más importantes agrupaciones del planeta.

Y afirma: ''Manejamos mejor que nadie en el mundo el repertorio latinoamericano. Definitivamente la orquesta está lista para dar ese brinco. De hecho ya se le cataloga como una de las mejores en el mundo. Así lo ratifica la crítica de Estados Unidos, que nos ha puesto entre las cinco orquestas que mejor interpretan la música de su país y la región. Además se destaca nuestra dedicación y entrega. Creo que en ese sentido no hay discusión: ya estamos avalados por la crítica internacional''.

A unos meses de cumplir 14 años de trabajo ininterrumpido con la agrupación, hecho que ocurrirá el próximo otoño, el músico guanajuatense atribuye esa permanencia laboral al entendimiento que ha logrado construir con los músicos y de éstos entre sí, dejando al margen situaciones extra artísticas.

"Lo que ha importado es hacer música. Nuestra meta común ha sido buscar el mejoramiento, crecer, y por qué no decirlo, la percepción de las interpretaciones de los diferentes autores", abunda

Para Diemecke, la conciencia de hacer el trabajo diario con entrega, pasión y frescura ha evitado el anquilosamiento tanto de él como de la OSN en estos años de trabajo.

''Lo importante ha sido saber pasar de la pasión al amor, consumar ese amor platónico que sí existe", subraya, y agrega que otro elemento de cohesión ha sido el constante intercambio de papeles entre él, como director, y la orquesta: en ocasiones ser el cerebro y en otras el corazón.

El director se encuentra en breve receso vacacional, al igual que el resto de la Sinfónica Nacional. Sin embargo, ni él ni la orquesta dejan de ser noticia, pues hace unos días relanzaron al mercado tres discos compactos: los volúmenes uno y dos de las Obras maestras de la música sinfónica de México y uno más con piezas del brasileño Heitor Villa-Lobos.

Estos álbumes, reditados por el sello Actus, fueron realizados por vez primera a principios de los años 90 y lograron altos niveles de venta. Según el director, las principales virtudes de estos tres discos son que "fueron grabados con las características que hacen de la OSN una orquesta fuerte: la profunda pasión y la entrega de los músicos. Las obras son interpretadas de una manera que resulta difícil de imitar".

-En un país en el que la continuidad de proyectos no es común, Ƒcómo ha logrado mantenerse casi 14 años en una institución pública como la OSN?

-El secreto radica en que nos hemos entendido bien quienes laboramos en la orquesta. El factor respeto ha sido esencial. No comulgo con esa filosofía de entender el puesto de director como de dictador. Esos tiempos ya pasaron y ahora existe integridad entre la orquesta y su titular. El director que no pueda encontrar esa integridad con su agrupación no durará mucho tiempo al frente de ella. Las cosas son muy distintas hoy día.

-ƑEso quiere decir que el papel de un director se ha transformado?

-En las orquestas contemporáneas, sobre todo las que cuentan con sindicato o unión gremial, los músicos tienen mucha fuerza para poder decidir si el director está abusando de su autoridad. Es un poco como lo que vemos con el gobierno: el Congreso puede impedir que el Presidente haga alguna cosa que está en contra del bienestar del pueblo o de la ley. Eso sucede con las orquestas también y lo considero válido, porque obliga a que la labor del batuta titular se concentre hacia lo que es el objetivo fundamental de su trabajo: la música, a motivar que los músicos den lo que tengan que dar. La música es la que dicta las leyes. Los directores tienen que ser motivadores, gente que respeta y que cuida a su instrumento, la orquesta. Uno tiene que utilizar más la sicología en el sentido de cómo poder sacar lo mejor de cada uno de los integrantes sin necesidad de llegar a la tiranía.

-ƑCómo responde usted a las críticas de que las temporadas de la Sinfónica Nacional carecen de riesgo, por estar fincadas generalmente en obras del repertorio y varios "caballitos de batalla"?

-Siempre hay riesgos en una temporada de conciertos, haga uno repetición o sean obras nuevas. El riesgo nunca se pierde, porque en ocasiones se pueden tocar las mismas obras, los conocidos ''caballitos de batalla'', pero pueden irse convirtiendo en interpretaciones viciadas, anquilosadas. Entonces, el riesgo radica en cómo seguir presentándolo para tener un sonido fresco y con entusiasmo.

''Ahora, cuando uno está cambiando obras constantemente, semana a semana, como la OSN, el riesgo está en conservar el nivel de calidad in crescendo, ya que en una semana uno tiene que aprender un estilo distinto al de la semana anterior. Ese reto es una carrera que nunca termina y algo que debe tenerse siempre en mente".

-ƑCuáles son los principales cambios que ha notado en la orquesta desde su llegada hasta la fecha?

-El entendimiento que hemos logrado nos ha permitido salir de una interpretación acartonada y tener mejor precisión, además de llevar una dinámica profundamente apasionada. El atrevimiento es muy importante, porque existen agrupaciones que su objetivo es la afinación perfecta, pero descuidan la espontaneidad.

''Creo que allí está lo maravilloso de la orquesta conmigo, que muchas veces ensayamos de alguna forma y a la hora del concierto nos atrevemos a hacer algo distinto, más arriesgado, más con el sentimiento. Y esas cosas nos distinguen y por eso creo que la orquesta les apasiona a todos.''

-Entonces, Ƒusted es partidario más de lo emotivo que de lo técnico?

-No necesariamente. Creo que la técnica es una herramienta al servicio de la pasión. Las partes técnicas son rudimentos que deben dominarse para poder obtener así la libertad. Creo que muchas orquestas no llegan a ese punto jamás. La Sinfónica Nacional ya está en ese nivel.

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