BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife-Rahme
EU vs. Norcorea: strip-tease, ciberespacio
y nuclearización
Jugada estratégica de Pyongyang
Dos pesas y mil medidas
Otra opción en el Senado estadunidense: cooperación
con Seúl
NO DURO MUCHO el júbilo por el triunfo del
presidente Roh en Corea del Sur, impulsado por la liberación espiritual
de una coalición de jóvenes y obreros. Súbitamente,
el reactor nuclear de Yongbyon, 90 kilómetros al norte de la capital
norcoreana de Pyongyang, se volvió el centro de atención
mundial, desplazando el tema de la inminente guerra contra Irak.
FUNCIONARIOS DEL Departamento de Estado, que jefatura
el general Colin Powell (un lobo feroz con piel de oveja), catalogaron
la reanudación del programa nuclear de Norcorea como un "mortal
strip-tease di-plomático" encaminado al regreso a las negociaciones
sobre la normalización de relaciones con Norcorea (Financial
Times, 27 de diciembre). ¿Qué tendría de obscenamente
reprensible realizar un strip-tease en aras de la paz peninsular
y un pacto de no agresión entre Washington y Pyongyang? El yin-yang
de la península coreana se confronta al maniqueísmo del equipo
Bush, que incrustó en forma gratuita a Norcorea en la tríada
del "eje del mal" junto a Irak e Irán, cuando la administración
Clinton había conseguido un arreglo aceptable (el "acuerdo referencia"
de 1994) para que aquel país abandonara su proyecto nuclear a cambio
de electricidad provista por dos reactores de agua ligera (incapaces de
servir para fabricar bombas atómicas). Norcorea cumplió su
parte durante ocho años, mientras que Estados Unidos encontró
mil pretextos para eludir su compromiso, al apostar erróneamente
al colapso del régimen.
YA
QUE NOS encontramos en pleno "strip-tease diplomático",
el régimen de Kim Jong Il "ha desnudado" las inconsistencias de
la política exterior del equipo Bush, que maneja dos pesas y mil
medidas en relación con los contenciosos de Irak y Norcorea (para
no meternos con las potencias nucleares Israel, India y Pakistán).
Mientras Norcorea expulsa a los inspectores nucleares, Irak no solamente
los recibe sino que hasta invita a la investigación de la CIA. Mientras
Pyongyang admite en forma asombrosa que realiza un programa nu-clear clandestino
con uranio enriquecido (el otro reactor de Yongbyon es a base de plutonio),
Bagdad niega categóricamente la posesión de "armas de destrucción
masiva" (las biológicas y químicas que le vendieron 24 empresas
de Estados Unidos, incluyendo su Departamento de Defensa, para fomentar
la guerra contra Teherán en la década de los 80). En 1981,
la aviación israelí destruyó el reactor nuclear Osirak/Tammuz
de Irak, por lo que el régimen de Saddam no posee armas nucleares,
a menos que haya realizado pruebas secretas -imprescindibles para su fabricación-
en Marte. Pero la congruencia internacional es lo que menos le importa
al equipo Bush, que pretende aplicar castigos inmisericordes en Irak, quizá
la primera reserva de petróleo mundial según los últimos
vaticinios del propio Estados Unidos, mientras en Norcorea (carente de
petróleo) se opta por una muy confusa "contención a la medida",
que busca su colapso económico (The New York Times, 29 de
diciembre). El axioma bélico de la petrocracia texana resalta en
todo su resplandor: una cosa es Irak, una potencia petrolera pero sin armas
nucleares, y otra es Norcorea, con probables armas nucleares pero sin petróleo.
DE LA CONFESION de los funcionarios de la Casa
Blanca, Baby Bush se ha equivocado en la percepción de las
reacciones del presidente norcoreano Kim Jong Il: se apostó en octubre
a que con un apretón de tuercas Norcorea regresaría
a la mesa de negociaciones y el efecto fue justamente el opuesto: "Norcorea
tiene dos programas nucleares activos en lugar de uno" (David Sanger, The
New York Times, 28 de diciembre). Luego nos salen con que Kim Jong
Il es un "ermitaño, impredecible y paranoide". ¿Cómo
soslayar que el asunto de la península coreana, de un letargo de
medio siglo, pertenece a un remanente de la guerra fría?
Más de 50 años antes de que Norcorea reactivara su programa
nuclear, durante la guerra de Corea, el general McArthur había ideado,
a la vista de los efectos expeditos en Hiroshima y Nagasaki, una "solución
final" con el lanzamiento de seis bombas nucleares, lo que le valió
su despido fulminante al "héroe" de la guerra contra Japón.
NUNCA COMO AHORA la planta nuclear de Yongbyon
sería el lugar ideal para aplicar la "guerra preventiva" y/o la
"solución final" del equipo Bush, lo que no ha pasado inadvertido
en Pyongyang, pero mucho menos en Moscú y Pekín, que ven
con azoro las jugadas bélicas de Estados Unidos, que no traen nada
benéfico para ellos. Una cosa es favorecer la desnuclearización
de la península coreana y otra es promover un "cambio de régimen"
en Pyongyang al estilo Bagdad. Si el silencio de China ha sido estruendosamente
sonoro, Rusia ha culpado a Estados Unidos de la crisis; para no dejar duda,
Moscú ha acelerado el intercambio nuclear con Teherán y ha
fustigado el atentado al orden internacional que practica Washington en
referencia a Bagdad.
EL ULTRAHALCONAZO SECRETARIO de
Defensa, Ronald Rumsfeld, ha llegado hasta jactarse de que Estados Unidos
puede librar dos guerras simultáneas (en Irak y Norcorea) y ganarlas.
En realidad, serían tres guerras simultáneas, porque la de
Afganistán se está reactivando, es decir, no se ha "ganado"
aún. El problema radica en que un error de cálculo en la
península coreana puede llevar a consecuencias catastróficas,
y el horno mundial no anda para los bollos archiardientes del equipo Bush,
por lo que resulta más preocupante que Richard Perle, el flamígero
consejero del de por sí incendiario Rumsfeld, en una entrevista
al superduro Chosun Ilbo (19 de diciembre), en vísperas de
los comicios, haya expresado sin tapujos que "la opción de emplear
tácticas militares no debía ser eliminada", al unísono
de un "aprendizaje de técnicas de contrabaterías de artillería
de parte de Corea del Sur". Parecería que los ultrahalconazos
del equipo Bush buscan incendiar retóricamente la península
coreana y el mar Amarillo que baña Japón, para probablemente
promover la venta de escudos antimisilísticos que saquen a Estados
Unidos de su marasmo económico, cuando el dólar se ubica
en su nivel más bajo de los últimos 23 meses y el oro voló
a niveles sin precedente en los últimos 23 años.
MAS SENSATAMENTE prudente, un verdadero experto
en asuntos nucleares, Richard Lugar, del Partido Republicano, próximo
presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, se ha
manifestado por una solución diplomática (no "final") en
la que participen Japón, China y Rusia (Today, NBC News,
26 de diciembre), lo cual va a ser muy difícil de digerir por los
ultrahalconazos del equipo Bush, que verían sepultado su
fantasioso "unilateralismo". Lugar aboga por una mayor cooperación
diplomática con Seúl, pese a la hostilidad contra Estados
Unidos (habría que matizar: contra Baby Bush) que afloró
en las elecciones.
DE ALLI QUE recobren relevancia las tesis de Kim
Sang-Woo, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Kyung
Hee y asesor del entronizado presidente, el pacifista Roh. El profesor
analizó las tres opciones para resolver el delicado asunto del programa
nuclear de Norcorea (The Korean Times, 16 de diciembre):
1. VIA MILITAR: "guerra preventiva" del equipo
Bush, con la consecuente represalia de Norcorea, que causaría 1.5
millones de víctimas en Seúl y un buen número de muertos
entre los 37 mil soldados estacionados en Corea del Sur, incluyendo una
porción de Japón que se encuentra al alcance de los misiles
norcoreanos; ¿a quién le conviene tal apocalipsis?
2) SANCIONES ECONOMICAS, que desembocarían
ineluctablemente en la vía militar, porque Pyongyang intentaría
desafiar la asfixia que lo puede llevar al colapso. Lo grave radica en
la masiva salida de refugiados que pueden inundar Corea del Sur, que sería
incapaz de manejar sola su impacto caótico. ¿A quién
le conviene el caos humano?
3) NEGOCIAR POR MEDIO del "simple mensaje: queremos
que cambien, no que perezcan, por lo que los pasos hacia las reformas y
la apertura serían debidamente recompensados con mayor ayuda". Aquí
la cooperación entre Seúl y Washington es crucial.
EL PROFESOR ENFATIZA que: "Washington parece cada
vez más estar empujando al cambio de régimen de Norcorea,
tratando de acelerar el colapso del régimen: esto sirve los intereses
de Estados Unidos, pero no el interés nacional de Corea del Sur".
Finalmente, algo que seguro es anatema para los ultrahalconazos
de Washington, que devela el pensamiento geoestratégico de profunda
envergadura del presidente Roh, consiste en la prosperidad compartida para
todo el este asiático que busca Seúl para el nuevo milenio
y va más allá del simplista libre comercio regional y el
proyecto de una divisa común, como desmenuza el lúcido profesor:
"Tenemos los medios de conectarnos cada país dentro de la región
con redes de alto poder; específicamente, una infraestructura común
de Internet y el transporte que puede dar sustento al verdadero significado
de unidad regional". ¿No será que los geopolíticos
aviesos de Washington desean descarrilar el nuevo ciberespacio asiático
y la conexión entre la vía ferroviaria que va de Corea del
Sur, pasa por Norcorea y Rusia y llega a la Unión Europea, que representa
la vinculación de dos zonas geoeconómicas que suman 50 por
ciento del PIB global, superior al 25 por ciento de Estados Unidos?
QUIZA EL PROFESOR universitario peque de exageradamente
cándido, como si Washington lo dejase operar en el vacío:
"Con el liderazgo de Corea del Sur en tecnología de banda ancha,
podemos ayudar a la región entera del este asiático a conectarse
al ciberespacio desde Kamchatka hasta Bombay, desde Irkutsk a Bandung y
de Pyongyang a Lhasa". ¿Se puede permitir que Corea del Sur se vincule
a media Asia sin conectarse con sus hermanos raciales de Norcorea? ¿Quién,
de no ser el triángulo estratégico Rusia-China-India, podría
proteger militarmente la viabilidad del ciberespacio y el transporte multimodal,
idea brillante pero carente de anclajes, propuesta por el profesor Kim
Sang-Woo?
SIN NECESIDAD DE ser genios en geopolítica,
es evidente que la conexión de Pusan (Corea del Sur) a Europa, pasando
por el triángulo estratégico en ciernes Rusia-China-India,
indispuso a los ultrahalconazos, que no pueden aceptar una seria
amenaza a su dominio económico y militar en la parte oriental asiática.
Quizá al borde del abismo, lo magistral de la jugada de Kim Jong
Il, gane o pierda, puso en evidencia la perfidia geopolítica en
Medio Oriente y en el noreste asiático del equipo Bush, que por
medio de "guerras perpetuas" busca su seguridad económica eterna.
HAN CHOCADO LAS percepciones del yin-yang
transpeninsular coreano con el maniqueísmo trivial del equipo Bush,
lo que exige la mediación urgente de un tercero en discordia, papel
que le asienta a la Unión Europea a las mil maravillas. Curioso:
no se trata de un asunto militar, ni siquiera económico, sino más
bien diplomático y de percepción sicológica.