Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 27 de diciembre de 2002
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Espectáculos
Leonardo García Tsao

Cero tolerancia

Originalmente llamada De piel de víbora, el séptimo largometraje de la directora Marcela Fernández Violante se ha estrenado dos años después de su filmación bajo el poco atinado título de Acosada. Quien sufre en teoría ese acoso es la protagonista Eugenia Ramírez (Ana Colchero), una dentista chilanga que al volver de un viaje descubre que su departamento ha sido saqueado. El principal sospechoso es Inocencio (Esteban Soberanes), el plomero contratado unos días antes por recomendación de una paciente, quien confiesa haberle contado a unos amigos sobre el viaje de la doctora y el fácil acceso a su departamento. Por supuesto, Inocencio es encarcelado para cargo de conciencia de Eugenia, insegura de su culpabilidad. Para dificultar más el trance, la mujer empieza a recibir llamadas telefónicas y otras formas de amenaza por parte del hermano del plomero. Lo único que pide Eugenia es la devolución de un álbum de fotos familiares, de gran valor sentimental.

Acosada se une al subgénero de reciente creación en el cine mexicano: la indignación clasemediera ante la creciente inseguridad en la ciudad de México. Por desgracia, dadas la pobreza del guión y la no menos pobre resolución formal del mismo, la película sólo reviste interés como síntoma. Una mirada esquemática reduce el conflicto a un asunto de clases -todos los delincuentes hablan como ñeros, claro- y le echa toda la culpa a la ineficiencia de las autoridades, como cualquier reportaje amarillista de Tv Azteca.

El catálogo de lugares comunes sobre lo inútil que es denunciar un crimen y llevar un caso a instancias jurídicas ocupa el discurso de la película, cuya flácida dramaturgia es debilitada aún más por una postura seudofeminista que quiere ver en cada personaje masculino a una fuente de amenaza o ridículo, sea el lastimoso plomero con diálogos de melodrama retrógrado ("soy inocente, doctorcita... le juro que yo no fui, señito"), un risible galán con pose de italiano, un vecino energúmeno, un par de judiciales viscosos o un mecánico llorón.

Eso sería hasta curioso si gozara de una narrativa solvente. Pero Fernández Violante ratifica padecer una especie de dislexia cinematográfica. Como en sus anteriores esfuerzos, las escenas se acumulan sin conseguir una mínima noción de ritmo o coherencia dramática: un flashback torpe e innecesario se inserta para informarnos lo que ya sabemos; la escena en la cual un gañán se quiere saltar la cola de una cocina económica no tiene sentido fuera de aportar otro detalle antimachista. ¿Y para qué sirve aquella en que Eugenia y su vecina española tienen problemas para meter todo el equipaje de la segunda en un elevador?

Por cierto, esa vecina es interpretada por María Bernal, cuyo anterior crédito en la vida real fue como amante del hermano incómodo del salinismo. Al margen de que parece un travesti con ambiciones frustradas de chica Almodóvar, el personaje desaparece después de ser víctima de una violación múltiple y el robo violento de todas sus pertenencias. Ante un crimen realmente grave -del cual no se vuelve a saber nada- el intento de la heroína por recuperar su álbum fotográfico no sólo se antoja frívolo sino francamente tonto.

Para colmo, Acosada culmina con la protagonista haciendo justicia por su mano, apoyándose en la evidencia demasiado circunstancial de unas botas de piel de víbora. A estas alturas, dados los ya numerosos incidentes de linchamiento en poblaciones aledañas al DF, resulta muy cuestionable estar proponiendo la aplicación de la ley del Talión como única solución satisfactoria.

Socialmente irresponsable y con una factura evocadora del cine mexicano de hace tres décadas -la sobreactuación del reparto incluyendo a los extras, un sonido plano empeorado por el doblaje de los actores, la fotografía subestándar de Arturo de la Rosa donde los rostros humanos exhiben matices verdosos-, Acosada aparece en un momento en especial inoportuno pues es un proyecto básicamente financiado por el estado (bajo la administración del sexenio pasado), y los distribuidores y exhibidores podrían utilizarlo ahora como ejemplo reforzador de su poquitera causa. En efecto, si el cine de apoyo estatal fuera siempre de esa calidad -que no lo es, por suerte- nadie estaría dispuesto a dar un peso por él.

ACOSADA

D: Marcela Fernández Violante/ G: Marcela Fernández Violante, basada en la novela De piel de víbora, de Patricia Rodríguez Saravia / F. en C: Arturo de la Rosa/ M: Roberto Félix Sánchez/ Ed: Ramón Cervantes/ I: Ana Colchero, Esteban Soberanes, Beatriz Aguirre, María Bernal, Dino García, Blanca Sánchez/ P: Imcine, Foprocine, Orbitum. México, 2001.

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