Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 5 de enero de 2003
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Política
BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife-Rahme

Nuevo paquete fiscal de Baby Bush y el "subsidio Saddam"

Las cuentas no le cuadran al presidente de EU

NORCOREA PUSO EN ridículo todo el montaje de lingüística bizantina esgrimido por el ultrabelicismo del equipo Bush, que aplica "desconcertantemente" el unilateralismo de la "guerra preventiva" en Bagdad y el multilateralismo apaciguador en Pyongyang. La jugada magistral de Norcorea (que padece hambruna energética de hidrocarburos) en el tablero de ajedrez mundial, cuando Estados Unidos se prepara a librar una guerra contra Irak, demostró que la petrocracia texana que jefatura Baby Bush va tras el botín del oro negro de la antigua Mesopotamia, quizá la región más rica del planeta en este recurso, que tendría 300 mil millones de barriles de reserva, según recientes estimaciones del Departamento de Energía de Estados Unidos (reporte de octubre de 2002).

EL PROXIMO MARTES Baby Bush anunciará en Chicago un descomunal recorte de impuestos que beneficia a la plutocracia oligopólica, por 600 mil millones de dólares, es decir, el doble de lo esperado (The Washington Post, 4 de enero), lo que delata la caída libre de la economía de Estados Unidos, a la que se le agotaron las curaciones monetaristas y fiscalistas. Además de medidas para estimular el gasto (diciembre fue decepcionante para la adicción consumista), el nuevo paquete de estímulo fiscal incluye miles de millones de dólares para los presupuestos de los estados atribulados.

¿DE DONDE SALDRA tanto dinero, cuando el equipo Bush es presa de todos los déficit habidos y por haber? Pues del petróleo de Irak, cuyas reservas a 20 dólares el barril (en un escenario barato) arrojarían unos suculentos 6 billones de dólares, poco menos de lo que se perdió en el delirio bursátil de Wall Street, mientras que un escenario "pesimista" de 80 dólares el barril, de Anthony Cordesman del muy sesgado CSIS (por sus siglas en inglés, Centro de Estudios Estratégicos Internacionales), alcanzaría la escalofriante cifra de 24 billones de dólares (80 por ciento del PIB mundial). Con sólo cinco dólares de ganancia por barril en cualquier escenario, sea "optimista" o "pesimista" (whatever that means, porque depende del prisma del observador), le regalaría (literalmente) un mínimo de 1.5 billones de dólares al equipo Bush: más que suficiente para paliar todos los déficit visibles (de las cuentas invisibles al estilo del síndrome Enron no respondemos).

NO EXISTE NECESIDAD de romperse la cabeza con los cálculos del muy solvente economista George Perry de la Brookings Institution (mucho más seria que el CSIS, que parece una agencia de publicidad), que llega a cotizar el barril a 161 dólares (¡así, con tres dígitos!) con el derrumbe de la casa real saudita: un escenario nada descabellado. De allí que hayamos denominado al paquete de estímulo fiscal de Baby Bush como el "subsidio Saddam", que aportaría a la economía de Estados Unidos lo que la petrocracia texana apuesta como su salvación; no importa que se realice sin redención cuando sus estrategas han concluido, siguiendo los axiomas de Milton, que más vale gobernar los infiernos que servir en los cielos.

LA "LIBERACION DE IRAK" que expectoró Baby Bush (quien evadió el servicio militar, gracias a las palancas paternas en la CIA) en su grotesca arenga de Fort Hood (Texas), ¿se refiere a la "liberación de los yacimientos petroleros" de Irak y su traslado de dominio nacional para el beneficio trasnacional de la petrocracia del eje Houston-Londres? ¿Sabrá el iluso jefe de inspectores de la ONU, Hans Blix, que desde septiembre de 2000 (un mes antes de la elección bananera que entronizó como "presidente" a Baby Bush) el centro ultraconservador PNAC (por sus siglas en inglés, Proyecto para el Nuevo Siglo Estadunidense) había planeado el "cambio de régimen" en Bagdad, a la medida estratégica de Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz, Jeb Bush y Lewis Lebby (The Sunday Herald de Escocia, 27/dic/2002)?

MAS QUE EL 27 DE ENERO, cuando Hans Blix presente sus conclusiones, el día después será la fecha crucial cuando se celebran las elecciones parlamentarias en Israel y Baby Bush dirija su mensaje anual a la nación. Nuestro amigo Joseph Samaha, ex ministro y editor en jefe del periódico libanés Daily Star (4 de enero), asevera que Bush y Blair apoyan sotto-voce al partido Likud en Israel, pese a que el partido jefaturado por Ariel Sharon cayó bajo el control del "crimen organizado" (Haaretz, 4 de enero). Quizá esa sea una de las razones por las que lo apoyan. Porque no se puede entender a la globalización financiera sin su desregulación delincuencial, como acaba de ser lastimosamente exhibido el megaespeculador George Soros, que fue sentenciado en los tribunales parisinos por su criminalidad financiera global.

EL COSTO ECONOMICO de la guerra (los aspectos humanoides no parecen influir demasiado) ha hecho recapacitar a algunos círculos escépticos sobre las cuentas alegres de Baby Bush, quien disminuyó abruptamente a la cuarta parte los cálculos previos de su ex asesor de cabecera, Laurence Lindsey, despedido fulminantemente, quien había estimado un costo de 200 mil millones de dólares (The New York Times, 31/dic/2002). Pues ninguna de las dos cantidades está disponible para el equipo Bush en estos momentos de anemia económica. Mucho más creíbles que las cuentas y cuentos de Cordesman del CSIS son los costos avanzados por la Academia de Ciencias y Artes de Estados Unidos, que incorpora escenarios de duración de la ocupación, reconstrucción y efectos por el alza del petróleo, lo cual podría alcanzar en 10 años (el mismo lapso del "subsidio Saddam") entre 99 mil millones y 1.9 billones de dólares. Para eso, y más, da el petróleo de Irak, siempre y cuando sea trasnacionalizado por la petrocracia texana.

POR LA INSTAURACION de la "democracia" en el Medio Oriente, ¿estaría dispuesto el equipo Bush a gastar tanto, cuando no dispone de capitales para ello? Sin la aprobación de su nuevo paquete fiscal (aunque no se exprese, subsidiado por el petróleo de Irak), Baby Bush difícilmente podría declarar la guerra, la cual se le ha complicado, además de los costos económicos reales, por otros tres factores nada desdeñables: 1) la reticencia de los militares; 2) la oposición de las iglesias cristianas, con excepción de los "bautistas sureños" que maneja Billy Graham, así como de los fundamentalistas cristianos de Pat Robertson y consortes; y 3) la ausencia de una coalición regional, con la excepción de las petromonarquías de Kuwait, Bahrein y Qatar, quizá los más retrógradas regímenes del planeta y que más que países son franquicias de las gasolineras texanas.

ENTRE TODOS LOS obstáculos destaca la oposición militar de dos pesos pesados, los generales Eric Shinseki, jefe del ejército, y James Jones, comandante del Cuerpo de Marina, quienes han manifestado su incredulidad sobre un derrocamiento instantáneo del régimen de Saddam (The Washington Post, 18/dic/2002), por lo que tuvo que salir empavorecido a refutar -cinco días después en el mismo periódico- Paul Wolfowitz, el subsecretario de Defensa, a quien se lo notó, contra su costumbre, excesivamente defensivo.

MAS AUN: DOS CONOCEDORES de la política exterior a los dos lados del Atlántico, lord Douglas Hurd (ex canciller británico entre 1989 y 1995, a quien lo tocó la primera guerra contra Saddam), y el estadunidense Warren Christopher (ex secretario de Estado en 1993 y 1997), han expresado su preocupación sobre una aventura en Irak. Hurd pone en tela de juicio la "opinión popular en Tel Aviv y en Washington" de que la guerra contra Irak instaurará ipso facto la democracia en los países árabes (Financial Times, 2 de enero), mientras Christopher enfatiza que la crisis de Norcorea es más apremiante, ubica el asunto de Saddam como una obsesión familiar de los Bush, fustiga la visión de la "guerra preventiva" y duda que un presidente pueda lidiar con dos crisis al mismo tiempo (International Herald Tribune, primero de enero), como se jactó Rumsfeld, el halcón secretario de Defensa.

FRENTE A LA IMPACTANTE oposición global y doméstica (primordialmente de los militares), Baby Bush ha sido obligado a adoptar un doble carril: por un lado presiona el cerco militar y, por otro, deja abierta la solución diplomática que pasaría por la confesión de Bagdad de su virtual posesión de armas bioquímicas y/o por el exilio forzado de Saddam a Sudán (o Belarús), promovido por un montaje teatral de un golpe de estado, en lo que estaría trabajando tras bambalinas Arabia Saudita para evitar una guerra (The Times y Daily Telegraph, 4 de enero) y con lo que ha coqueteado Richard Boucher (portavoz del Departamento de Estado).

LA VERSION DEL EXILIO de Saddam, una genuina operación de guerra sicológica, salvaría de la vergüenza a Baby Bush, quien acaba de sufrir una debacle en la península coreana (Sur y Norte). Los periódicos iraníes Entekhab y Teheran Times (2 de enero) filtraron una charla telefónica entre los cancilleres de Alemania e Irán sobre la disposición de Washington a bendecir un golpe militar incruento con la ayuda del presidente ruso Putin (el escenario del golpe en Bagdad había sido avanzado por Pravda hace alrededor de tres meses). Las mismas fuentes iraníes aseguran que el ex premier ruso Primakov habría indicado la posibilidad de una visita del presidente Putin a Bagdad con el mismo propósito. Las tratativas tras bambalinas, muy al estilo medioriental, parecen haber envuelto a Turquía, cuyo canciller Yasar Yakis declaró que la solución diplomática por la vía del exilio era "viable" (Le Monde, 4 de enero). No es la primera ocasión que la teocracia de los ayatolas de Irán expresa su deseo de ver a Saddam en el exilio, lo que muy bien convendría a los militares turcos, no se diga a un prototipo de "hermanos árabes". Falta ver si claudica Saddam, quien es un hueso duro de roer, como lo ha demostrado toda su vida. Pero el exilio y/o derrocamiento de Saddam no es lo importante, sino quién controlará los 300 mil millones de barriles de la reserva de Irak, que sirvan para rescatar a Estados Unidos de su marasmo económico. La oposición iraquí "en el exilio" (cómo les fascina el término), conformada por un comité heteróclito de 65 miembros, ya aceptó la hipoteca petrolera bélica de Estados Unidos. ¿Los militares de la Guardia Republicana iraquí tolerarían el "subsidio Saddam"? ¿Cuál sería, entonces, el destino y la funcionalidad de un país como Irak?

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