ASTILLERO
Julio Hernández López
Los silencios
Sobre Canal 40, "ƑYo por qué?": Fox
Arreglos de mutismo pecador respecto de corrupción heredada
El verbo callar y USAbiaga
EL DESPERTAR invernal del Presidente de la República comenzó ayer con una hiriente contradicción, pues al visitar el muy descansado funcionario a los periodistas que cubren la fuente de Los Pinos (para darles un saludo de Año Nuevo y, de paso, hacerles notar que el gobierno estaba haciendo una "modesta inversión" para mejorar la sala de prensa del lugar) no quiso hablarles más que de banalidades, y les negó el derecho a saber la postura de su administración sobre el caso de Canal 40. "ƑCómo pinta el año, señor Presidente, cuál es la prioridad?", fue la primera pregunta incómoda, a la que el jefe del Estado respondió: "no hay conferencia de prensa ahorita, Ƒeh? Nada más sobre el tema del inicio de año". Ante la insistencia en la pregunta subversiva, el alto Ejecutivo federal soltó una dosis de sabiduría comprimida: "Bueno, ya señalamos: mucho trabajo por enfrente todos (en especial para la castellana sintaxis que, desde luego, no se refiere a la falta de autos de sitio en algún expendio de ultramarinos). Es un año más de este gobierno (šOh!, podrían haber expresado los susodichos reporteros, que seguramente ignoraban tal dato de la historia patria); es un año más de este país (otro šoh!, en busca de algún calendario azteca); es un año más para todos los mexicanos y mexicanas (que seguramente tampoco lo sabían); es un año más de trabajo (šOh!, que se declara desempleado)"... Pero alguien volvió a atentar contra el derecho presidencial a callar: "Señor Presidente, Ƒno va a haber ningún pronunciamiento del gobierno sobre Canal 40?", a lo que respondió: "Ya, luego hacemos conferencia. Ya (no hubo tal, sino, por allí de las tres de la tarde, la oferta de Santiago Creel de que en 'las próximas horas' se daría una postura oficial sobre el caso, a partir de lo indagado por la PGR)". Insistencia reporteril: "ƑNingún pronunciamiento?" Y la reiteración presidencial: "Nada". Incluso, según la versión en Internet de El Universal, hubo un momento en que, ante la presión de algunos reporteros para obtener palabras presidenciales sobre el tema, Vicente Fox Quesada soltó un increíble "ƑYo por qué?", que hizo recordar al tecleador un mal chiste (que no contará) en el que un grupo de personas decidía enviar por los refrescos a quien de entre ellos tuviera ciertas deficientes características, pero sin dar nombres, aunque aquel que se sabía poseedor de tales calificaciones negativas reaccionaba de inmediato preguntando, "Ƒy yo por qué?"
SILENCIO COMPLICE y pecador como el que el canciller Castañeda dice que Fox guardó ante la corrupción y la bancarrota en que recibió la administración pública federal en 2000. "Es posible que ese silencio fuera el precio que hubo que pagar por la estabilidad macroeconómica que acompañó al cambio político, y por la alternancia ordenada y sin crisis con la que llegó el presidente Fox al poder", dijo el secretario de Relaciones Exteriores en Veracruz, ante campesinos priístas que llevaron a un foro de análisis de sus problemas a diversos secretarios de Estado. O sea, según entiende este monje cartujo del periodismo astillado, que Fox Quesada negoció, convino, transó en taparles todos sus trafiques a los jijos de sus víboras prietas del PRI con tal de que no le hicieran olas y se la pudiera pasar tan campechano como hasta ahora, anunciando falsas fritangas de peces gordos. šCon razón la tal lucha contra la corrupción ha quedado en mero discurso, si el preciso "pagó" el "precio" de la estabilidad macroeconómica con lo que el abad Castañeda ha llamado "pecado de silencio"!
EN SILENCIO también hubo de quedar ayer un simpático personaje del gabinete ampliado de Estados Unidos, Javier USAbiaga, a quien los tales cenecistas reunidos en Veracruz abuchearon e hicieron callar luego que en su discurso comenzó a echarles ajos y cebollas por andar de llorones acusando al gobierno sin razón, sin ver cual sor juanas que ellos mismos, los campesinos, son la ocasión de lo mismo que luego se quejan. (El que debió haberse callado fue el gobernador de esa entidad, Miguel Alemán, quien, interrogado sobre la razón por la cual prefirió continuar sus vacaciones nevadas en Colorado, en lugar de venir a atender el asunto de la explosión de fin de año que dejó decenas de muertos, pronunció una frase dorada: "No soy bombero, soy gobernador".)
HABLANDO DE bomberos, entre fuego se verá México el próximo 27, cuando los inspectores comisionados en Irak entreguen al Consejo de Seguridad de la ONU el reporte de sus investigaciones sobre armas nucleares y biológicas. Durante décadas, México prefirió el silencio y no promovió que se le eligiera para un asiento no permanente en el citado Consejo de Seguridad, pero el castañedismo foxista buscó en esta ocasión dicho cargo. Ahora el canciller Castañeda ha dicho a los embajadores y cónsules reunidos para el tradicional encuentro de arranque de año que México enfrentará "momentos de tensión" cuando ese informe sea entregado. Recuérdese que George W. Bush quiere guerra por cualquier razón, y México podría verse ese 27 en la tesitura de tener que votar contra el interés del presunto amigo texano.
CALLADO TAMBIÉN le habría ido mejor al subcomandante Marcos. En un extraño giro, rompió en semanas anteriores el silencio que había guardado con tanto celo y se metió en terrenos internacionales relacionados con ETA y el País Vasco. Pues bien, la dirección de aquel movimiento armado acaba de acusar al héroe del sureste mexicano de poco serio, de meter la nariz donde nadie le llama y, lo peor, de haber realizado con sus cartas trasatlánticas "una maniobra desesperada para atraer la atención internacional". Y (šOh! de dolor por el maltrato etarra al enmascarado sin plata) se atrevieron los maleducados a decir que no quieren formar parte "de ningún tipo de 'pantomima' u 'opereta' para poder ganar el favor de las portadas de los periódicos internacionales, las páginas web o ser motivo para la próxima camiseta de moda en la Gran Vía madrileña" (šsopas!).
NO HA DE terminar esta columna referida a los silencios sin expresar su grande gusto por escuchar de nuevo al aire a dos periodistas necesarios para entender lo que pasa en México, Javier Solórzano y Carmen Aristegui, ahora por W radio.
Y HASTA aquí llegan por hoy los ruidos del Astillero, que escuchó El vacilón de la mañana, programa radiofónico de Miami donde increíblemente engañaron al aire a Hugo Chávez, haciéndole creer que platicaba por teléfono con Fidel Castro (a quien dijo la enigmática frase "todo es el martes"), aunque éste ni siquiera le invitaba un cabrito en Monterrey.
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