EL CAMPO ANTE EL TLCAN
Ya son 20 años de abandono, dicen ayunantes
en el Angel
La falta de apoyo nos empuja a rentar la tierra: campesinos
La respuesta del gobierno dependerá de la unión
del pueblo
DE LA REDACCION
Sentados al pie del Angel de la Independencia, 16 dirigentes
campesinos han cumplido seis días de ayuno con la exigencia de que
el gobierno acepte la renegociación del capítulo agropecuario
del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y denuncian
que el abandono oficial del sector en las dos décadas recientes
ha obligado a que 60 por ciento de las tierras ejidales sean rentadas a
latifundistas que eran los antiguos dueños, como ocurre en el valle
del Yaqui, en Sonora.
Son integrantes del movimiento El campo no aguanta más
y dejaron sus parcelas de cultivo para luchar en la capital y llamar la
atención de funcionarios y sociedad sobre la idea de defender la
soberanía alimentaria del país y la vida de los campesinos.
Uno de los ayunantes, Alberto Gómez, dirigente
de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas
(UNORCA), explica: "en los últimos 20 años todos los gobiernos
han desmantelado el apoyo al campo, y ahora se necesita de la voluntad
oficial para que sea prioridad nacional, porque nosotros podemos garantizar
la soberanía alimentaria del país".
Originario del Valle del Yaqui, en Sonora, el ejidatario
Olegario Carrillo pernocta con sus compañeros al pie de la llama
votiva en memoria de los héroes de la Independencia. Desde hace
más de dos décadas lucha por los jornaleros de su región.
No duda cuando expresa: "los agricultores queremos trabajar, queremos vivir
bien de lo que el campo produce y sembrar para nosotros y toda la gente
productos sanos y de calidad.
"Hay mucho que hacer, es cuestión de que el gobierno
se salga de esa insensibilidad y acuerde lo que convenga con base en las
demandas y propuestas que estamos haciendo las organizaciones. Hoy batallamos
para que nos entreguen financiamientos, que además son reducidos,
debido a nos piden una cantidad enorme de requisitos, y los industriales
acopian nuestra producción y se quedan con todas las ganancias.
A lo más que podemos apostar es a lo de la comercialización
que el gobierno ha aplicado para los productores de trigo, maíz
y cártamo".
Muchas veces trabajamos para pagar intereses
"Estamos
vendiéndole al mejor postor -continúa-, pero desgraciadamente
son los acaparadores quienes ponen las condiciones. Cuando llegan los apoyos
es muy tarde y en muchas ocasiones nada más trabajamos para pagar
intereses moratorios y sólo nos quedan migajas". Según Carrillo,
"con la apertura no hay mercado para nuestros productos y las empresas
de comercialización se están acabando. Todavía quedan
algunas donde están integrados los productores de los ejidos, de
la pequeña propiedad y colonos, pero son insuficientes para dar
salida a toda la producción que se levanta en los valles del Yaqui
y del Mayo. Por esa razón, creo que hasta por ahí se nos
ha dejado al garete".
El también integrante de la comisión ejecutiva
de la UNORCA explica: "hay mucha inquietud en los ejidatarios. ¿Sabes
cuál es la angustia o coraje? Que se nos está empujando al
rentismo. Más de 60 por ciento de los ejidos están rentados,
y peor, los tienen los terratenientes o latifundistas que antes eran sus
dueños. Por desesperación muchos están vendiendo su
pedazo de terreno, y eso está cabrón, porque el campo se
está quedando abandonado".
Tercia Francisco Mercado Salvador, coodinador de la UNORCA
en San Luis Potosí, en la Huasteca sur y parte del Altiplano: "Nosotros
estamos igual. El campo se está desarticulando y se está
quedando sin nada por las políticas del gobierno. Yo hago una invitación
a todos los productores del país a que reflexionen que estamos a
tiempo para iniciar una larga jornada en contra esta política. Que
quede claro, estamos dispuestos a no rendirnos. Se nos están uniendo
muchas personas y grupos para remediar la situación en el campo.
"En la ganadería ya se ven los estragos y empieza
a llegar carne importada de mala calidad, la cual está desplazando
a los productores nacionales. Por Tampico está entrando carne en
canal sin ningún control de calidad, y mucha es hasta transgénica."
Con su sombrero de palma, otro ayunante, Carlos Enrique
Villeda, de Tuxpan, Nayarit, interviene: "somos productores de frijol,
arroz, tabaco, frutas y hortalizas, y en este momento estamos en bancarrota.
No hay crédito ni inversión, no hay nada. En los 60, Nayarit
incluso fue el granero de México, pero las políticas agrarias
y agropecuarias del gobierno nos han perjudicado".
Villeda relata el trabajo que han hecho para contrarrestar
la crisis en su región: "Hemos sido propositivos, desde hace un
año creamos una integradora para comercializar el frijol, la cual
beneficia a unos 10 mil campesinos de 15 municipios del estado, y en 2002
pignoramos más de 40 mil toneladas, pagamos a 9 pesos el kilo a
los productores, pero lo estamos vendiendo a uno y dos pesos porque nos
golpea el TLCAN. Ellos lo meten más barato cuando nosotros cosechamos,
y el gobierno no asume ninguna responsabilidad".
Además de padecer a los acaparadores -dice-, "en
octubre nos pegó el Kena, y nos tumbó 13 de 22 bodegas,
con lo que perdimos unas 15 mil toneladas y no hemos recibido respaldo
oficial, ni siquiera nos han dado apoyo del Fonden (fondo de emergencia
para desastres). El único subsidio que hay es Procampo, pero sólo
alcanza para la mitad de las tierras, y la otra parte se renta para sacar.
Es una miseria, en Estados Unidos reciben hasta 30 veces más que
nosotros". En el tono franco de los campesinos, Carlos Villeda concluye:
"Cuando se le dio el voto al Presidente y llegó al poder se comprometió
con el campo, dijo que lo iba a apoyar para sacarlo del rezago, pero no
ha habido respuesta. Por eso le pedimos la moratoria del TLCAN y una buena
política para equipararnos con Estados Unidos y Canadá. Si
no hay respuesta favorable a nuestras demandas va a haber un estallido
social. La gente ya no aguanta más. De 1982 a la fecha han vendido
el puerquito, y la gallinita, y los campesinos ya no tienen nada que vender.
Nosotros tenemos la capacidad para producir mejor, pero necesitamos apoyos".
Sohelio Jaimes, de la Coalición de Ejidos de la
Costa Grande de Guerrero, es viejo en estas lides de la lucha campesina.
Asegura que "el movimiento se ha ido fortaleciendo en los últimos
días. Lo hemos visto con el apoyo que nos han brindado, con las
muestras de solidaridad de diferentes organizaciones del país que
han venido al Angel. También hemos recibido mensajes de apoyo de
Europa, Estados Unidos y de otros países de América Latina.
"La respuesta oficial -sostiene- va a depender de la fuerza
que vayamos teniendo como movimiento. Si logramos crecer a nivel nacional
el gobierno tendrá que aceptar las demandas de los campesinos."
Jaimes tiene claro que el movimiento es largo. "El ayuno continuará
un poco más, no creemos que con esta sola acción vamos a
cambiar la situación del país. Este es un gran paso, estamos
creando conciencia de la importancia de defender el agro."
Ante las consecuencias de la apertura comercial en su
región y de los bajos precios internacionales del aromático,
Jaimes explica que más de 35 organizaciones de cafetaleros del estado
han creado la integradora Guerreros de México, con más de
22 mil productores de café, que logró acopiar el año
pasado más de 35 mil quintales de grano. "El objetivo es que como
productores podamos comercializar el café, y es un paso que estamos
dando al crear un mercado interno a nuestro producto, porque no podemos
depender del internacional. Muchos están abandonando sus parcelas,
pero nosotros queremos conservarlas, ya que el café también
contribuye a la ecología porque se produce bajo sombra y es un pulmón
que tiene el país, y si lo dejamos morir también se acaba
eso."
Por el bien de la nación
"Tenemos esperanza de ganar. Queremos que el pueblo apoye
este movimiento porque es por el bien de la nación. Esta lucha es
asunto de todos los mexicanos para rescatar el campo y dar otro rumbo a
la nación."
Un grupo de mujeres también participa en el ayuno.
Una de ellas, Valeria Vidales, es representante de la Asociación
Nacional de Mujeres Organizadas en Red, que agrupa a 8 mil 500 campesinas
de dos estados.
Valeria dice que están solidarizándose con
sus compañeros porque ellas también trabajan en el agro.
Originaria de la Mixteca poblana explica: "Es importante el papel de las
mujeres, ya que uno de los efectos del TLCAN es que el campo se está
femenizando por la migración de los hombres al norte. Nosotras nos
quedamos en los pueblos y tenemos que trabajar con nuestros hijos las tierras
abandonadas.
"Queremos que el gobierno se toque el corazón para
ver qué está pasando, hacia dónde queremos llegar,
porque la pobreza se agudiza cada vez más y la migración
crece. Tengo familiares que trabajan en el campo de Estados Unidos, y sus
productos los venden a México; ellos aportan su mano de obra y generan
divisas para el país. Nosotros también aportamos algo a la
nación con nuestras parcelas. Esperamos que se revise el apartado
agropecuario del TLCAN y nosotras como mujeres participemos en la discusión,
porque no somos ajenas al problema."
Pide mandar un mensaje a la sociedad: "Esperamos que los
mexicanos de la ciudad no sea tan fríos, porque el problema del
campo y esta lucha son de todos".