Los Ceresos han convertido en letra muerta
su principal objetivo, señala informe
El sistema penitenciario es "un nido de violaciones
comprobadas": CNDH
Los derechos humanos de los menores que viven con sus
madres también son violados
ANGELES CRUZ
La política para combatir el crimen en México
está totalmente rebasada. No frena la delincuencia ni la inhibe
y, por el contrario, el sistema penitenciario está convertido en
un "nido de violaciones comprobadas" a las garantías individuales
de las personas, afirma la Comisión Nacional de Derechos Humanos
(CNDH).
En un informe sobre la supervisión en las cárceles
del país, el ombudsman concluye que la corrupción
generalizada y la sobrepoblación de los centros de reclusión
-que llega a ser de 200 por ciento- son las principales causas de las deficiencias
crónicas en esos lugares.
Señala que las condiciones materiales y el funcionamiento
característico de los llamados Centros de Readaptación Social
(Ceresos) "han nulificado y convertido en letra muerta" su principal objetivo:
readaptar y reinsertar en la sociedad a quienes delinquen, tal como lo
establecen las leyes.
La mayoría de los 447 penales que existen en el
país son "escuelas del crimen" y reflejo de una política
del tema criminal con 30 años de existencia, que ha quedado completamente
rebasada, pues no detiene la delincuencia ni la inhibe, a pesar de la imposición
de penas de cada vez mayor duración y la tipificación de
nuevos delitos, señala la CNDH.
Como
parte del Programa de Supervisión sobre el Sistema Penitenciario
y Centros de Internamiento, aplicado entre 2000 y 2002, la CNDH encontró
que las principales causas de las deficiencias en las cárceles son
la sobrepoblación y la corrupción generalizada. Esta última
se da en "sistemas de cobro" por recibir servicios o para evitar el cumplimiento
de obligaciones.
A decir del organismo que encabeza José Luis Soberanes,
la mayoría de las instalaciones de los centros de reclusión
están en muy malas condiciones materiales, existen cobros a los
internos a cambio de servicios por parte de custodios y reos, a quienes
se les permite erigir formas de "autogobierno"; hay presencia y consumo
de drogas, privilegios e insuficiente personal de seguridad y custodia.
La acumulación de basura y residuos fecales es
una constante, al igual que la proliferación de fauna nociva en
áreas inmediatas a las del consumo de alimentos; también
se detectó transporte y preparación de alimentos sin higiene
básica, imposición de sanciones de aislamiento sin duración
específica, ausencia de áreas para albergar a enfermos mentales
e inadecuada atención a menores que viven con sus madres.
El reporte de la CNDH detalla que los reclusorios de 19
entidades registran las peores condiciones materiales y de operación.
Son los ubicados en Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur,
Campeche, Chiapas, Coahuila, Chihua-hua, Distrito Federal, Guerrero, Hidalgo,
Jalisco, Nayarit, Michoacán, Oaxaca, Sonora, Tabasco, Tamaulipas,
Veracruz y Yucatán. En tanto, sólo los penales del estado
de Nuevo León acusaron mejorías excepcionales con respecto
a los demás, explica la comisión.
Con respecto a la situación de las mujeres privadas
de su libertad, el informe señala que de las aproximadamente 173
mil personas en reclusión, siete mil son del sexo femenino, las
cuales están confinadas en las mismas áreas que los varones,
debido a que se carece de una reglamentación específica que
haga exigible su derecho a estar en condiciones adecuadas.
Abunda que de los 447 centros que conforman el sistema
penitenciario del país, solamente 12 son femeniles y atienden a
las presas de nueve entidades de la República: Aguascalientes, Coahuila,
Chiapas, Jalisco, Morelos, Querétaro, Sonora, Zacatecas y Distrito
Federal.
La CNDH hizo este año más de 170 visitas
de supervisión a las cárceles, en las que comprobó
que también se violan los derechos fundamentales de los hijos menores
de edad de las internas, cuando tienen que vivir en reclusión con
sus madres.
El documento también refiere el informe especial
emitido a mediados de 2002 sobre la situación que prevalece en los
siete centros de readaptación social y reclusorios preventivos varoniles
y femeniles del Distrito Federal, en el cual se documentaron diversas acciones
y omisiones violatorias de los derechos humanos que afectan a la población
interna.
Con relación a los indígenas encarcelados,
menciona que hay alrededor de 8 mil, originarios en su mayoría de
Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Puebla, Nayarit, Guerrero e Hidalgo. Por su
condición monolingüe, los detenidos difícilmente entienden
a cabalidad la situación que enfrentan.
Entre 2001 y 2002, la CNDH impulsó la preliberación
de 997 indígenas presos con base en el programa respectivo para
promover el otorgamiento del beneficio de la libertad anticipada en casos
que reúnen los requisitos establecidos por las leyes federales y
del fuero común.
Los delitos del fuero federal más frecuentes por
los que purgan condena son contra la salud, portación de arma de
fuego y violación a la Ley General de Población, mientras
que en los del fuero común están robo, homicidio, violación
y lesiones.